Folleto EVC No. 344

POR QUE LA RELIGIÓN CATÓLICA NO ES SOLAMENTE LA MEJOR, SINO LA ÚNICA

R.P. Pedro Herrasti, S.M.

 

ARQUIDIOCESIS PRIMADA DE MÉXICO

NIHIL OBSTAT

23 de agosto de 1998

Pbro. Lic. José Luis Guerrero Rosado Censor

IMPRIMATUR 7 de septiembre de 1998

Pbro. Lic. Guillermo Moreno Bravo vicario General

 

INTRODUCCIÓN

Conocida es la expresión, pronunciada por personas ignorantes o de mala intención, de que "todas las religiones son buenas".

Esto es totalmente falso como vamos a ver en el presente estudio, pero además es altamente peligroso ya que los incautos dejarán de apreciar la Religión Verdadera y podrán adherirse a una de las tantas iglesias o sectas que hacen propaganda por las calles o aún caer en una indiferencia rayana en el ateísmo.

De ninguna manera da igual ser Católico que protestante, budista o testigo de Jehová. Decir que todas las religiones son buenas porque todas llevan a DIOS", es simplemente un error garrafal ya que muchas de ellas ni siquiera conocen al verdadero Dios. Sus preceptos morales, sus ritos culturales y sus consecuencias sociales pueden ser funestas como hemos visto recientemente en sectas que han llegado al suicidio colectivo en diversas partes del mundo.

 

EL HOMBRE BUSCA A DIOS

Desde que el ser humano ha habitado este planeta, ha comprendido su propia pequeñez y sus limitaciones y ha buscado relacionarse con divinidades imaginarias surgidas de sus temores ante fenómenos naturales como tormentas, terremotos, rayos e incendios dando por resultado dioses como Tlaloc, dios de la lluvia para los aztecas, o Ra el dios sol para los egipcios. Los griegos y los romanos inventaron complicadísimas mitologías en las cuales se entremezclan todas las pasiones humanas proyectadas a divinidades como Júpiter, Marte, la Cibeles o Venus.

Igualmente su temor ante la inevitable muerte, los llevó a pensar en una vida en el más allá. Prueba de ello son las múltiples tumbas encontradas por los arqueólogos en todas partes del mundo, en las que con el cadáver enterraban muchos objetos, comida para el viaje al otro mundo y hasta en algunos casos a sus esposas y soldados.

Culturas en otro sentido muy evolucionadas, como la egipcia o la maya, no tenían ni idea del Dios único y verdadero ni de la relación que el hombre puede y debe tener con su Creador.

 

DIOS BUSCA AL HOMBRE

Los estériles esfuerzos del hombre para encontrara Dios, fueron subsanados por El mismo: llevado por su amor al hombre, se dignó revelarse a un hombre llamado Abraham, de Ur de Caldea, 1900 años antes de Cristo. Y esto es historia, no cuentos. Abraham existió en realidad, como lo demuestran las excavaciones arqueológicas en Sumeria. Los personajes y los hechos que nos relata la Biblia anteriores a Abraham, no son históricos en el sentido moderno de la palabra.

Con Abraham da comienzo un nuevo pueblo: el Pueblo de la Alianza, un pueblo que conoce al verdadero y único Dios.

Con sarcasmo se burlan de los otros pueblos que adoran hechuras humanas: "los ídolos de las naciones, plata y oro, obra de mano de hombre, tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen, ni un soplo siquiera hay en su boca. Como ellos serán los que los hacen" (Sal. 135,15-18).

Ahora bien; Dios establece con este pueblo un pacto muy especial, serán el Pueblo de Dios si ellos a su vez no adoran otros dioses: "Te haré fecundo sobremanera, te convertiré en pueblos y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi alianza entre nosotros dos y con tu descendencia después de ti, de generación en generación; haré una alianza eterna de ser yo el Dios tuyo y el de tu posteridad" (Gén. 17,6-7)

A este Pueblo suyo, Dios por medio de Moisés, le dio lo que conocemos como "DECALOGO", que pone bien claro lo que ya está en el corazón de los humanos, y llamamos "ley natural". Israel se aferra a la Ley y hace de ella el cimiento de su identidad. Tan solo Israel conoce al verdadero Dios y se esfuerza por guardar sus Mandamientos.

El Antiguo Testamento nos relata el crecimiento, las infidelidades, los castigos merecidos por ellas, las guerras, triunfos y derrotas del pueblo de Israel. El tema latente es siempre la alianza: el rechazo absoluto de la idolatría (tentación perenne de la humanidad aún en nuestros días); Dios que va educando a su pueblo por medio de los profetas, sus portavoces, para que su pueblo le sea fiel y le anuncia un misterioso personaje llamado Mesías que salvará a Israel.

Todo esto duró 1900 años aproximadamente. Y cuando Dios lo creyó oportuno, cumplió sus promesas y se acercó al hombre de una manera que éste nunca lo hubiera imaginado.

 

DIOS ENTRA EN LA HISTORIA DEL HOMBRE

"Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley para rescatar a los que se hallaban bajo la ley y para que recibiéramos la filiación adoptiva" (Gál.4,4-5).

Todos conocemos lo que sucedió en el pueblecito de Nazaret cuando el Arcángel Gabriel se apareció a una doncella virginal para anunciarle que sería la Madre del Hijo de Dios. Jesucristo es obviamente el personaje central de la historia humana. A partir de su nacimiento el tiempo se divide: antes de Cristo o después de Cristo. Nadie como El porque siendo verdadero hombre "nacido de mujer" es sin embargo "Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero".

No es este el estudio para demostrar a fondo la verdad de la divinidad de Jesucristo, pero baste decir que después de muerto por la redención del género humano, demostró su divinidad resucitando y vive para siempre ya que la muerte no tiene dominio sobre Él.

LA VERDADERA RELIGIÓN

Jesucristo, Dios hecho hombre, en su vida apostólica, lo primero que hizo fue fundar su Iglesia, reuniendo a aquellos que después de El, deberían llevar a todos los rincones de la tierra el mensaje de salvación, la Buena Nueva o Evangelio.

Estas dos verdades: que Dios se ha revelado y que Jesucristo es persona divina, destruyen y hacen obsoletas automáticamente todas las intentonas del hombre para entrar en relación con Dios y además indican sin lugar a dudas cual es la Religión Verdadera y cuál es la Verdadera Iglesia, la que El fundó en los Apóstoles y permanece hasta nuestros días, la Iglesia Católica. Cuando Dios habla o actúa, al hombre, simple criatura, no le queda sino creer y agradecer.

La Religión verdadera no puede ser invención humana una vez que Dios mismo ha tomado la iniciativa. La Religión que Dios instauró es por tanto la única verdadera así como la Iglesia que El fundó. Todo lo demás son intentos humanos, más o menos nobles, con valores más o menos aceptables, con ideas tal vez cercanas a la verdad y en ocasiones imitaciones más o menos burdas de la Religión Verdadera.

Las religiones paganas.

Sin la revelación que Dios hace de Sí mismo al hombre, surgieron desde la antigüedad religiones muy extendidas pero no por ello menos falsas. Analizaremos tan solo dos de ellas, que por cierto están teniendo adeptos entre personas inquietas e ignorantes en los países occidentales.

EL HINDUISMO

La religión de los hindúes está fundada en el libro de los Vedas, tal vez derivada de otra religión llamada jainismo. Es la recopilación de creencias, ritos, preceptos creados por la experiencia de muchos santones, brahamanes, filósofos y videntes. Es una religión vastísima, que parece confusa y crasamente politeísta, pero que en realidad es monoteísta, es decir que reconoce a un solo Dios, pero con mil formas diferentes. Para entender esto, conviene dar una ojeada a sus términos básicos, uno de los cuales es el DHARMA.

Dharma significa indistintamente Armonía, Orden, Ley y viene siendo el nombre hindú de la religión hindú. Es inmensamente ecléctica o tolerante y dentro de ella cabe todo tipo de actitudes o liturgias. Jamás ha tenido un fundador ni una autoridad central, ni una organización ni un credo más o menos fijo. Un hindú puede ser absurdamente politeísta, adorando imágenes y observando mil supersticiones o ser rígidamente monoteísta. Hasta hoy, cada uno está en libertad de decidir si debe creer que la Suprema Realidad es una esencia o un espíritu impersonal y de ahí que se le llame BRAHAMAN, término neutro, o bien un Dios personal, BRAHAMA, que es masculino.

Hay en el hinduismo diversas clases de YOGA, según el temperamento de cada quien pero siempre es una disciplina, un sistema o método para vivir y ser mejores.

KARMA significa "actos" físicos o mentales y la Ley del Karma es la cuenta de todos los actos realizados en la vida. Es una ley inexorable e ineludible. Al morir, según la cuenta karmática, se reencarna en un estado superior o inferior, hasta que se acumulen los méritos suficientes para ya no renacer.

La ley del Karma es terrible ya que exige que se sea a fondo lo que se es: si se nace intelectual, guerrero, comerciante, agricultor o sirviente, jamás se podrá ser otra cosa e intentarlo sería criminal e insensato ya que es atentar contra el karma.

El karma puede llegar a ser horrendamente cruel ya que si nazco pobre, no puedo cambiar jamás y si me esfuerzo, trabajo y me hago rico, lo único que hago es quebrantar el karma y acumulo penas para la próxima vida; peor aún, si nací rico y movido por compasión reparto mis riquezas entre los pobres, ellos y yo estamos quebrantando nuestro respectivo karma y lo pagaremos caro en otra reencarnación sobre todo yo que fui el que los corrompí.

El respeto a la vida o AHISMA, puede sonar muy bonito y muy moral, pero en realidad llega a extremos terribles. No se puede matar a un animal que lleva horas herido o días en una agonía espantosa, ni tampoco a las ratas que están devorando la comida de mis hijos y eso es exactamente lo que actualmente pasa en la India.

Para un Católico es asombroso y triste el comprobar el exuberante politeísmo de los hindúes: son capaces de adorar, casi a cualquier cosa, desde elefantes y mandriles hasta ratas o trozos de madera y piedras informes consideradas como deidades locales.

Adoran así a cientos de miles de dioses, sobre todo la gente inculta, considerándolos tal vez, como manifestaciones de una divinidad única. Todo cuanto existe, montañas, ríos, espíritus, humanos, animales, etc., son parte de la divinidad.

Vacas sagradas, castas sociales, reencarnación, vegetarianismo como precepto religioso, ríos y montañas sagrados, etc., son realmente incomprensibles para un occidental. ¿Cómo es posible que una cultura tan desarrollada, capaz de haber elaborado un arte tan exquisito y una arquitectura sensacional, religiosamente hablando no haya podido llegar a un conocimiento de Dios más adecuado a la verdad?

EL BUDISMO

Buda nació en Nepal 563 años antes de Cristo y es un personaje altamente legendario. Educado en el hinduismo más estricto, al descubrir la realidad del dolor y de la muerte, se decepcionó de esa religión y abandonando a su esposa e hijo, según sus seguidores fue "iluminado" bajo un árbol llamado Bodhi y a partir de entonces, cuando tenía 29 años, se dedicó afanosamente a predicar sus doctrinas. Fue más que nada un filósofo, por lo que podemos decir que el budismo no es una religión, sino un sistema filosófico, una ética de la vida, ya que Suda nunca habló de Dios y por definición no puede haber religión sin Dios.

Según el budismo, la esencia del ser está contenida en las "Cuatro Nobles Verdades", descubiertas por Buda bajo el Bodhi, a saber:

1a. la verdad sobre el sufrimiento o el hecho de la enfermedad y el dolor;

2a. la verdad de que el dolor tiene una causa;

3a. la verdad de que el dolor puede suprimiese (lo que es toda una revolución y superación de la doctrina fatalista del karma) y

4a. la verdad de que el dolor cesará siguiendo el "Noble Sendero Octuple".

Esta cuarta verdad es la base y regla del budismo práctico. Estriba en lo siguiente: ideas rectas, intención recta, acción recta, vida recta, palabra recta, esfuerzo recto, meditación recta y contemplación recta. El budista necesitará muchas vidas esforzándose en vivir estas ocho verdades para convertirse en "digno", y pueda entrar entonces en el Nirvana.

En todo esto y en muchas más complicadísimas doctrinas budistas, no existe relación alguna del hombre con un Dios personal, lo que constituye la esencia de cualquier religión. El budismo es como dice Juan Pablo II en su libro "Cruzando el Umbral de la Esperanza", un sistema ateo. Viene siendo tan solo un sistema ético orientado a suprimir el mal en la presente vida, "pero no buscando el bien que viene de Dios, sino solamente mediante el desapego del mundo, que es malo. la plenitud de tal desapego no es la unión con Dios sino el llamado Nirvana, o sea un estado de perfecta indiferencia respecto del mundo". Esta perfecta indiferencia se conseguirá tal vez en el transcurso de muchas vidas.

El Nirvana es descrito solo en forma negativa, ya que no se parece a nada conocido, pero que no es, como frecuentemente se intenta describirlo como una aniquilación del ser o la no existencia.

Por el contrario, el desapego de las cosas de este mundo que nos propone el Cristianismo, es totalmente distinto ya que proviene "de la verdad sobre Dios Creador del mundo y sobre Cristo su Redentor. Esto constituye una fuerza que inspira un comportamiento positivo hacia la creación y un constante impulso a comprometerse en su transformación y perfeccionamiento".

El mundo, para el cristiano, es criatura de Dios y no tiene sentido hablar del mundo como un "mal radical".

El budismo, como suele suceder en las religiones orientales, sobretodo las más antiguas, incluida el Hinduismo, ha venido evolucionando fuera de control y tanto en sus creencias como en sus prácticas morales y culturales, son de una variedad sorprendente.

Igualmente sorprendente es la influencia que un sistema tan extraño como el budismo esté teniendo en algunos sectores del llamado "primer mundo". Personas decepcionadas de la vida occidental, que ciertamente deja mucho que desear, buscan la felicidad y la paz interior en Oriente. Actores y actrices de Hollywood, ahítos del desenfreno, de las drogas, de fracasos amorosos, etc., intentan darle a sus vidas un sentido lejos de Aquel que es "El Camino, la Verdad y la Vida".

A los que se sienten atraídos por el budismo y sus métodos, "habría que recordarles, dice el Papa, que es necesario primero conocer el propio patrimonio espiritual y reflexionar sobre si es justo arrinconarlo tranquilamente".

El florecimiento del budismo en el occidente cristiano viene con las ideas del "New Age" o la "Nueva Era", "movimiento que no significa una renovación de la religión, sino que tan solo tergiversa la Palabra de Dios sustituyéndola por palabras solamente humanas".

Terminemos diciendo que a Buda, que no fue sino un filósofo, lo han divinizado sus seguidores. Sus imágenes abundan por millones, algunas ciertamente bellísimas, representándolo con las más distintas facciones y estilos según la cultura del país donde se le rinda culto, llegando al extremo de tener Budas femeninos.

RELIGIONES MONOTEISTAS

El Islam.

A diferencia del Hinduismo y del Budismo, el Islam adora al Dios único, como los Judíos y los Cristianos. Fue fundado por Mahoma que vivió de 570 a 632 d.C. Era un árabe nacido en la Meca, dedicado al comercio, pero disgustado con la idolatría dominante entre los árabes, se sintió llamado a reformar tanto la religión como la vida social. Habiendo tenido conocimiento del judaísmo y del cristianismo, fue formulando una nueva religión monoteísta con tal éxito que al morir, Arabia entera estaba en sus manos después de feroces batallas contra sus enemigos judíos y árabes. Tuvo once esposas y murió en Medina.

La palabra "Islam" en árabe quiere decir resignación o sumisión total a la voluntad de Dios y la religión de Mahoma se extendió en un solo siglo, desde Arabia hasta España por occidente, y la India por el oriente. Mientras que en Europa fue perdiendo fuerza ante el cristianismo, por oriente se propagó sin dificultad. Hoy en día no tiene menos de 450 millones de adeptos, la mayoría de ellos en Asia, pero ocupan todo el norte de Africa, Turquía y los Balcanes.

La profesión de fe del Islam es la "shahada": "No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta". Su libro sagrado es el Corán, considerado como el último libro revelado. Mahoma es el último de los profetas. El Corán trata con mucho respeto a Jesucristo, pero rechaza sin vacilaciones su divinidad y su crucifixión y consiguientemente su resurrección.

Citando nuevamente al Papa Juan Pablo II, añadimos: "Cualquiera que, conociendo el Antiguo y el Nuevo Testamento lee el Corán, ve con claridad el proceso de reducción de la Divina Revelación que en él se lleva a cabo. Es imposible no advertir el alejamiento de lo que Dios ha dicho de Sí mismo. Toda la riqueza de la autorrevelación divina ha sido de hecho abandonada en el islamismo".

"Al Dios del Corán se le dan unos nombres que están entre los más bellos que conoce el lenguaje humano, pero en definitiva es un Dios fuera del mundo, un Dios que es sólo Majestad, nunca Emmanuel, Dios con nosotros. El islamismo no es una religión de redención. No hay sitio en él para la Cruz y la Resurrección. Jesús es mencionado, pero sólo como profeta preparador del último profeta, Mahoma. Por eso, no solamente la teología, sino también la antropología del Islam, están muy lejos de la Cristiana".

Todos los "fundamentalismos" son nocivos y están en el error, pero cuando los fundamentalistas islámicos, con el Corán en la mano, llegan al poder político o militar, son simplemente terroríficos. No tan solo combaten a muerte a otras religiones, sino que entre ellos mismos, realizan auténticas masacres y genocidios, como hemos presenciado horrorizados en Argelia, donde han asesinado inmisericordemente, por millares, a hombres, mujeres y niños.

 

Religiones Cristianas

Desde el siglo primero del Cristianismo hubo herejías y dolorosas separaciones (cismas) y la Verdad Católica ha tenido que sufrir y sortear hábil y pacientemente desviaciones en todas direcciones: Arrio, Pelagio, Nestorio, etc., hicieron y siguen haciendo daño al Catolicismo.

LA IGLESIA ORTODOXA

Una de las tres grandes divisiones del cristianismo es el conjunto de Iglesias "Ortodoxas" que conservan la doctrina y ritual de los Apóstoles. Se separaron de Roma durante el Imperio Bizantino, de lengua griega, y sus misiones convirtieron a los pueblos eslavos. También hay otras Iglesias Apostólicas como la Abisinia, Copta, Caldea, Armenia, Georgiana, etc.

No tienen una autoridad suprema sino que forman una federación de Iglesias autónomas que celebran el culto en sus propias lenguas y siguen sus propias costumbres y tradiciones. La Iglesia principal es la de Constantinopla (Istambul actual) cuyo obispo lleva el título de Patriarca Ecuménico.

En el transcurso de los siglos XVI y XVI varios grupos de cristianos ortodoxos se unieron a la Iglesia Católica y son llamados "uniatos". En México tenemos por ejemplo a la Iglesia Maronita, en perfecta unión con Roma.

Hay en Bélgica un monasterio benedictino en Chevtogne, consagrado a buscar la unión de católicos y ortodoxos y podemos decir que existen buenas relaciones ecuménicas y esperanzas de una perfecta unión en tiempos futuros.

LOS PROTESTANTES

Pero actualmente podemos decir que la amenaza principal a la Verdadera Religión, viene de parte del Protestantismo.

Este movimiento equívocamente llamado "Reforma", dio comienzo en el siglo XVI con la rebelión de Martín Lutero, seguido por otros muchos como Calvino, Zwinglio, Enrique VIII, etc.

Bastaría para descartar a las Iglesias Protestantes el considerar la calidad moral de sus fundadores ya que ninguno de ellos puede presentarse ni de lejos como modelo a seguir.

¿Cómo comparar la santidad inconmesurable de Jesucristo, fundador de la iglesia Católica, con Martín Lutero, sacerdote agustino que habiendo hecho voto de obediencia desobedeció directamente al Papa; que habiendo hecho voto de castidad sedujo a la monja Catalina Bora un Viernes Santo y faltó también a su voto de pobreza al apoderarse del convento en el que había pronunciado sus votos religiosos?

¿Y qué pensar del Rey de Inglaterra, fundador del Anglicanismo, que se separó de la Iglesia para repudiar a su legítima esposa Catalina de Aragón y casarse con Ana Bolena a la que mandó matar para vivir con Juana de Seymour y luego seguir con Ana de Cleves y Catalina Howard, a la que también mandó al cadalso para enredarse con Catalina Parr?...

Enrique VIII hizo morir nada menos que a 21 obispos, 500 sacerdotes y 72,000 fieles, clausurando cuando menos 400 monasterios, muchos de los cuales se yerguen arruinados como testigos mudos de una persecusión religiosa que no debe olvidarse.

En tiempos más cercanos, en el siglo pasado, surgen fundadores de religiones nuevas por centenares y miles, sobre todo en Estados Unidos de Norteamérica, donde están registradas no menos de 20,000 "iglesias cristianas".

Dos de ellas, principalmente, hacen estragos entre los mexicanos ignorantes en religión: los Testigos de Jehová y los Mormones.

El fundador de los primeros, Charles T. Russeli, fue un pillo redomado, repudiado por su esposa debido a sus adulterios y malos tratos, encarcelado por vender "trigo milagroso" que iba a producir una cosecha quince veces más rica que el trigo normal. También vendió "frijoles milenarios" y "remedios milagrosos" para curar apendicitis, cáncer y tifoidea. Anunció una y otra vez la segunda venida de Jesucristo hasta que murió en 1916. Le sucedió en el poder el "Juez" Rutherford, que trató de borrar la memoria de Russell y fue tan pillo y embaucador como el primero.

Los Mormones, por su parte, deben su existencia a Joe Smith, dotado de una imaginación fabulosa y pillo como los anteriores, que fuera expulsado de su pueblo por inmoral y al fin asesinado por enfurecidos correligionarios, no sin antes haber dejado oficialmente 27 viudas. Por eso los mormones prefieren hablar de Brighman Young, sucesor de Smith y también ardiente y muy activo polígamo, fundador de Salt Lake City, sede del mormonismo mundial.

Difícilmente podríamos decir que los mormones son cristianos, ya que las ideas que tienen de Jesucristo y de Dios mismo, se oponen radicalmente a la verdad evangélica.

Podemos decir que tanto las iglesias "históricas", surgidas a partir del siglo XVI, como las múltiples divisiones y subdivisiones derivadas de ellas, como las sectas, no pueden, de ninguna manera decir que fueron fundadas por Jesucristo. Su mismo nombre las delata: luteranos, anglicanos, calvinistas,wesleyanos, mormones, etc. Históricamente hablando, con todo rigor, siglo tras siglo por 2000 años, es la Iglesia Católica la fundada por Nuestro Señor. Si de ella se han desprendido ramas fundadas por hombres en muchas ocasiones muy poco ejemplares como hemos visto, automáticamente quedan descalificadas como la verdadera Iglesia, portadora de la verdadera Religión.

"Aquellos que nacen hoy en las comunidades surgidas de la ruptura con la Iglesia Católica y son instruidos en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación y la Iglesia Católica los abraza con respeto y amor fraternos" (Catecismo de la Iglesia Católica núm. 818).

 

Las Doctrinas Protestantes

Sin excepción, al separarse de Roma, sede de la Cátedra de San Pedro, los "hermanos separados", han ido cayendo en errores fatales. El primero de todos, el más nocivo, es el desconocimiento de lo que es la Iglesia de Dios. Para poder separarse de la Iglesia Católica y estructurar sus doctrinas, han tenido que negar radicalmente la primacía de San Pedro ya que de aceptarla, deberían obedecer al Papa en turno. Es por ello que exaltan la figura de San Pablo, que siendo un gran Apóstol, nunca fue el Jefe de la Iglesia.

Perdida voluntariamente la primacía del Papa, han perdido el concepto de Iglesia tal como la fundó Nuestro Señor para conformarse con una especie de confederación de "iglesias cristianas", todas con la Biblia en sus manos, pero cada quien sacando las conclusiones por su lado.

Porque el segundo y fatal error protestante, a partir de Lutero es el principio de la "libre interpretación" de la Biblia, negando la necesidad de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia.

Según esta idea, cada quien es inspirado directamente por el Espíritu Santo al leer las Sagradas Escrituras. Lo que no pueden explicar es por qué el Espíritu Santo inspira cosas tan dispares, ya que la diversidad de interpretaciones, aún dentro de una misma denominación es causa de confusiones y divisiones.

Sus diferencias van desde el concepto de Sacramento y el número de estos, en las iglesias históricas, hasta la negación de la divinidad de Jesucristo, por los Testigos de Jehová o la aceptación de otros libros "revelados" como el de los mormones.

El caos protestante en asuntos morales es igualmente evidente, ya que encontramos denominaciones que aceptan la poligamia y muchas aprueban el aborto; prácticamente todas aceptan matrimonios sucesivos sin límite de número y por supuesto no tienen objeción alguna para el uso de toda clase de anticonceptivos o inseminaciones artificiales y manipulaciones genéticas. Conocido es el caso de Pastores que han realizado "matrimonios" entre homosexuales, tanto hombres como mujeres. Todo depende de la iglesia a la cual se pertenezca. Y el colmo de esta anarquía moral está en la práctica de la eutanasia o del suicidio asistido.

En esta noche tormentosa tanto dogmática como moral, surge como un faro salvador la Iglesia Católica, que heroicamente, contra viento y marea, ha proclamado la verdad del Evangelio por 2000 años sin contradecirse, sin traicionar al Señor Jesús y en muchas ocasiones hasta el derramamiento de la sangre y la pérdida de la vida.

 

LA RELIGIÓN CATÓLICA ES LA MEJOR

Dimos comienzo a este folleto citando aquel dicho de que "todas las religiones son buenas", y esperamos haber dejado claro que no solamente no es cierto, sino que la única verdadera Religión es la que Dios mismo instauró en la humanidad por medio de su Hijo Jesucristo.

Por eso el título de este capítulo no deja de ser un equívoco, porque la Católica no está en competencia con las demás religiones. No se opta por ella por ser "mejor" que otras religiones, sino porque es la verdadera Religión, vivida por la verdadera Iglesia. Hablar de la "mejor" sería ponerlo a elección, como un producto en el mercado. No decimos que un centenario de oro es "mejor" que un billete falso: sencillamente no admite comparaciones.

Pero sin embargo vamos a demostrar cómo la Religión Católica, por ser la verdadera, es infinitamente superior a cualquier otra, porque ninguna como ella nos santifica.

Si por definición la Religión es la relación del hombre con Dios, quedan descalificadas automáticamente aquellas "religiones" que desconocen a Dios o niegan que el hombre tenga relaciones con El, como aseguran los de la Vida Impersonal, los teósofos, los espiritistas o los yogas.

Toda religión que se precie de serio, debe llevar a sus fieles al conocimiento de Dios y a animarlos a seguir sus mandamientos para al final llegar a la unión plena con El después de la muerte.

Ahora bien; ninguna religión como el Catolicismo:

1. Nos anima a ser buenos.

2. Nos enseña corno serio.

3. Nos ayuda a ser no solamente buenos, sino santos.

 

1. La Religión Católica nos anima a ser buenos

Porque en primer lugar nos revela el amor infinito de Dios por el hombre y despierta en nosotros el amor a Dios. Esto no es privilegio de los Católicos, pero mientras el conocimiento de Dios sea más exacto y exento de errores, el amor a Dios será más intenso y gracias al Magisterio Católico, poseemos con más certeza, la bondad, la belleza, la infinita perfección de Dios.

El amor a Dios hace nacer en nosotros el deseo de agradarlo y procurar su mayor gloria, realizando toda clase de obras buenas en provecho del prójimo.

El saber que si nos portamos bien tendremos en la Gloria la felicidad plena que tiene Dios mismo, que seremos divinizados porque "lo veremos tal cual es", nos anima a seguir sus mandatos a costa de lo que sea.

La idea que tienen otras religiones del más allá, puede ser de lo más pobre y hasta ridícula en ocasiones. Creer que en el cielo vamos a saciarnos de todos los placeres humanos es pecar de miopía.

En el cielo vamos a gozar de la posesión de Dios, es decir, disfrutaremos de sus mismas perfecciones que lo hacen infinitamente feliz; tendremos la inteligencia de Dios, la sabiduría de Dios, la bondad de Dios, la belleza de Dios. ¡Seremos felices como Dios!

Jesús nos dijo que en el cielo "hay muchas moradas", o sea que seremos felices pero no todos en el mismo grado. Nuestra felicidad eterna dependerá del amor que en esta vida tuvimos para Dios y para con el prójimo, demostrado en las Buenas Obras efectuadas: "porque tuve hambre y me disteis de comer..."

Que en la Gloria haya grados de felicidad distintos no será en detrimento de nadie. Pongamos una comparación: tan llena y plena está una pequeña copa como un gran tazón. Así nuestras almas se plenificarán de acuerdo al grado de caridad vivido en esta etapa de la vida y nadie se sentirá defraudado o tendrá envidia de nadie.

Nada de extraño tiene que quienes se han dado cuenta de la felicidad que nos espera en el Cielo, no tengan en esta vida otro anhelo que alcanzarlo, relativizando todos los bienes o sufrimientos que esta vida terrenal pueda depararnos. San Francisco de Asís decía: "Es tanto el bien que espero, que hasta en las penas me deleito".

El amor a Dios y la esperanza del Cielo bastan y sobran para animarnos a portarnos bien y hacer buenas obras, pero también sabemos que no debemos obrar mal, porque la Religión Católica nos advierte del castigo eterno llamado infierno y que consiste más que nada en la ausencia de Dios para siempre, comprendido con una lucidez perfecta, como el fin único de nuestras existencias.

El temor al Infierno hace que algunas religiones nieguen su existencia, lo cual ciertamente no ayuda a nadie a portarse bien. Si después de la muerte de todos modos llego al Cielo porque Dios es tan bueno que olvida el mal que hicimos a los demás, que también son hijos suyos, ya nada importa.

La aseveración protestante de que sólo la Fe salva, no importando las Buenas Obras, es sumamente negativa y falsa, contraria a las enseñanzas de Jesucristo. "La Fe sin las obras, es una Fe muerta", nos dice el Apóstol Santiago en la Biblia (St.2,17).

Ni los mismos protestantes, a Dios gracias, viven solo de Fe, ya que abundan también en buenas obras, principalmente en países en, vías de desarrollo: hospitales, escuelas, orfanatorios, dispensarios y organismos internacionales muy comprometidos en la justicia social que han llevado hasta el martirio, sobre todo en Africa, hechos alabados por el Papa Juan Pablo II.

Resumiendo: El conocimiento de lo que es el Cielo y la esperanza de llegar a gozarlo, la certeza de que existen tanto el Purgatorio como el Infierno y el saber que las Buenas Obras que hagamos en esta vida tendrán recompensa eterna, nos alientan fuertemente a buscarla Santidad. Las religiones que no tienen claro en su credo estas cosas, dejan a sus seguidores abandonados a su buena voluntad o víctimas de su ignorancia.

2. La Religión Católica nos enseña a ser buenos y santos

Ciertamente los fundadores de algunas religiones como Buda, Confucio o Mahoma, han tratado de que sus seguidores sean buenos en términos generales, pero solamente Nuestro Señor Jesucristo nos invita a ser no solamente buenas personas, sino SANTOS.

Las enseñanzas de Jesús, fielmente proclamadas por la Iglesia Católica, son de una exigencia tremenda: "Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre Celestial" (Mt.5,48)

El Catolicismo en consecuencia, propone a sus fieles una Moral Infinitamente superior a cualquier otra religión, como pasamos a demostrarlo.

El Decálogo

En la base de la Moral Católica está el Decálogo, dado por Dios a Moisés en el Monte Sinaí, 1250 años antes de Cristo. Es un código moral tan perfecto, que nadie ha podido superarlo y que el mismo Jesucristo no solamente no lo abolió, sino que lo explicó y lo propuso con una nueva luz.

Los enemigos del Catolicismo pretenden que se encuentran otros códigos morales tan perfectos y aún superiores al Decálogo en otras religiones, pero es tan solo una mentira capaz de engañar únicamente a los ignorantes en Religión.

Los teósofos, por ejemplo, desprecian el Decálogo diciendo que es una desafortunada copia de la moral budista, que también consta de diez mandamientos, pero se les olvida que Moisés dio al Pueblo Israelita el Decálogo, siglos antes que Buda naciera. Y además es una gran falsedad que los mandamientos budistas sean superiores a la Ley de Dios, porque para empezar, Buda era ateo o panteísta, de modo que sus leyes, llamadas "sanyoganas", no tienen ninguna relación con nuestros deberes para con Dios.

La evolución acomodaticia del budismo, hizo escribir a Indra Deví en su obra "Yoga para todos", diez mandamientos que esos sí son una triste copia del Decálogo y que por supuesto ignoran la existencia de Dios y nuestra relación con El.

La Moral Protestante

Los protestantes, siendo Cristianos, no ignoran ni el Decálogo ni las Bienaventuranzas contenidas en el Evangelio pero todo lo entienden de una manera diferente y distorsionada.

Imposible además, hablar de "moral protestante" ya que no existe un común denominador, una moral uniforme en el protestantismo, dada la inmensa diversidad de iglesias y sectas. Reglas morales importantes para algunos, no lo son en absoluto para otros. Ejemplos abundan:

Mientras que los Anglicanos, no tienen objeción alguna ante las imágenes, otras iglesias o sectas, hacen de la batalla en contra de ellas uno de sus principales argumentos, mal interpretando Ex.20,4-5 y rechazan con fanatismo el culto de veneración a los Santos que los Católicos practicamos. Igualmente algunas iglesias de hermanos separados, ponen un empeño farisaico en cosas como no fumar o no tomar vino, creyendo que en eso consiste la santidad, olvidando paladinamente que Nuestro Señor no solamente tomaba vino sino que lo fabricó, por cierto de muy buena calidad y en abundancia en las Bodas de Caná.

Pero hay más: muchas iglesias protestantes, mientras combaten a muerte el culto a las imágenes, aceptan como si nada el divorcio y las subsecuentes uniones posteriores, olvidando voluntariamente el noveno mandamiento de la ley de Dios y la prohibición expresa de Nuestro Señor Jesucristo, que sin ambajes califica a dichas uniones como Adulterio (Mt. 19, 9).

Igualmente, algunos protestantes haciendo maromas entre la moral cristiana y la biología, aprueban el aborto, como si el niño ya concebido no fuera sino un conjunto amorfo de células desechabas. Por lo visto el Mandamiento Divino ¡No matarás! ya es obsoleto y hay que tirarlo a la basura junto con los bebés abortados.

La Iglesia Católica, según las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, contra viento y marea, afirma y exige entre otras cosas:

- al soltero, castidad absoluta.

- al casado, fidelidad total.

- a los matrimonios, no usar anticonceptivos.

- a cualquiera, no recurrir al aborto nunca, so pena de excomunión.

- al ladrón, restituir lo robado.

- a todos, amar al prójimo y practicar Buenas Obras.

Es de tal manera santa la Moral Católica, que adeptos de otras religiones y aún, por desgracia, católicos mediocres o ignorantes, la encuentran imposible de ser llevada a la práctica, sobre todo en estos tiempos de un erotismo exacerbado, en lo referente a la castidad tanto de solteros como de casados.

Si el primer paso para poder multiplicar es aprender las "tablas", de la misma manera para poder ser Santos, lo primero que necesitamos es aprender cómo serlo y para eso la Iglesia Católica fue enviada como Madre y Maestra: "id y enseñad a todas las naciones" (Mt.28,20).

El Magisterio Católico es admirable en su continuidad y fidelidad a través de 20 siglos. Adecuando el mensaje Evangélico a cada época, sin hacer concesiones ni ceder a presiones de dentro y de fuera, va enseñando a la humanidad el camino de la santidad obteniendo maravillosos resultados en aquellos que nos propone como modelos a imitar y que llamamos Santos.

En cada época, en todas las clases sociales, en todo el mundo, la Iglesia ha llevado a miles y miles de cristianos a la santidad y si hay cristianos mediocres, ejemplos para nadie, tenemos también, aún en nuestros días a personas como Maximiliano Kolbe o la Madre Teresa de Calcula, cuya santidad nadie se atrevería a discutir.

 

3. La Religión Católica nos ayuda a ser santos

No podemos negar que el ideal de santidad que nos propone la Moral Católica es de tal excelencia, tan superior a la naturaleza caída del ser humano, que abandonado a sus propias fuerzas, nadie podría ni ser santo ni salvarse siquiera.

Jesucristo, conocedor profundo de las debilidades humanas, nos proporcionó, junto con su inefable Doctrina, los auxilios espirituales necesarios para poder ser cristianos verdaderos, para poder llegar a la santidad y obtener la Gloria.

Estos Auxilios Espirituales son los Sacramentos.

Adaptándose Jesús a la naturaleza humana que necesita de Signos para comunicarse (lenguaje oral y escrito, signos convencionales, expresiones corporales, etc.) instituyó los 7 Signos Sacramentales por los cuales nos comunica, fortalece, reconcilia, alimenta la Vida de la Gracia en sus seguidores.

Recordemos que la Gracia Santificante es nada menos que la participación en la VIDA DIVINA. Por los Sacramentos somos divinizados a partir del Bautismo y Jesucristo nos acompaña en todas las etapas de nuestra vida auxiliándonos para seguir siendo Santos.

Nuestra alma, como nuestro cuerpo, necesita 7 cosas a saber: nacer, crecer, alimentarse, medicamentos, familia, autoridades y atención en las enfermedades y en la muerte.

1. Nacemos a la Vida de la Gracia por el Bautismo.

2. Crecemos espiritualmente por la Confirmación.

3. Alimentamos nuestra alma con la Eucaristía.

4. Sanamos nuestra alma enferma por el pecado con la Reconciliación.

5. Por el Matrimonio, Dios nos da una familia para vivir en santidad.

6. El Sacramento del Orden Sacerdotal provee nuestras almas de maestros en la Fe, de gobierno espiritual, de ministros de los demás Sacramentos.

7. La Unción de los Enfermos, como su nombre lo indica, no solamente perdona los pecados, sino devuelve la salud si Dios lo juzga conveniente.

Bastaría con que los Católicos se dieran cuenta de la excelencia divina de los sacramentos, que son como el Oro de la Religión, la riqueza infinita del Catolicismo, de cómo dependemos de ellos para poder practicar la Moral Cristiana, de cómo es imposible ser Santos sin ellos, para que comprendieran hasta qué grado la Religión Católica es, como se titula este folleto, no solamente la única, sino la mejor absolutamente.

Inútilmente buscaremos en otras religiones algo que ni de lejos se parezca al regalo que Jesucristo nos da en los Sacramentos. No solamente nos da a participar su divinidad, sino que nos acompaña y auxilia en toda nuestra vida.

La Vida Cristiana es eminentemente sacramental. Es por eso que da pena ver a tantos católicos ignorantes de estas luminosas verdades, basar su religiosidad en devociones meramente humanas, que aunque son buenas, sin embargo no conllevan la eficacia santificadora de los Sacramentos. Peregrinaciones, escapularios, medallas, Rosarios, novenas, danzas y cohetones, etc., no son Sacramentos. Si dichas devociones no acercan al fiel cristiano a vivir su fe SACRAMENTALMENTE, llenando su alma de la Vida Divina, podemos decir que se quedaron en el umbral de la Santidad.

Vivir en Gracia de Dios no es optativo, sino una exigencia del Evangelio para entrar en la Vida Eterna. Al terrible precio que Jesucristo pagó por nuestra salvación debe corresponder nuestro esfuerzo por practicar los Sacramentos que nos correspondan en cada etapa de la vida. Normalmente se Bautiza a los niños recién nacidos y se les acerca a los Sacramentos de la Reconciliación y de la Primera Comunión a eso de los 7 u 8 años, lo cual está perfecto, pero debemos seguir en ese nivel de santidad toda la vida.

Es por eso que nuestra Santa Madre Iglesia, aparte de urgir el cumplimiento de los Mandamientos de Dios, también nos recuerda con sus propios Mandamientos "asistir a Misa todos los domingos y Fiestas de Guardar" (no a "algunos" domingos o "cuando nos nazca") y también a "confesarnos a lo menos una vez al año por la Cuaresma, cuando se ha de comulgar o en peligro de muerte".

Es una pena que la iglesia tenga que mandarnos Confesar y Comulgar "cuando menos una vez al año". Un cristiano que tan solo lo hace y eso porque se lo mandan, no ha descubierto lo que es la Santidad, lo que son los Sacramentos, lo que nos espera en la Gloria, lo que nos ama Jesucristo.

Igualmente deben darnos pena aquellos que por simple ignorancia, apatía, o no tener dinero para la fiesta, no se casan Sacramentalmente y viven por tanto en amasiato, aunque se hayan unido civilmente. Obviamente no pueden acudir al Sacramento de la Reconciliación y menos al de la Comunión, mientras no se unan ante el Altar por el Sacramento del Matrimonio. Y una pareja en amasiato da un pésimo ejemplo ante sus hijos que nunca los ven acercarse a la Comunión aunque asistan a Misa, dando la impresión de que la Religión, los Sacramentos, la Iglesia y hasta Dios, son secundarios.

Y cómo no sentir lástima por los protestantes que con la Biblia en las manos, por lo general ignoran la esencia de los Sacramentos, los rechazan todos o reconocen tan solo el Bautismo y practican lo que llaman "Cena del Señor" que no es sino comer galletas y un poco de vino, ya que ni ellos creen en la Presencia Real de Jesucristo bajo las especies sacramentales. (Como los mormones no pueden tornar vino, toman un poquito de refresco. ¡El colmo!)

No teniendo los protestantes el Sacramento del Orden Sacerdotal, no tienen sacerdocio y por ende no necesitan altares ni Sagrarios. Sus templos son simples auditorios aunque estén ricamente adornados.

Iglesias históricas, como los Anglicanos o Episcopalianos, aceptan todos los Sacramentos, pero habiéndose separado de la Iglesia Católica y caído en excomunión desde el siglo XVI, se duda si poseen el Sacerdocio de Cristo. Así, aunque sus iglesias sean en todo parecidas a las Católicas y aunque sus ceremonias parezcan Misas, un Católico no puede "comulgar" en ellas, porque estaría recibiendo tan solo un poco de pan o un poco de vino.

Si los Bautismos de los protestantes son válidos, ya que en ciertos casos cualquier bautizado puede bautizar, hay que investigar caso por caso cuando se trate de matrimonios, porque puede suceder que un protestante ya "casado y divorciado" en su iglesia desee contraer nupcias con una persona católica y si su matrimonio primero fue válido, no se puede proceder en la Iglesia Católica.

RESUMIENDO:

La Religión Católica, como ninguna otra, nos anima a ser buenos y santos al transmitirnos fielmente la palabra de Dios, dándonos a conocer su infinita Bondad, Belleza y Verdad.

Nos enseña todo lo referente y necesario para poder ser buenos y santos.

Nos ayuda eficazmente por medio de los Sacramentos principalmente, a santificar nuestras vidas.

Y si en todo esto, lo principal es procurar la mayor Gloria de Dios, el Catolicismo no deja, sin embargo, detener muchas ventajas prácticas para el buen cristiano. Veamos si no:

• En primer lugar, nos conduce al Cielo.

• Nos librará del Infierno.

• Nos ayuda a librarnos parcial o totalmente del Purgatorio.

• Seremos en esta vida, tan felices corno podemos serlo en la tierra.

TRES CONCLUSIONES:

De todo lo dicho, saquemos al menos tres conclusiones.

1. Quien no se ha dado cuenta de lo que son los Sacramentos en especial la Sagrada Eucaristía, nunca podrá distinguir con claridad el porqué el Catolicismo es no solamente la mejor de las religiones, sino la única verdadera.

2. Quien no procura instruirse debidamente en la doctrina de nuestra Santa Religión, está desaprovechando la riqueza infinita de la predicación auténtica del Evangelio y podría sucumbir ante los ataques tanto de las sectas como de los medios de comunicación por no tener los argumentos y conocimientos necesarios.

3. El Católico que no frecuenta los Sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía está privándose de la Participación de la vida Divina, o sea de la Gracia Santificante y por lo tanto de la posibilidad de salvar su alma para la eternidad. Es un Católico redimido a medias, un creyente mediocre, un mal cristiano.

En cualquier área de la existencia humana debemos tender a la excelencia, a hacer las cosas bien hechas, a mejorar continuamente. La vida misma nos obliga a capacitarnos continuamente por la misma competitividad en la sociedad. El que no se prepara, el que no estudia, el que no intenta superarse, se va quedando irremediablemente al margen del progreso y pasará a engrosar el número de los mediocres, eternos empleados y subordinados de los que sí lucharon por avanzar.

Lo mismo y con mas razón, porque se trata de la salvación eterna, debemos decir del progreso espiritual. Aquél que se estanca con los conocimientos rudimentarios que adquirió para hacer su Primera Comunión, aquél que no se esfuerza por ser cada vez un mejor cristiano, una persona mejor, más de acuerdo con las enseñanzas del Evangelio, simplemente pone en peligro su salvación. Dudas, pasiones, circunstancias adversas y conflictivas, enfermedades, malas influencias, angustias económicas, lo harán equivocarse en sus decisiones y apartarse cada vez más de Cristo Nuestro Señor.

Si debemos luchar por ser "un buen ingeniero", "un buen mecánico", "un buen estudiante", con más razón debemos esforzarnos por ser católicos "de excelencia", aprovechando al máximo todo lo que nos proporciona la Iglesia Católica para ese fin.

El primer paso es adquirir los conocimientos, estudiar por todos los medios quién es Jesucristo, cuáles son sus enseñanzas, cómo nos santifica con los Sacramentos, en otras palabras, cómo la Religión Católica nos anima, enseña y ayuda a ser Santos y salva, nuestras almas y llegar a gozar, por la eternidad, de la inefable presencia y posesión de Dios.

"Jesús ha fundamentado su Iglesia sobre los doce Apóstoles, de los que la mayoría eran pescadores".

La imagen de la red les sea bien familiar. Jesús quería hace los pescadores de hombres. También la Iglesia es una red, una red ensamblada por el Espíritu entretejida por la misión apostólica, operante por la unidad en la" fe, vida y amor".

Juan Pablo II

"Somos llamados, en nuestras propias vidas, a escuchar, conservar y realizar la Palabra de Dios".

Juan Pablo II

 


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