Celebraciones importantes en el mes de Junio del 2024

 

VIERNES 7

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. "Esta devoción hunde sus raíces en el misterio de la Encarnación; precisamente por medio del Corazón de Jesús se manifestó de modo sublime el amor de Dios a la humanidad. Por eso, el culto auténtico al Sagrado Corazón conserva toda su validez y atrae especialmente a las almas sedientas de la misericordia de Dios, que encuentran en Él la fuente inagotable de la que pueden sacar el agua de la vida, capaz de regar los desiertos del alma y hacer florecer la esperanza". Benedicto XVI (2006).

 

 

SÁBADO 8

EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA. En su segunda aparición, en Fátima, Portugal el 13 de junio de 1917, la Santísima Virgen mencionó a los videntes su deseo de establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón, así como la promesa de salvación a quien la cultivara. Celebración instituida por Pío XII, quien consagró la Iglesia y a la humanidad al Corazón Mariano en 1942, y dos años después extendió esta conmemoración a la Iglesia universal y la fijó -sin fecha exacta-, en el sábado siguiente a la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.


 

 

MARTES 11

SAN BERNABÉ


SAN BERNABÉ, del arameo, "hijo del consuelo" (ca.70). Apóstol y mártir. Según consta en Hechos de los Apóstoles, era judío de la tribu de Leví (levita), originario de Chipre, Grecia; su nombre era José, pero por sus cualidades los Discípulos lo llamaron Bernabé (Hch 4,36). El citado texto bíblico relata que: "Poseía un campo, lo vendió y puso el dinero a disposición de los Apóstoles" (Hch 4, 37), dando así ejemplo de generosidad a la comunidad apostólica. En el citado libro se destaca el prestigio del Apóstol entre sus compañeros al introducir en su comunidad a san Pablo, después de su conversión: "Cuando (Pablo) llegó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que fuera un verdadero discípulo. Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban los Apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado y con cuánta valentía había predicado en Damasco en el nombre de Jesús" (Hch 9, 26-27). Fue compañero del Apóstol de los gentiles en sus viajes por Asía Menor. La Iglesia de Jerusalén le envió en misión evangelizadora a Antioquía -antigua ciudad turca-, convirtiendo este lugar en su centro de evangelización (Hch 11,22). Se le atribuyen dos obras apócrifas: Hechos y Evangelio de Bernabé. Fue lapidado en la isla de Salamina, Grecia. Cabe señalar que aun cuando Bernabé no formó parte del grupo de los Doce elegidos por el Señor, la Iglesia le ha otorgado el título honorífico de Apóstol y está considerado entre los 72 que Cristo envió a misionar (Lc 10, 1). Su nombre está incluido en el Canon de la Santa Misa.




 

 

LUNES 24

LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA

LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA, del hebreo; "Dios ha hecho gracia" (siglo I). Profeta precursor y mártir. Era hijo del sacerdote de Zacarías y de su madre Isabel, parienta de María Santísima. La Tradición ha ubicado su nacimiento en Ain Karim (actual Israel), donde actualmente se encuentra edificada una basílica en su memoria. La natividad de Juan el Bautista fue considerada milagrosa debido a que su madre era estéril y de avanzada edad. En el Calendario Litúrgico es el único santo al que se conmemora en dos fechas: hoy y el día de su martirio, en agosto 29.



 

JUEVES 27

NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO


NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO, del latín, succurro, "correr en auxilio, socorrer" (siglo XIII). La historia de esta advocación mariana -según textos de la Congregación del Santísimo Redentor (redentoristas) de quienes es Patrona- tiene su origen en una pintura anónima del siglo XIII. Se dice que en el siglo XVI fue robada por un mercader de Creta (Grecia) y con ella se embarcó a Roma. En la travesía sorprendió a la embarcación un temporal, por lo que la tripulación hizo oración ante la imagen y prodigiosamente finalizó la tempestad llegando a salvo a su destino. Las crónicas indican que cuando el poseedor de la pintura agonizaba encargó a un amigo colocar la imagen en un templo, lo cual no cumplió. Se cuenta que a una niña, en una visión la Santísima Virgen le dijo que su nombre era Santa María del Perpetuo Socorro y que debía ser colocada en el templo romano de San Mateo. La orden fue cumplida en 1499, donde permaneció hasta 1799, cuando la construcción fue demolida. Después se alojó en la capilla de los agustinos y estuvo ahí hasta 1865. Al año siguiente, a solicitud del Superior de la Congregación del Santísimo Redentor, el beato Pío IX (1846-1878; 7 de febrero) la entregó en custodia a dicha Orden. Acto seguido, se sometió el icono a una restauración y se procedió a colocarla en el templo de San Alfonso María de Ligorio en Roma. Su conmemoración anual fue fijada en esta fecha desde 1975. Iconografia: icono (del griego, eikon, "imagen") bizantino, sobre fondo oro, se aprecia a María de medio cuerpo, al parecer de pie, porta al Niño Jesús, ambos coronados; flanqueados por los arcángeles Miguel y Gabriel, en este caso "pasionarios", debido a que exponen las insignias de la pasión (cruz, clavos, flagelo, lanza y esponja). La Santísima Virgen ataviada con túnica rojo oscuro, manto azul, estrella en la frente, con letras griegas se indica su título de "Madre de Dios"; el Niño con túnica verde, ceñidor rojo y manto rojizo levanta la vista hacia el arcángel Gabriel, y al ver las insignias se "estremece", y con sus manitas se apoya confiado en la mano derecha de su Madre, debido a esta inclinación se le cae la sandalia del pie derecho. La pintura original mide 54 x 41.5 cm; la primera reproducción llegó a México en 1866 y se encuentra en la Catedral de Morelia Michoacán.



 

 

SÁBADO 29

SANTOS PEDRO Y PABLO, APÓSTOLES


SAN PEDRO Y SAN PABLO, del arameo "piedra" y del latín: "pequeño", respectivamente (siglo I). Apóstoles y mártires. SAN PEDRO: originario de Betsaida, Palestina, era pescador junto con su padre y su hermano, Andrés. Ambos hermanos fueron los primeros discípulos. Murió crucificado en Roma y sepultado en la colina Vaticana. Escribió dos Epístolas dirigidas a sus evangelizados en Asia. SAN PABLO: originario de Tarso, Turquía. Tejedor de redes y ciudadano romano. Apasionado seguidor de la ley mosaica y perseguidor implacable de cristianos. Convertido en Damasco al escuchar la voz de Cristo (Hech 9, 4). Realizó cuatro viajes para difundir la fe cristiana en Asia Menor, Grecia, Roma, Antioquía y, tal vez, España. Se le atribuyen 13 Cartas o Epístolas. Murió decapitado en Roma. El Papa Francisco en 2013, señaló: "Es ...una gran fiesta para la Iglesia universal, porque todo el Pueblo de Dios es deudor respecto a ellos por el don de la fe. Pedro fue el primero en confesar que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Pablo difundió este anuncio en el mundo greco-romano. Y la Providencia quiso que los dos llegaran aquí, a Roma, y que aquí derramaran su sangre por la fe. Pedro, cuando confesó su fe en Jesús, no lo hizo por sus capacidades humanas, sino porque había sido conquistado por la gracia que Jesús irradiaba, por el amor que sentía en sus palabras y veía en sus gestos: ¡Jesús era el amor de Dios en persona! Y lo mismo le sucedió a Pablo, si bien en modo distinto. Pablo desde joven era enemigo de los cristianos, y cuando Cristo Resucitado le llamó en el camino de Damasco, su vida se transformó: entendió que Jesús no estaba muerto, sino vivo, y que le amaba también a él, que era su enemigo. He aquí la experiencia de la misericordia, del perdón de Dios en Jesucristo: ésta es la Buena Noticia, el Evangelio que Pedro y Pablo experimentaron en ellos mismos y por el cual dieron la vida.
¡Misericordia, perdón! El Señor siempre nos perdona, el Señor tiene misericordia, es misericordioso, tiene un corazón misericordioso y nos espera siempre".



 

 

DOMINGO 30

LOS PRIMEROS SANTOS MÁRTIRES DE LA IGLESIA ROMANA


LOS PRIMEROS SANTOS MÁRTIRES DE LA IGLESIA ROMANA. En esta fecha la Iglesia conmemora a los incontables primeros cristianos de Roma, que murieron martirizados en aras de la fe. El historiador romano pagano Tácito, en sus Annales, y el Pontífice san Clemente, en su Carta a los Corintios, dan cuenta de los muchos cristianos cruelmente torturados e inmolados en aras de la fe. No obstante, por las circunstancias en las que fueron sacrificados, sólo se llevó un registro exacto de nombres y fecha de deceso de los más conocidos, manteniéndose en el anonimato la inmensa mayoría. Emperadores como Nerón y, siglos después, Diocleciano pretendieron acabar con la doctrina de Jesucristo; pero: "...la sangre de los mártires es semilla de cristianos".