Celebraciones
importantes en el mes de Agosto del 2022 |
NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES
NUESTRA
SEÑORA DE LOS ÁNGELES, del griego, "mensajeros
de Dios" (s. XIII). Para acatar la divina exhortación: "Francisco,
reconstruye mi Iglesia", el Seráfico, con sus primeros seguidores,
se alojaron en las riberas del Rivotorto, en las ruinas de una construcción
abandonada, durante un lapso de tres años. La Tradición,
ubica este sitio donde hoy se levanta el convento, santuario y parroquia
de San Francisco, o Santa María de Rivotorto. Por el incremento
de seguidores Francisco, tuvo que buscar una morada más propicia
para albergarse; para tal efecto, acudió con los monjes benedictinos,
cuyo Superior, Teobaldo, les cedió la pequeña iglesia de
la Porciúncula (del latín, portiuncula, "pequeña
porción de tierra"), la cual, estaba en ruinas; ahí,
se estableció la comunidad. En dicho paraje se había edificado,
hacia 1045, una capilla en honor a la Virgen Santa María de los
Ángeles. Por su devoción mariana, Francisco eligió
ese lugar para orar en solitario y "vivir de continuo". En este
sitio, el año de 1216, tuvo lugar esta conversación entre
Cristo, María y el Fundador: el Salvador dijo a Francisco: "Pues
tantos son tus afanes por la salvación de las almas, pide, Francisco,
pide". El Seráfico, solicitó una indulgencia latísima
(extensa, amplia) y plenaria, que se ganase con sólo entrar confesado
y contrito, en la capilla de los Ángeles. El divino Maestro le
respondió: "Mucho pides, Francisco; pero accedo contento.
Acude a mi Vicario, que confirme mi gracia". El Seráfico se
presentó ante el Papa Honorio III (1216-1227), quien confirmó
la Indulgencia de la Porciúncula, también llamada Indulgencia
de las Rosas o el Perdón de Asís; desde entonces, diferentes
Pontífices la confirmaron y extendieron a numerosas otras iglesias.
Para hacerse merecedor de esta gracia, se deben cumplir con los siguientes
requisitos: visitar una iglesia franciscana, rezar un Padrenuestro y un
Credo, confesarse, comulgar y orar por las intenciones del Papa. |
NUESTRA SEÑORA DE COPACABANA
NUESTRA
SEÑORA DE COPACABANA (s. XVI). Copacabana, ciudad ubicada
a orillas del lago Titicaca, repartida entre Bolivia y Perú. La
historia de esta advocación es la siguiente: entre los primeros
fieles cristianos conversos, se encontraba Francisco Tito Yupanqui, descendiente
de soberanos incas, oriundo de la citada población y ferviente
devoto de la Virgen María, quien para rendirle homenaje pretendió
hacer una imagen de la Candelaria. Sin embargo, sus dotes como escultor
eran limitadas, por lo que la escultura resulto muy burda; empero el sacerdote
del lugar decidió colocada al lado de un altar. Un nuevo vicario
vio la tosca efigie y decidió colocarla fuera de la vista de los
feligreses, esto provocó que Yupanqui se dirigiera a la ciudad
de Potosí a tomar clases de escultura. Antes de emprender su tarea
fue a misa y encomendó su obra a la dirección de la Providencia,
su fe y devoción fueron premiadas y de sus manos surgió
la actual representación mariana. "La Coyeta", como amorosamente
le llaman sus devotos, la cual es una figura hecha en pasta de maguey
y terminada en estuco que mide poco más de un metro. La imagen
tiene rasgos indígenas, en su brazo izquierdo sostiene a su Divino
Hijo; en tanto que su mano derecha lleva una cesta de paja y un bastón
cetro. Su cuerpo -recubierto de hoja de oro está oculto por finos
ropajes, su pelo es largo y le llega a los hombros. La imagen fue entronizada
e1 2 de febrero de 1583. El templo actual data de 1805 y el pontífice
Pío XI (1922-1939), la coronó. El santuario fue elevado
a la categoría de basílica en 1949. Su fiesta fue transferida
de la fecha original -2 de febrero- a este día y se le otorgó
su propia liturgia. Es una de las advocaciones más antiguas de
la Virgen María en América, es venerada en Copacabana, Departamento
de La Paz, Bolivia. Patrona de Bolivia y de Sao Paulo, Brasil. |
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LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
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LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
LA
ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. El
Papa Pío XII (1950), con la Bula Munificentissimus Deus definió
solemnemente el dogma de la Asunción de María Santísima.
San Bernardo de Clara val (20 de agosto), cantor místico de la
Santísima Virgen, solicitaba su ayuda diciendo: "Te rogamos,
bienaventurada Virgen María, por la gracia que encontraste, por
las prerrogativas que mereciste, por la misericordia que tú diste
a luz, haz que aquel que por ti se dignó hacerse partícipe
de nuestra miseria y debilidad, por tu intercesión nos haga partícipes
de sus gracias, de su bienaventuranza y gloria eterna, Jesucristo, Hijo
tuyo y Señor nuestro, que está sobre todas las cosas, Dios
bendito por los siglos de los siglos. Amén" (Sermo 2 de Adventu,
5: pl 183, 43). |
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DEL RAYO
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NUESTRA SEÑORA MARÍA REINA
NUESTRA
SEÑORA MARÍA REINA. Esta celebración fue
instituida por Pío XII (1939-1958) en noviembre de 1954, en la
Encíclica Ad Coeli Reginam, donde se proclama a María Santísima
como "Reina de cielos y tierra". Al respecto, san Juan Pablo
II (1978-2005; 22 de octubre), en su Catequesis del 23/VII/1997, resaltó:
"La Encíclica recuerda el texto litúrgico: 'Santa María,
Reina del cielo y Soberana del mundo, sufría junto a la cruz de
nuestro Señor Jesucristo' (MS 46 [1954] 634). Establece, además,
una analogía entre María y Cristo, que nos ayuda a comprender
el significado de la realeza de la Virgen. Cristo es rey no sólo
porque es Hijo de Dios, sino también porque es Redentor. María
es reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque,
asociada como nueva Eva al nuevo Adán, cooperó en la obra
de la redención del género humano (MS 46 [1954] 635) [...]
Observando la analogía entre la Ascensión de Cristo y la
Asunción de María, podemos concluir que, subordinada a Cristo,
María Santísima es la reina que posee y ejerce sobre el
universo una soberanía que le fue otorgada por su Hijo mismo".
A fin de seguir un orden cronológico de los acontecimientos, en
la reforma al Calendario Litúrgico, fue ubicada su memoria en esta
fecha, ocho días después de su gloriosa Asunción. |
SAN BARTOLOMÉ
SAN
BARTOLOMÉ, del arameo bar Talmay, "el hijo del arador"
o "abundante en surcos" (s. 1). Apóstol y mártir.
Nativo de Caná de Galilea (Jn 21, 2). Perteneció al grupo
de los Doce. En el Evangelio de Juan se le identifica con el nombre de
Natanael (del hebreo, "don de Dios") y se relata su encuentro
con el Señor (l, 45-50). Referente a su apostolado y muerte, según
cita el pontífice Benedicto XVI en su Audiencia de1 4/X/2006: "Sobre
la sucesiva actividad apostólica de Bartolomé Natanael no
tenemos noticias precisas. Según una información referida
por el historiador Eusebio, en el siglo IV, san Panteno de Alejandría
habría encontrado incluso en la India signos de la presencia de
Bartolomé (cf. Hist. eccl. V, 10,3). En la tradición posterior,
a partir de la Edad Media, se impuso la narración de su muerte
desollado, que llegó a ser muy popular. Pensemos en la conocidísima
escena del Juicio final en la capilla Sixtina, en la que Miguel Ángel
pintó a san Bartolomé sosteniendo en la mano izquierda su
propia piel, en la cual el artista dejó su autorretrato".
Iconografía: con túnica, una piel al hombro, quizá
la propia y un cuchillo alusivo al martirio. Intercesor de curtidores
y carniceros. |
NUESTRA SEÑORA DE CZESTOCHOWA
NUESTRA
SEÑORA DE CZESTOCHOWA. La más antigua descripción
del icono, pintado sobre madera -que mide 81.5 x 121.7 cm-, procede del
Liber Beneficiorum de Jan Dlugosz. Este venerable cuadro, se ve envuelto
en leyendas; la más aceptada, es que el retrato de la virgen, con
el Divino Niño, fue pintado por el evangelista san Lucas (18 de
octubre), sobre una tabla, que había formado parte de una mesa,
fabricada por Jesús, en el taller de Nazaret. Algunas Crónicas
señalan que el Apóstol hizo dos pinturas, una, la que aquí
se menciona y otra, que se ubica en Bolonia, Italia. Santa Elena (18 de
agosto), madre del emperador Constantino, la encontró, en el siglo
IV y la llevó consigo a Constantinopla, donde se le edificó
un templo y permaneció por cinco siglos, recibiendo veneración.
Posteriormente, el cuadro fue llevado al imperio ruso. En 1382, al invadir
ese territorio, Casimiro III, el Grande (1309-1370), el príncipe
Ladislao de Opole, en cuyo castillo de Belz se encontraba la santa imagen,
envió el cuadro a Czestochowa, para dejarla al cuidado de los Monjes
Paulinos. Cabe señalar que, en la batalla, la Virgen recibió
un flechazo en cara y cuello, herida que infructuosamente a lo largo de
los siglos se ha pretendido borrar. Breve iconografía: se aprecia
a la Virgen María de pie, con el Niño Jesús en sus
brazos. María parece ver al creyente y la cara del Niño
está vuelta, pareciendo dirigir su mirada hacia el peregrino; sin
embargo, su vista parece estar en otra parte. El Niño, vestido
con túnica de color carmesí, descansa en el brazo izquierdo
de su madre. En su mano izquierda, sostiene un libro, y la diestra, está
levantada en un movimiento de bendición. La mano derecha de María,
reposa en su pecho y señala a Jesús. El vestido azul zafiro
oscuro y el manto de la Virgen están embellecidos con azucenas
doradas. Arriba de la frente de Santa María, se aprecia una estrella
de seis puntas. Otros elementos relevantes de la imagen son los nimbos
dorados, que rodean las cabezas de María y Jesús y que contrastan
con la tez morena de madre e Hijo. Por esto, es llamada "La Madonna
Negra". También se le conoce como: Nuestra Señora de
Jasna Góra (Monte de luz), lugar donde se levanta su santuario.
Es Patrona de Polonia. |
EL MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA
EL
MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA (siglo I). La narración
de la inmolación de Juan el Bautista se encuentra en Me 6, 14-29.
Herodes mandó apresar a Juan, en virtud de que éste le reprochaba
que vivía en amasiato con Herodías quien había sido
esposa de su hermano Filipo. La concubina hizo que su hija pidiese a Herodes
la cabeza del Bautista, por lo que fue decapitado en la fortaleza de Maqueronte,
en la actual Jordania. Los discípulos del Profeta Precursor, al
enterarse del hecho fueron por el cuerpo para darle sepultura. Esta celebración
se remonta a los siglos V en Francia y VI en Roma cuando se le dedicó
una iglesia en Sebaste, Samaria (en la parte norte de Cisjordania), lugar
donde la Tradición señala está la tumba del Bautista.
El pontífice Benedicto XVI destacó que: "Celebrar el
martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros,
cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar con
el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es verdad y no
hay componendas". |