Folleto EVC No. 460
ARQUIDIOCESIS PRIMADA DE MÉXICO
"LA BIBLIA, EL ANTIGUO TESTAMENTO"
R.P. Padre Herrasti, S.M.
NIHIL OBSTAT
26 de junio de 1999
Pbro. Lic. José Luis G. Guerrero Rosado Censor
IMPRIMATUR
29 de junio de 1999 Pbro. Guillermo Moreno Bravo Vicario General.
EL ANTIGUO TESTAMENTO
¿QUÉ ES LA BIBLIA?
La Biblia es el libro que año tras año bate el récord de ediciones a nivel mundial: millones de ejemplares salen de las imprentas tanto católicas como protestantes, en cientos de idiomas, en diversas traducciones y presentaciones y se venden "como pan caliente". ¿Qué es la Biblia? ¿ Por qué tanto éxito?
La razón de ello es que la Biblia es un libro extraordinario, totalmente distinto de los libros que los hombres escribimos: su Autor es Dios mismo, es Palabra de Dios.
En el presente Folleto daremos a conocer el Antiguo Testamento, dejando para el 461 los Evangelios y para el 462 los demás libros de la Biblia, que en su conjunto suman 72 ó 73, según se subdivida o no el Libro de Jeremías.
Pero la Biblia no cayó del cielo. El Pueblo de Dios, Israel, pacientemente, a lo largo de 18 siglos recogió por escrito su Pueblo. Experiencias positivas o negativas de su historia nacional, inquietudes y oraciones, fueron consignadas por otros autores en los libros que los responsables de Israel recibieron, escogieron y acreditaron integrándolos al Libro Sagrado.
Estos documentos fueron la herencia más preciosa entregada por Dios a su pueblo escogido; era todo un Testamento, que conocemos como el Antiguo Testamento.
Pero llegó el momento en que Dios quiso llevar a su pueblo a la madurez de la Fe y para eso vino Jesucristo como la última Palabra de Dios a la humanidad. Su vida, sus predicaciones, sus acciones, milagros, muerte y resurrección, fueron a su vez relatados por sus discípulos formando el Nuevo Testamento.
LA TRADICIÓN
Toda la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son el resultado de la conciencia del Pueblo de Dios de la necesidad de transmitir a todos los hombres las maravillas que Dios ha hecho por nosotros. Son el resultado de una viva Tradición milenaria. Es el Pueblo de Dios el que nos entrega la Historia de la Salvación con todos sus detalles.
Sin embargo, los libros de la Biblia no revelan su mensaje sino al que viene a compartir la experiencia de la comunidad en que se originaron dichos libros: Israel nos entrega el Antiguo Testamento, la Iglesia redacta el Nuevo y nos transmite fielmente la Biblia completa. Hay una manera de entender la Biblia que es propia del nuevo Pueblo de Dios: es lo que llamamos la Tradición de la Iglesia. Jesús mismo recibió de su propia familia y de su pueblo esta tradición. Luego enseñó a sus Apóstoles una nueva manera de comprender esta Historia: por eso se habla de la Tradición de los Apóstoles o Tradición de la Iglesia.
La predicación de los Apóstoles debería conservarse hasta el fin de los tiempos por una sucesión continua. Los apóstoles mismos amonestan a los fieles cristianos que conserven las tradiciones que ellos mismos recibieron: "Por eso, hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta" (2 Tes.2,15).
La Tradición precede a la Biblia, ya que es por la Tradición que la tenemos. La Biblia es fruto de la Tradición y no al revés.
La Tradición Católica, es el resultado de la asistencia del Espíritu Santo que por la contemplación y el estudio, ha permitido a la Iglesia la comprensión cada vez más profunda de las cosas de Dios. En el decurso de los siglos, la Iglesia tiende constantemente a la plenitud de la Verdad Divina.
Las enseñanzas de los santos Padres testifican la presencia vivificante de esta Tradición, cuyos tesoros comunican a los creyentes, pues la Escritura y la Tradición se entrelazan y comunican íntimamente entre sí.
Toca a la Iglesia Católica custodiar celosamente este Depósito de la Fe y por medio del Magisterio servir a la humanidad en la verdad inmutable de la Palabra de Dios.
Es por lo tanto una imprudencia el rechazar la Tradición en aras de la interpretación privada de la Biblia. Tradición, Sagrada Escritura y Magisterio forman un tripié indispensable para comprender el designio de Dios para la humanidad.
Es por eso que el gran San Atanasio, en su primera carta a Serapión, dice lo siguiente:
"Siempre resultará provechoso esforzarse en profundizar el contenido de la antigua Tradición, de la Doctrina y la Fe de la Iglesia Católica, tal como el Señor nos la entregó, tal como la predicaron los apóstoles y la conservan los Santos Padres. En ella, efectivamente, está fundamentada la Iglesia, de manera que todo aquel que se aparta de esta Fe, deja de ser cristiano y ya no merece el nombre de tal".
Por tanto, para poder comprender la Biblia hay que tener en cuenta la Tradición viva de toda la Iglesia y recordar además, que hay que leerla toda entera, pues muchos pasajes sólo se comprenden a la luz de la misma Biblia. Es un error fatal tomar un texto aislándolo y absolutizándolo, que es lo que ha dado origen a múltiples herejías antiguas y modernas. Todo lo que se refiere a la Sagrada Escritura está sometido, en última instancia a la Iglesia Católica que tiene el mandato y el ministerio de conservar e interpretar fielmente la palabra de Dios en el transcurso de los siglos.
Podemos decir que la Biblia es Católica ya que todos los autores sagrados del Nuevo Testamento pertenecieron a la Iglesia que Cristo fundó y que históricamente es la Iglesia Católica. Además fue la Iglesia, de acuerdo con la Tradición Apostólica la que determinó cuáles eran los libros inspirados por Dios tanto del Nuevo como del Antiguo Testamento formando una lista llamado "Canon", rechazando los llamados apócrifos y después, siglo tras siglo, con gran paciencia, laboriosidad y amor, copió a mano en los monasterios de Europa y de Oriente Medio los Libros Sagrados hasta la invención de la Imprenta. Si tenemos actualmente el Libro Sagrado es ciertamente gracias a la Iglesia Católica. Hasta los protestantes deben reconocer que si Lutero y los demás fundadores del Protestantismo tuvieron conocimiento de la Palabra de Dios, fue porque la Tradición de la Iglesia Católica la puso a su alcance.
Para entender bien la Biblia, no podemos fiarnos de cualquier predicador que la expone a su antojo. Debemos recibirla tal como la entiende la Iglesia Católica, Nuevo Pueblo de Dios, que Jesucristo fundó en sus Apóstoles y que siempre ha sido fiel a sus normas.
No solamente debemos tener en casa una Biblia Católica, sino leerla y estudiarla en y con la Iglesia Católica. Para saber si una Biblia es Católica o no, es preciso buscar en sus primeras páginas lo que se llama el "imprimátur" o sea el aval de un Obispo. Si la Biblia proviene de Estados Unidos de Norteamérica, de organizaciones o iglesias de dudosa procedencia, sin el "control de calidad" del imprimátur, debemos desecharlas porque pueden contener adulteraciones gravísimas como la de los Testigos de Jehová o la de los Mormones.
No conviene por tanto, leer o estudiar la Biblia cada quien por su cuenta o en grupos vagamente "cristianos" o "evangélicos" que no tienen en cuenta el valor de la Tradición que dio origen a la misma Biblia, pues es sumamente fácil equivocarse. Aún los libros que nos enseñan a comprender la Biblia, como este Folleto EVC, deben tener el Imprimátur de las Autoridades Eclesiásticas.
Y el asunto no carece de importancia ya que el principio protestante de la Libre Interpretación de la Biblia, según el cual el Espíritu Santo inspira personal y automáticamente al que toma una Biblia en sus manos, ha dado origen a la absurda proliferación de iglesias y sectas protestantes. Entre todas ellas, ¿quién tiene la razón? ¿Cómo el Espíritu Santo puede "inspirar' a los Adventistas una cosa y a los Presbiterianos otra? ¿Por qué los Metodistas o los Luteranos (y no digamos los Testigos de Jehová) pueden pretender que su interpretación de la Biblia es la correcta?
A Dios gracias, avaladas por la Autoridad Eclesiástica, tenemos muchas versiones o traducciones de la Biblia en diversos formatos y de variados precios y abundantísima literatura muy segura para comprender la Palabra de Dios. El Católico que se deja desorientar por algún grupo mal llamado "evangélico" o "cristiano" (como si la Iglesia Católica no fuera por antonomasia y excelencia lo uno y lo otro), es culpable en cuanto nunca buscó en su Parroquia o comunidad un encuentro con Dios en su Palabra Revelada.
¿QUÉ ES LA REVELACIÓN?
El hombre, desde siempre, como una constante en la historia, ha buscado a Dios. Comprendiendo por la sola luz de la razón que no todo acaba con la muerte, de que hay un más allá, de que existen seres espirituales y de que debe existir un Creador absoluto, ha ideado toda una gama de religiones naturales.
Compadecido Dios de estos esfuerzos humanos, se dignó abrir un camino a la salvación manifestándose personalmente a un pueblo especial a partir del Patriarca Abraham. Por los Patriarcas, Moisés y los Profetas, se fue revelando como el Dios único, vivo y verdadero, Padre providente y justo juez y fue preparando a Israel a través de largos siglos para la última y definitiva revelación: Jesucristo su Hijo Amado.
Jesús, como la Palabra de Dios hecha Hombre, nos manifiesta totalmente la intimidad de Dios. Por sus palabras, sus acciones y milagros, por su muerte y resurrección y finalmente por el envío del Espíritu Santo, que nos conduce a la Verdad completa, es la Imagen del Dios invisible por lo que ver a Cristo es ver al Padre. (Jn. 14,19).
Después de Cristo, por tanto, no hay que esperar ya ninguna revelación pública, antes de la manifestación gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo en su segunda venida al final de los tiempos.
A las palabras de los hombres, es prudente ponerlas en tela de juicio, ya que pueden contener errores involuntarios o mentiras. Pero cuando Dios se revela, hay que prestarle "la obediencia de la Fe" (Rom.16,26) porque Dios ni quiere ni puede equivocarse y equivocarnos. Ante la Palabra de Dios, todas las demás intentonas del hombre por conocerle, pierden su importancia.
LA INSPIRACIÓN DIVINA
Las verdades reveladas por Dios, que se contienen en la Biblia, fueron escritas por inspiración del Espíritu Santo.
Dios eligió a hombres que inspiró, usando ellos de sus propias facultades, conocimientos y medios, de modo que obrando Dios en ellos y por ellos, escribieron como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería.
Hay que confesar, por tanto, que todo lo que los autores humanos de la Biblia afirman, es afirmado por el Espíritu Santo y por consiguiente es Palabra de Dios.
LA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA
Habiendo hablado Dios en la Sagrada Escritura por medio de hombres y a manera humana, hay que saber interpretar lo que Dios quiso comunicarnos. De ahí la importancia de conocer y distinguir los "géneros literarios" de la Biblia. La verdad revelada puede expresarse de diversas maneras si se trata de libros históricos, proféticos, poéticos u otros géneros literarios.
El intérprete debe investigar el sentido que intentó el autor del libro en cuestión, según las condiciones de su tiempo, de sus circunstancias y cultura, de los géneros literarios usados en su época. Por eso la Iglesia Católica ha puesto tanto empeño en el estudio de la Sagrada Escritura. Leer la Biblia es fácil, comprenderla o interpretarla no.
La misma Biblia nos pone en guardia en contra de interpretaciones privadas. San Pedro en su segunda carta nos advierte: "Sépanlo bien: nadie puede interpretar a su gusto una profecía de la Escritura, ya que ninguna profecía proviene de una decisión humana, sino que los hombres de Dios hablaron movidos por el Espíritu Santo". (2 Pe.1,20).
En el libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos el pasaje de un etíope que leía en su carruaje al Profeta Isaías y cuando San Felipe le pregunta si entiende lo que va leyendo, contesta con sencillez: "Si nadie me lo explica, cómo lo voy a entender' (Hech.8,31).
LENGUAJE ORIGINAL Y TRADUCCIONES DE LA BIBLIA.
La mayoría de los libros del Antiguo Testamento fueron escritos en Hebreo, salvo algunos pasajes de Daniel y de Esdras, que lo fueron en Arameo y algunos libros sapienciales en Griego.
Los del Nuevo Testamento fueron escritos por lo general en Griego, que era la lengua popular de los primeros siglos de Cristianismo. El Evangelio de San Mateo fue redactado en arameo.
La primera traducción del Antiguo Testamento fue hecha tres siglos antes de Cristo por orden del rey de Egipo Ptolomeo Philadelfo que encomendó a 70 sabios tradujeran al griego 39 libros escritos en Hebreo y por eso se llama la "Traducción de los Setenta".
Las primeras traducciones al Latín se hicieron en el Norte de Africa cerca del año 250 d.C. y después otras en la Galia, la actual Francia. Fue sin embargo el gran San Jerónimo el que revisó en 383 el texto antiguo de los Evangelios y después en 384, emprendió una versión latina de todo el Antiguo, Testamento. Es la traducción conocida como la "Vulgata".
Es comprensible cómo antes de la invención de la imprenta, pocas personas podían darse el lujo de poseer una Biblia completa. Tenemos en los museos Biblias hermosísimas, enormes, escritas a mano e ilustradas espléndidamente, pero eran privilegio de catedrales, monasterios o personas de la nobleza. Además había muchos cristianos analfabetas que dependían totalmente de la predicación oral de los sacerdotes y religiosos.
Con la llegada de la imprenta en el siglo XV, se empezaron a publicar Biblias en diversos idiomas. Ya 50 años antes de que Lutero en 1522 tradujera el Nuevo Testamento al alemán, la Iglesia había publicado en ese mismo idioma nada menos que 16 ediciones completas.
Las versiones en español no tardaron en aparecer siendo las más conocidas las de Felipe Scio de San Miguel y las Félix Torres Amat, pero gracias sobre todo al Concilio Vaticano II que impulsa fuertemente al estudio de la Sagrada Escritura, abundan las traducciones en nuestro idioma: la Biblia de Jerusalén, Straubinger, Nacar-Colunga, Latinoamericana, Mateos-Schokel, etc...
La versión en la cual nos hemos inspirado para elaborar este Folleto EVC, ha sido la LATINOAMERICANA, que mucho recomendamos porque ha sido preparada con nuestro modo de hablar (aunque en algunos casos no sea muy elegante) y sus notas explican muchas cosas para la gente sencilla. El orden de los libros también es el de esta versión, ya que puede variar en las diversas ediciones.
Los protestantes de habla hispana se basan mucho en una traducción realizada por Cipriano de Valera en el siglo XVI y de Estados Unidos de Norteamérica cada iglesia o secta tiene su versión, algunas de muy dudosa calidad. Además, en algunas ediciones protestantes, han suprimido mañosamente algunos libros, como los Macabeos que afirman la existencia del Purgatorio y que ellos niegan, aduciendo que no son inspirados. Dichas Biblias deben ser rechazadas por no tener el Imprimátur de la Iglesia Católica.
LOS LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
El Antiguo Testamento tiene libros de distinto carácter, pudiendo clasificarse en Históricos, Proféticos y Sapienciales, aunque en algunos libros se entremezclan dichos caracteres.
LIBROS HISTÓRICOS
Los Primeros cinco son llamados el Pentateuco: Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
GENESIS: Lo primero que aprendimos en el Catecismo para prepararnos a la Primera Comunión, es el relato de la Creación con la caída de nuestros primeros padres y la promesa del Salvador. Todo eso está en los primeros 11 capítulos de este libro, pero es importantísimo tener en cuenta de que no se trata de una historia en el sentido moderno de la palabra, ya que no es la descripción de hechos históricos. Son relatos alegóricos, comparaciones (como las Parábolas de Jesucristo) que encierran verdades religiosas de gran profundidad. Los personajes Adán, Eva, Noé, etc. representan en realidad a los hombres de ayer y de hoy.
El propósito de estos capítulos es enseñarnos el sentido de la historia y del mundo en que vivimos. El Universo, ¿de dónde, para qué? ¿Qué es el hombre? ¿Porqué la muerte? ¿Qué es el pecado? ¿Quién es Dios?
El Génesis no tuvo un solo autor sagrado sino varios que recogieron textos más antiguos de los Babilonios pero les dieron un sentido nuevo para que expresaran los designios de Dios sobre la Creación.
Tomar en sentido literal estos relatos lleva a muchos a un conflicto indebido entre Fe y Ciencia, ampliamente aprovechado por los maestros de la escuela laica para apartar a sus alumnos de la Iglesia.
A partir del capítulo 12, el Génesis nos pone ya en contacto con personajes de carne y hueso, como el Patriarca Abraham. Podemos decir que se trata de historia aunque con las reservas del estilo usado en aquellos tiempos. Es el nacimiento del Pueblo de Dios y de la Alianza que Dios hace con los hombres.
EXODO: El libro del Exodo es el corazón del Antiguo Testamento. Nos relata la salida del Pueblo de Israel de Egipto, liberado de la esclavitud por "el brazo fuerte de Dios". Cinco siglos han pasado desde los tiempos de Abraham e Israel se ha asentado para sobrevivir en el fecundo delta del río Nilo, donde ha prosperado. En tiempos del Faraón Ramsés II, son oprimidos y explotados cruelmente. Dios escucha sus gemidos y los libera suscitando un gran líder: Moisés.
La liberación, el éxodo relatado en este libro, se realiza la noche de la primera Pascua, que sigue siendo la celebración litúrgico más importante tanto de judíos como de cristianos.
El texto está formado por varias versiones antiguas y aunque tienen gran valor histórico, contienen ampliaciones de tipo poético o exageraciones de tinte épico. lmportantísimo es el capítulo 20, en donde se relata la proclamación de la Ley de Dios, LOS DIEZ MANDAMIENTOS, en el monte Sinaí. Dios, además de liberar a su Pueblo de la esclavitud de Egipto, lo libera con su ley de la peor de las esclavitudes: el pecado.
LEVITICO: Tanto la Sagrada Familia como el mismo Jesucristo, vivieron y cumplieron "la ley de Moisés". Israel es un pueblo con una religión muy bien organizada, con autoridades religiosas, fiestas e ideas muy precisas de lo que agrada a Dios.
La mayoría de las leyes de la Biblia están en el Levítico, los Números y el Deuteronomio, Al Levítico se le nombró así porque contiene las Leyes que los sacerdotes de la tribu de Leví debían conocer, practicar y enseñar y contiene tres partes:
Ley de los Sacrificios: capítulos 1 al 8
Ley referente a lo puro y lo impuro: 11 al 15
Ley de la santidad: 17 al 23.
San Pablo nos enseña cómo la Ley era propia de la cultura judía y no se debía imponer a los paganos que se convertían a Cristo.
NUMEROS: Este libro toma su nombre porque empieza por las cifras de un censo del pueblo hebreo. Para él vale lo que se dijo para el Levítico: los censos, sucesos y declaraciones de Yahvé a Moisés son solamente una manera de presentar las leyes que reunieron o redactaron los sacerdotes después de él.
Los capítulos 11 al 14 y 20 al 25 conservan tradiciones y recuerdos muy antiguos referentes al tiempo del desierto, completando lo leído en Exodo.
DEUTERONOMIO: Este libro fue redactado en el siglo VII antes de Cristo, más de 500 años después del encuentro de Moisés con Dios. Israel ha sufrido muchos reveses y la ley había sido olvidada en el templo durante la persecución de Manasés. Fue redescubierta en 622 A.C. y originó la reforma de Josías.
Los autores del Deuteronomio ponen en boca de Moisés los discursos que ellos mismos dirigían al pueblo y le atribuyen las advertencias y las leyes que lo podían salvar. Recoge la predicación de los profetas referente a la justicia y al amor. Es el primer esfuerzo que se haya hecho en el mundo para crear una sociedad solidaria y fraternal.
JOSUE: Moisés condujo a los Israelitas hasta las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán. A pesar de la recia dirección de Moisés, Israel no era todavía una nación organizada: era el agrupamiento de varias tribus o familias unidas en una común aventura. Será Josué, después de la muerte de Moisés, el líder que condujo al pueblo a la Tierra Prometida instalándose muchas veces pacíficamente entre las ciudades fortificadas de los cananeos. Vivieron al lado de agricultores y pastores y se relacionaron con ellos, adoptando en muchos casos sus costumbres y hasta sus dioses, corriendo el peligro de desaparecer como pueblo.
Los que salvaron a Israel de la desaparición, fueron un grupo de valientes que con Josué a la cabeza, decidieron conquistar las ciudades de Canaán, conquista que consumaría dos siglos más tarde el rey David.
El libro fue redactado por los profetas en el siglo VII antes de Cristo, cinco siglos después de Josué, reuniendo documentos sin el propósito de narrar una historia exacta y completa.
JUECES: Este libro narra los problemas de Israel para instalarse en la tierra de Canaán, dejando de ser solamente pastores itinerantes para convertirse en agricultores. Se destaca sobre todo la tentación de la idolatría, rodeados como estaban de cananeos paganos, entregados al culto de los Baales con ritos de prostitución sagrada, todo ello muy atractivo.
Surgen entonces hombre llamados Sofetim, que quiere decir Jueces y Jefes, aunque nunca se sentaron en un tribunal. En medio de las crueldades de asesinar a un rey enemigo o guerrear contra los filisteos, Israel vio en ellos a sus salvadores e instrumentos de la justicia de Dios.
Las hazañas de los Jueces, fueron motivo de alegría para aquellos que las relataban y las transformaron poco a poco en leyendas. La secuencia de los acontecimientos es la siguiente:
- Los israelitas se apartan de Yahvé y caen en la idolatría.
- Por eso, Dios los entrega en manos de sus enemigos.
- Los israelitas reconocen sus errores y claman a Yahvé.
- Dios responde en la persona de un libertador.
SAMUEL: El libro de Samuel está dividido en la Biblia en dos y nos descubre la obra de Dios en el corazón de los hombres y la manera como estos cooperan al reino de Dios. Con serenidad se narran tanto las hazañas como las faltas de David, que siendo débil en algún momento, es sin embargo, modelo de creyente. La profecía de Natán será decisiva para el porvenir: el reinado de David en Jerusalén y Palestina, desembocará en el Reino universal de Dios: Jesucristo, Hijo de David, es el Rey del Universo.
REYES: David tomó Jerusalén 1000 años antes de Cristo y a la muerte de su hijo Salomón, el Pueblo de Dios, en 932, se dividirá. El reino del norte, llamado de Israel, durará tan solo dos siglos mientras que el sur, Judá, durará hasta 587, año de la destrucción de Jerusalén, del Templo y del Destierro a Babilonia por Nabucodonosor. Abarca el libro cuatro siglos en total.
Es un tiempo muy importante porque surgen los grandes Profetas, Isaías, Jeremías, etc. y un grupo de profetas que narran gran parte de la historia del Pueblo de Dios. Los capítulos referentes a Elías y Eliseo forman un conjunto aparte.
CRONICAS: El autor de las Crónicas quiso demostrar que el porvenir del pueblo judío dependía de la fidelidad a la Ley de Moisés y a las prescripciones del culto. Repite lo que ya estaba relatado en Samuel y los Reyes acerca del pueblo de Judá, haciendo a un lado totalmente lo acontecido en el reino de Israel.
El provecho que el creyente puede sacar de este libro un tanto aburrido es la certeza de que lo importante es cumplir la voluntad de Dios: lo demás vendrá como regalo suyo.
ESDRAS Y NEHEMIAS: Cuando Nabucodonosor invadió Palestina, se llevó a Babilonia secuestrados a los principales de los judíos el año 587. El destierro en Babilonia duró hasta 538, pero no toda la población fue desterrada: quedaron en Palestina pequeños agricultores sin jefes ni responsables espirituales. La nación desapareció prácticamente pero resurgió gracias a los desterrados que volvieron liberados por el persa Ciro en 538 y se organizaron bajo la dirección de Esdras y Nehernías.
El peligro al regresar era que al encontrarse entre extranjeros y judíos poco conscientes de su misión, se perdiera el entusiasmo. Esdras y Nehemías los mantuvieron unidos entre sí sobretodo entorno a la obra bíblica reuniendo por primera vez todos los libros sagrados y hacerlos la base de la religión. Esdras dió los rasgos propios a la comunidad manteniéndolos apartados de los gentiles como un pueblo consagrado a Dios.
MACABEOS: Después de Esdras y Nehemías, bajo el imperio Persa los israelitas pudieron vivir en paz y establecer sus comunidades comerciales por todo el Mediterráneo. Pero cuando Alejandro Magno se adueñó de todo el mundo conocido, la cultura griega fue impuesta por sus sucesores. Los Tolomeos fueron condescendieses con la religión y costumbres de los israelitas, pero en el año 197 A.C. Los Antíocos desataron una feroz persecución. Fue cuando surgieron los Macabeos que preferían la muerte antes que renegar del Dios de sus padres. Estos dos libros, nos relatan las hazañas de los cinco hermanos Macabeos entre los años 170 al 130 a.C.
LIBROS PROFETICOS
En el Pueblo elegido se produjo un fenómeno único: Dios habla al hombre por medio de los profetas, para educarlo en la Fe, orientarlo a su plenitud, corregir sus desviaciones, preparar la venida del Hijo de Dios.
ISAIAS: El más grande de los Profetas es sin duda Isaías, no tan solo por la extensión de sus escritos, sino por el mensaje que entrega y la belleza incomparable de sus poemas.
Isaías vivió siete siglos antes de Cristo, cuando Israel se vió envuelto en las guerras entre Asur y Egipto. Por los años 701 - 691, Senaquerib, rey de Asur, viene a someter a Judá. El rey Ezequías, animado por Isaías, le resiste y sucede la célebre liberación milagrosa de Jerusalén.
No todo el libro de Isaías fue escrito directamente por él, ya que fue completado por sus discípulos siglo y medio más tarde.
De importancia excepcional en este libro son la profecía del Mesías nacido de una Virgen y el poema del Siervo de Yahvé, que rompe con los esquemas mentales que los judíos tenían de un Mesías guerrero y liberador de imperios temporales.
JEREMIAS: Un muchacho de Anatot, llamado Jeremías, recibe de Dios el llamado en 626 a.C. de profetizar no tan solo a Israel, sino a todas las naciones. Y no tan solo para predicar, sino para "arrancar y destruir, edificar y plantar". Se trata de acelerar la historia, apresurar la venida de Jesucristo.
En algunas versiones Bíblicas aparecen las "Lamentaciones de Jeremías" como un libro aparte y es por eso que los libros de la Biblia pueden ser 72 o 73.
EZEQUIEL: Las palabras duras que Ezequiel pone en boca de Dios, no deben hacernos olvidar otras páginas de la Biblia en que Dios nos habla con cariño. Un verdadero padre, también debe corregir y castigar al hijo que se ha portado mal. Así sucedió con el Pueblo de Israel.
Ezequiel es un joven sacerdote que fue deportado en 598 y anunciando la destrucción de naciones extranjeras, profetiza el retorno de Israel a Jerusalén porque Dios no quiere que su Pueblo desaparezca.
OSEAS: El amor de Dios por la humanidad es expresado en el libro de Oseas comparándolo con el amor conyugal. Y así como el Profeta sufre en carne propia las infidelidades de su esposa y es obligado a perdonar, Dios perdona los desvaríos de su Pueblo y perdona una y otra vez.
En el capítulo 14 se abre una esperanza para el futuro.
JOEL: Los Profetas saben que lo que pasa es providencia divina y ante la devastación de una plaga de langostas, Yahvé hace oír su voz. Joel es quien anuncia el día de Pentecostés.
AMOS: Ocho siglos antes de Cristo, Amós un humilde pastor es enviado por Dios a denunciar la injusticia social reinante: mientras algunos nadan en la riqueza, el pueblo padece miseria. Amós nos revela a un Dios que defiende el derecho de los pobres.
ABDIAS: Escrito probablemente entre el año 500 a.C. y antes de la conquista de Edom en el año 312. Sus poemas están llenos de gritos de venganza que en el fondo demuestran su fe en la justicia de Dios.
JONAS: El autor del libro de Jonás bien merece el título de Profeta, ya que en este relato no histórico sino semejante a las parábolas de Jesucristo, habla de verdades que olvidaban los de su tiempo. No critica a los idólatras sino más bien a los judíos que encerrados en su nacionalismo, olvidaban que Yahvé es Dios para todos los hombres del mundo.
MIQUEAS: Es contemporáneo de Isaías pero es hombre de campo al que Dios llamó y le dio "fuerza, justicia y valentía" para denunciar los pecados de Israel y anunciar la prosperidad de Jerusalén en tiempos futuros.
NAHUM: Nahúm es un Profeta patriótico y además poeta. Vivió cuando el Imperio Asirio se desmoronaba. Muchos pueblos los odiaban, entre ellos los Judíos, cuando en 612 a.C. los Medos y los Babilonios destruyeron Nínive, capital de los Asirios. Nahúm nos dice que Dios es quien gobierna la historia de los pueblos.
HABACUC: Es el Profeta que se atreve a pedirle cuentas a Dios, Su justicia no se ve clara: de una opresión, Israel pasa a otra peor. Yahvé nos pide solamente que nos mantengamos fieles.
SOFONIAS: Por el año 630, Sofonías habla para decir que la paciencia de Yahvé no soporta más y va a destruir a Jerusalén. Pero también anuncia que Dios va a formar un "pueblo de pobres" en medio de los cuales vivirá.
AGEO: Encabeza a los Profetas posteriores al destierro. Habiendo pasado la prueba, la comunidad judía debe reconstruir antes que nada el Templo. La madurez del pueblo se dará en la fidelidad a la Ley y al culto.
ZACARIAS: Participa como Ageo en la "restauración" del pueblo y del Templo 520 a.C. El Templo es un símbolo: un tiempo nuevo ha empezado y hay que preparar el Día de Yahvé.
MALAQUIAS: Interviene para corregir varias costumbres malas de la comunidad. Yahvé discute con los razonadores que le piden cuentas y no reconocen su amor.
DANIEL: Fue costumbre en dos siglos anteriores a Cristo, hablar de los hechos que estaban sucediendo como si Dios los hubiera dado a conocer en tiempos anteriores. Es el caso del libro de Daniel que en realidad fue escrito en tiempo de los Macabeos durante la persecusión de Antíoco Epifanes. El mensaje puede resumiese así:
- La gran persecución contra los judíos hace parte del plan de salvación.
- No conseguirán destruir al pueblo creyente.
- Después de la persecución vendrá el Reino dé Dios.
Es una ficción literaria en donde por medio de visiones, números misteriosos, colores simbólicos, etc., (estilo apocalíptico) se afirma que el plan de Dios se está cumpliendo.
Muy importante es el pasaje en que el texto habla del Hijo del Hombre (7,9-14), título que Jesús se aplica en varias ocasiones. Se afirma igualmente la resurrección de los muertos (1 2,1-3) y en 9,21-27 hay una profecía que se ha prestado para especular acerca del fin del mundo, pero que en realidad está relatando los hechos sucedidos entre 587 y 171 a.C. Es inútil. manipular las crifras para calcular el fin del mundo que ni el mismo Cristo quiso revelar.
LIBROS SAPIENCIALES
JOB: Como en el caso de Jonás, Job es un personaje no histórico. El autor aborda uno de los interrogantes más preocupantes de la humanidad: el mal. Reducido Job a la más terrible de las miserias, este bellísimo poema nos lleva a reflexionar sobre lo insatisfactoria que es la vida del hombre.
Job clama a Dios con toda su fuerza y la respuesta de Dios no deja de ser asombrosa.
PROVERBIOS: Todos los pueblos, de cualquier tiempo, han tenido hombres que reflexionan sobre las cosas de la vida: la riqueza, la fortuna, la conducta de los hombres, etc. En Israel, en tiempos de Salomón, se desarrolló la literatura sapiencial y surgió el libro de los Proverbios. Es Palabra de Dios, como los libros proféticos, pero de otro tipo. la mayor parte del libro es muy antigua, pero se extiende hasta el siglo II a.C. Es célebre el capítulo 8.
ECLESIASTES: El autor de este curioso libro vivió probablemente entre los siglos IV y III a.C. y toma el seudónimo de "Eclesiastés" personificándolo como el Rey Salomón, notable por su sabiduría. El tono un tanto pesimista resalta las deficiencias y limitaciones del ser humano, invitándolo a vivir plenamente el día presente y dejando el resto en manos de Dios.
CANTAR DE LOS CANTARES: Una pareja de enamorados dialoga como en un sueño lleno de figuras sensuales sin mencionar siquiera a Dios y sin embargo este libro es parte de la Biblia. El amor humano no era cantado así en las culturas de oriente. El Cantar nos entrega el mensaje religioso de toda la Biblia, que es la búsqueda del amor. Todo amor verdadero viene de Dios y es algo de Dios.
RUTH: Esta encantadora novela nos entrega una tradición muy antigua que afirmaba que entre los antepasados de David, había una mujer extranjera, moabita. Nos relata la cultura sencilla de los campesinos y abre el nacionalismo celoso propiciado por Esdras, al aceptar a una extranjera en la comunidad de Dios.
ESTER: Las novelas reflejan con personajes ficticios, situaciones históricas, angustias o logros, modos de pensar en un momento dado. Es lo que sucede con Ester: habían muchos Judíos en países extranjeros, lejos del templo, siempre en peligro, discriminados y perseguidos, sostenidos en la fe tan solo por la Palabra de Dios. Gracias a la intervención de Mardoqueo y Ester, el pueblo judío es salvado del exterminio.
TOBIAS: Como el libro de Ester, Tobías es una novela bellísima que nos deja ver muchas de las costumbres y virtudes, no exentas de peligro, del pueblo de Israel. Valores como la fidelidad a Dios, la familia, honestidad, paciencia en las penas, confianza en Dios, etc... se entretejen hacia un final feliz.
JUDIT, Cuando el pueblo fuera fiel a la Ley, Dios lo defendería de sus enemigos (Gén.12,2-3). En esta novela, Dios suscita a una mujer, Judit, para que con tanta astucia como heroísmo, libere a Israel del peligro que lo amenazaba.
BARUC: Es de los últimos libros escritos antes de Cristo en una de esas comunidades judías que vivían fuera de Palestina, Como tiene algunos párrafos al estilo de Jeremías, se le atribuyó falsamente a su secretario Baruc.
SABIDURIA: la cultura griega había llegado a Palestina a partir de Alejandro Magno, y el Pueblo de Dios, sin renunciar a la Revelación, tiene que presentarla de una manera nueva, dando una respuesta a la angustiosa cuestión del mal, del dolor y de la muerte. Habla de la existencia de Dios (cap. 13) inspirando a San Pablo. Fue escrito en Egipto entre 80 y 50 a.C.
SIRACIDES: También llamado "Eclesiástico", fue escrito dos siglos antes de Cristo por Jesús-Ben-Sirá (hijo de Sirá) y muestra una síntesis de las tradiciones y enseñanzas de los sabios de Israel. Era necesario rescatar a sus contemporáneos que atraídos por la cultura griega, consideraban anticuada a la religión judía.
Ningún pueblo aparte de Israel, tiene la"sabiduría" venida de Dios. La Ley de Dios lleva a una vida personal y social más humana, más inteligente y responsable.
SALMOS: ¡Cuánto se ha escrito acerca de esta colección de 150 oraciones inspiradas, de gran contenido poético! Tanto Israel como la Iglesia han orado por más de 3000 años con el Salterio que contiene himnos, acciones de gracias, súplicas colectivas o individuales o lamentaciones.Escritos por varios autores (algunos salmos se atribuyen al Rey David), en circunstancias diversas del Pueblo de Dios, no siempre es fácil su comprensión o rezar con ellos, pero siempre encontraremos el modo de orar aplicándolos a nuestras propias vidas y vicisitudes.
"En los Libros Sagrados, el Padre que está en el Cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos".
Deí Verbum
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