Folleto EVC No. 647

DUDAS... Y RESPUESTAS 12

R.P. Pedro Herrasti, S. M.

Introducción

Andamos siempre de prisa, sobre todo en las grandes ciudades: las distancias son enormes, el tránsito es pesadísimo, los compromisos se multiplican, dependemos cada vez con más urgencia del teléfono celular y hasta necesitamos que las computadoras sean más y más rápidas porque no podemos perder nuestros valiosos segundos.
Por todo ello, no se encuentra el tiempo para resolver las dudas religiosas que tal vez nos acosan porque no es fácil ni investigar ni consultara quien más sabe.
Es por eso que la Sociedad EVC ha emprendido la publicación de la Serie DUDAS... Y RESPUESTAS que en un solo Folleto trata de aclarar 4 o 5 de las dudas más frecuentes entre nuestros hermanos con muy buenos resultados pues han tenido buena acogida, lo que demuestra su gran utilidad. Esperamos que el presente folleto les sea de utilidad.

1. ¿VA A DESPARECER LA IGLESIA CATÓLICA?

No es posible negar la crisis actual que azota a esta vieja institución llamada Iglesia Católica. Los tristemente reales escándalos han sido malévolamente utilizados por los enemigos de siempre y los medios de comunicación se han cebado explotándolos hasta la saciedad sin perdonar ni al Santo Padre.
Podríamos pensar que esta es la peor crisis de su historia y que en efecto, la Iglesia desaparecerá prontamente.
Pero la realidad es totalmente distinta: desde siempre la Iglesia Católica ha sido sacudida por terribles tormentas venidas de fuera o desde dentro de la Iglesia misma, que deberían haberla destruido. La Iglesia ha sido comparada con "La Barca de San Pedro" navegando siempre en aguas agitadas y superando siglo tras siglo cuanta crisis haya encontrado.
Si estudiamos la Historia de la Iglesia con detenimiento hasta podemos preguntarnos cómo ha sido posible su supervivencia.
Para tan solo poner algunos ejemplos, en el siglo IV Arrio sostuvo que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad no era eterna como Dios Padre y a pesar de haber sido refutado en el Concilio de Nicea en 325, arrastró a sus filas a muchísimos cristianismos incluidos Obispos de gran influencia. El arrianismo provocó mártires pero la Iglesia se sostuvo firme.
Nestorio (431) Obispo de Constantinopla (hoy Istambul) exaltaba la humanidad de Cristo en detrimento de su divinidad y dividió a la Iglesia sobre todo en los países árabes. En el Siglo XVI surgió la gran escisión Protestante separando de la Iglesia a gran parte de los países de Europa, principalmente los sajones. Ese movimiento equivocadamente llamado de "Reforma", realmente no reformó a la Iglesia habiendo quedado fuera de ella. La verdadera reforma vino desde dentro con el Concilio de Trento y con figuras como San Pio V, Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila, Jerónimo Emiliani, Juan de la Cruz y muchos otros.
Terribles han sido los ataques a la Iglesia a partir de la Revolución Francesa en 1789 cuando la masonería internacional tomó como misión destruir a la Iglesia como lo declaró abiertamente el Gran Maestre de México enfurecido por el restablecimiento de las relaciones Iglesia-Estado en 1992: "La vocación histórica de la masonería es lograr la desaparición de la Iglesia" .
Lo triste de la actual crisis es que en aquellos tiempos los problemas tenían hondas raíces teológicas pero ahora las dificultades han surgido por simples razones de moral sexual. Hoy en día, a los cristianos no les preocupa ni interesa el conocimiento de Dios, sino el libertinaje sexual tildando a la Iglesia de retrógrada, conservadora, intolerante, anticuada, inhumana, etc. por condenar los anticonceptivos, los abortos y la homosexualidad y al mismo tiempo aprovechan para atacarla ferozmente por los pecados sexuales de algunos sacerdotes.
Nadie menciona por supuesto, los abusos sexuales de los clérigos de otras confesiones como son los pastores protestantes o los rabinos israelitas, o bien los perpetrados por miles en los colegios a manos de profesores corruptos y hasta dentro de los hogares por padres, tíos, padrastros y parientes en general.
La pederastia es un pecado por desgracia ampliamente difundido. En Alemania se detectaron 210 mil casos de los cuales 94 se debieron a sacerdotes o sea el 0.045 % y en Austria de 510 casos, se atribuyeron 17 a sacerdotes. Pero los medios fustigan rabiosamente tan solo a los sacerdotes católicos.
Obviamente los pecados de sacerdotes pederastas son totalmente condenables, pero la Iglesia ha sido la única institución en el mundo que ha sabido reconocerlo y pedir perdón humildemente al tiempo que está investigando a fondo las acusaciones para poner el remedio adecuado.
En contraste con los ataques a la Iglesia, la reacción de los católicos a favor del Papa ha sido impresionante, manifestada en multitudinarias concentraciones tanto en la plaza de San Pedro como en la isla de Malta a donde acudió Benedicto XVI para entrevistarse personalmente con las víctimas de los abusos en un ambiente de cordialidad mutua.
Humanamente hablando es inexplicable la supervivencia de la Iglesia a lo largo de 20 siglos en medio de tantas tormentas. Han pasado a la historia reinos, imperios, colonialismos, ideologías, sistemas filosóficos, guerras terribles y la Iglesia está presente hoy en el mundo predicando la salvación que Jesucristo nos ofrece con su pasión muerte y resurrección.
La explicación es de orden sobrenatural: la Iglesia no morirá jamás porque Jesucristo dijo a sus Apóstoles "Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo" (Mt 28,20). La Iglesia vivirá hasta el fin del tiempo y más allá porque su alma es el Espíritu Santo que no ha dejado de vivificarla.
La terrible tormenta actual pasará y la Iglesia saldrá fortalecida y purificada como en las innumerables tormentas del pasado. Vendrán seguramente más tormentas, porque el enemigo no la dejará en paz. ¡Pero Cristo ha vencido al mundo!

2. ¿LAS ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA CATÓLICA ESTÁN DE ACUERDO CON LA BIBLIA?

A la Iglesia Católica no le interesa ni conviene inventar teorías sin sustento Bíblico. Todas sus doctrinas están basadas y relacionadas con la Palabra de Dios. Desde hace 20 siglos los mejores escrituristas y cerebros católicos han estado volcados en la Biblia extrayendo de ella las sublimes verdades que han transmitido fielmente de generación en generación.
El Credo de los Apóstoles, que se ha transmitido durante 2000 años y aprendimos en el catecismo, lo proclamamos ahora con absoluta fidelidad, y tiene por supuesto su base en el Antiguo Testamento y sobre todo en los Evangelios y las CartasApostólicas.
La Apologética es la parte de los estudios Teológicos que demuestra la verdad de la Doctrina Católica. Basta acercarse a ella sin prejuicios para descubrir la absoluta coherencia de la Doctrina Católica con la Biblia.
Verdades como la divinidad de Jesucristo, su Presencia Real en la Eucaristía, su Resurrección gloriosa, la institución por Jesucristo de los Sacramentos incluida la Reconciliación, la Maternidad divina de María y su Inmaculada Concepción, su Virginidad y Asunción al Cielo, la indudable supremacía de San Pedro, la Infalibilidad del Papa, la intercesión de los Santos, la existencia del Espíritu Santo, etc, están perfectamente documentadas y basadas en la Palabra de Dios.
Muy por el contrario, son los Hermanos Separados, siempre eso sí con la Biblia en la mano, los que se alejan de la verdad, como se demuestra con la diversidad de doctrinas que sostienen, llegando a flagrantes contradicciones aún dentro de la misma denominación.
Cuando nos apartamos del Magisterio de la Iglesia Católica basados en la "libre interpretación de la Biblia" proclamada por Martín Lutero en el siglo XVI, se cae en errores hasta grotescos.
Los Testigos de Jehová reiteradamente, con la Biblia en la mano, han pronosticado el fin del mundo y como podemos comprobar, sus teorías han fallado. Los Mormones por su parte, más que basarse en la Palabra de Dios, se basan en la palabra de Joe Smith, que en el Siglo XIX inventó el Libro del Mormón, cúmulo de falsedades fantasiosas.

3. ¿QUÉ HIZO JESUCRISTO DURANTE SU JUVENTUD?

Los Evangelios son cuatro relatos muy escuetos que nos narran tan solo aquellas cosas que constituyen la "Buena Nueva" de la salvación traída al mundo por el Hijo de Dios, segunda Persona de la Santísima Trinidad encarnada en el seno purísimo de la Siempre Virgen María.
No son biografías completas como nos gustaría haberlas tenido para conocer con más detalle todo lo concerniente a Jesús. Recordemos las circunstancias tan especiales en las cuales fueron redactadas: en primer lugar no se había inventado la imprenta y los primeros cristianos para no olvidar las palabras y los hechos del Salvador, escribían penosamente en papiros o pergaminos lo que deseaban no se perdiera porque la Iglesia tuvo que dispersarse debido a la persecución desatada en Jerusalén. Por ello, los Evangelistas, con sus propias memorias y experiencias recopilaron todo y solo aquello que constituía el núcleo de la obra salvadora de Jesús.
De ahí que posteriormente otros piadosos cristianos escribieran lo que llamamos "Evangelios Apócrifos" o sea falsos, no inspirados por Dios, pero que tratan de completar con mucha imaginación piadosa la brevedad de los Evangelios auténticos.
Ni San Mateo, ni San Marcos, ni San Juan se preocupan de narrarnos la infancia o adolescencia de Jesús. Tan solo San Lucas, cronista e historiador, habiendo entrevistado con toda seguridad a la Virgen María, nos relata en sus primeros capítulos algo de Jesús niño, llegando hasta el momento en que Jesús a los doce años se queda voluntariamente en Jerusalén para conversar con los jefes de Israel, asombrándolos con sus preguntas y su inteligencia. Después, dice San Lucas, "Jesús volvió con ellos llegando a Nazaret y les estaba sujeto" (Lc 2, 51). De ahí salta hasta el inicio de la Vida Pública de Cristo con el bautismo en el río Jordán.
Queda pues un vacío en los Evangelios entre los doce y los treinta años porque lo que realmente importa es la autorevelación de Jesús como el esperado Mesías en quien se cumplen no solamente todas las profecías del Antiguo tastamento sino que además es el Hijo único y eterno de Dios que es su Padre y que vino al mundo a dar su vida por nosotros.
Este vacío han querido llenarlo no solo los apócrifos como ya hemos visto, sino también seguidores de otras religiones inventando toda clase de inverosímiles aventuras. Y es comprensible porque Jesucristo es un personaje tan atractivo, que todo mundo desea aprovecharlo para apoyar sus creencias.
Algunos dicen, por ejemplo, que Jesucristo fue a la India para “recibir la iluminación" como dicen le sucedió a Buda y que volvió a Palestina transformado en una especie de guru. La cosa por supuesto no tiene la más mínima demostración histórica ya que no existe documento alguno que lo avale. Pero no hace falta buscar documentos históricos: nos basta conocer los Evangelios en los cuales no se asoma ni de lejos ifluencia alguna de las teorías de la lejana India. La predicación de Jesús es eminentemente israelítica, insertada totalmente en la historia del Pueblo de Dios, revelándose Cristo como un Rabí ciertamente innovador, pero israelita cien por ciento.
Uno de los pilares del hinduismo es por ejemplo la ignorancia de la existencia de un Dios único y la adoración de cientos y miles de dioses falsos. También basan su religiosidad en la equivocadísima creencia en la reencarnación de la cual, Jesús por supuesto no hace la más mínima mención. Por el contrario, nos muestra el Cielo como la casa del Padre en la cual nos ha preparado un lugar con su propia resurrección
Otra de las nefastas consecuencias de la religión hinduísta es el sistema de las castas sociales, noción totalmente ausente en el pensamiento de Jesucristo que por el contrario, predica y pone en práctica la igualdad entre hombres y mujeres, judíos y no judíos, pobres y ricos. Todos somos hijos de su Padre y destinatarios de la salvación eterna.
No, Jesús de Nazaret no es un "hombre iluminado": es la Luz misma que ilumina a los hombres. No necesitó acudir a ningún país lejano para recibir luz de nadie porque siendo hombre, es al mismo tiempo la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Dios encarnado. Cuando a los doce años dejó asombrados con su sabiduría a los ancianos en el Templo de Jerusalén, ciertamente no había ido a la India, ni necesitó ir después, pues siendo Dios, era la misma Sabiduría eterna encarnada en un muchachito de metro y veinte de estatura.
Entonces, ¿qué hizo Jesús en su adolescencia y juventud?.
Nada extraordinario: como apunta San Lucas, "Crecía en sabiduría, en edad y en gracia ante Dios y ante los hombres" (Lc 2, 52)
Fue un niño alegre y juguetón, como todos los niños que se saben amados, tuvo amigos y amigas como todos los jóvenes, asistía a la sinagoga los sábados, aprendió seguramente de San José las artesanías de aquel tiempo y fue por supuesto un cariñoso y atento hijo de María y de su padre adoptivo.
En los Evangelios a partir del inicio de la vida pública de Jesús ya no hay mención alguna de San José y hemos de suponer que el Santo varón murió en los brazos de Jesús y de María, por lo que lo consideramos "Patrono de la buena Muerte".
Jesús siguió con el humilde taller de San José, heredando los rudimentarios instrumentos de aquellos tiempos hasta el momento en que abandonó Nazaret para dar comienzo a su predicación.
Sería una aberración pensar que Jesús dejó a su Madre en la miseria, condenada a pedir limosna en la puerta de la sinagoga. Habiendo sido San José un honrado trabajador, ayudado eficazmente por Jesús, con toda seguridad la Virgen Santísima tuvo medios suficientes de subsistencia, rodeada de parientes y amistades que la amaban y ayudaban. No dejemos pues, volar la imaginación fuera de los Evangelios, inventando arbitrariamente y con mucha fantasía cosas totalmente falsas e indemostrables.

4. ¿SE CASÓ JESUCRISTO?

Hay gente que tiene mucho interés en enturbiar las aguas de la fe. Son por lo general enemigos de la Iglesia a la cual desean presentar como equivocada o perversa.
Libros, obras teatrales, películas, artículos, investigaciones seudo "científicas" ponen en duda o de plano niegan lo que nuestra amada Iglesia nos ha transmitido. Y por desgracia no pocos católicos poco instruidos, caen en la duda y pierden la confianza en la Iglesia.
Vamos por partes: en la Biblia toda, se ensalza al matrimonio como algo bueno, santo, querido por Dios desde la creación del mundo. Si Jesús de Nazaret se hubiera casado, no habría hecho nada malo y los Evangelios lo hubieran mencionado con toda naturalidad, como nos dicen que San Pedro era casado. La Iglesia considera al Matrimonio como un Sacramento, como un camino de santidad, de salvación
Jesús, leemos en los Evangelios, asistió gustoso invitado a una boda en Caná de Galilea, santificándola con su sola presencia y realizando a favor de los novios, por intercesión de María Santísima, su primer milagro convirtiendo el agua en excelente vino.
Pero Jesucristo, para poder predicar con toda libertad el Evangelio, exigió a sus Apóstoles abandonar todo, incluso a su familia natural: "Quien deje por Mí, casa, hermanos y hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más en esta vida y heredará la vida eterna" (Mt 19,29). Si por el Reino de Dios, Jesús pide a sus discípulos renunciar al matrimonio, sería una contradicción que él no hubiera predicado con el ejemplo, dedicándose por completo a realizar la voluntad de Dios.

En el Calvario, Jesús, no teniendo ni hijos ni hermanos, hubo de encargar a San Juan que cuidara de su Madre. De haber tenido hijos, ellos se hubieran hecho cargo de la Santa Abuela.
En el fondo de la pregunta puede existir la intención de exaltar en exceso la humanidad de Jesucristo, olvidando o negando su divinidad y hasta su honestidad, inventando que tuvo un hijo con Maria Magdalena, quien después de todo había sido chica fácil, a la cual incluyen en la Última Cena de Leonardo Da Vinci, en vez del Apóstol San Juan.
¡Hacer de Cristo Salvador, Hijo de Dios Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero un triste galán de televisión, es el colmo!
Son vanos los intentos para destruir a la Iglesia Católica, pero en medio de la lucha por la fe, tengamos confianza porque el Señor estará con nosotros hasta el fin de los tiempos, hasta su venida gloriosa en la Parusía.

“El camino trazado por Jesús con su enseñanza no es una norma impuesta desde fuera. Jesús mismo recorre este camino, y sólo nos pide que lo sigamos. Además, no se limita a pedir: ante todo nos da en el Bautismo la participación en su misma vida, capacitándonos así para acoger y poner en práctica sus enseñanzas. Esto aparece cada vez con mayor evidencia en los escritos del Nuevo Testamento. Su relación con los discípulos no consiste en una enseñanza exterior, sino vital: los llama 'hijos', 'amigos'. 'hermanos', invitándolos a entrar en comunión de vida con Él ya acoger con fe y alegría su yugo ‘suave' y su carga 'ligera'.

S.S. Benedicto XVI

 


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