MANUAL DE ORACIONES

I. AL LEVANTARSE

II. OFRECIMIENTO DE OBRAS

III. MEDITACIÓN

IV. ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

V. SALUDO A LA SANTÍSIMA VIRGEN

VI. ROSARIO

VII. VISITA A LA EUCARISTÍA Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

VIII. ORACIONES DE LA NOCHE

IX. SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

X. HORA EUCARISTICA

XI. ORACIONES VARIAS

XII. ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE

XIII. ORACIÓN A SAN JUAN DIEGO

I. AL LEVANTARSE

 

Invocación

V/ ¡Cristo, Rey nuestro!

R/ ¡Venga tu Reino!

Padrenuestro...

Avemaría...

Petición inicial

Señor y Padre mío, inspira mis pensamientos, palabras y acciones y acompáñalas con tu ayuda, para que todas mis actividades comiencen y terminen según tu voluntad y por amor a ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

II. OFRECIMIENTO DE OBRAS

Oracion a la Santisima Trinidad

Señor y Padre mío, Dios del cielo y de la tierra, Padre Creador, Hijo Redentor, Espíritu Santo Santificador. Te adoro y te amo con todo el corazón. Te doy gracias por haberme creado, por haberme redimido, por haberme llamado a la fe católica y por haberme conservado durante esta noche. Te ofrezco en este día mi oración, mi trabajo y mi cansancio, mis sufrimientos y mis alegrías; haz que todo lo haga por amor a ti y según tu voluntad. Dame firmeza en la vivencia de mi vocación cristiana, paciencia en el sufrimiento, audacia en la confesión de mi fe, sabiduría en el camino de la vida, caridad en mis relaciones con los hombres. Líbrame del pecado y de todo mal. Que tu gracia esté siempre conmigo y con todos los que amo. Amén.

Oracion a Jesucristo

Jesucristo, fiel amigo de mi alma y Rey supremo del Regnum Christi, te renuevo la ofrenda que te he hecho de mi vida, para que me enseñes a hacer tu voluntad, para que me fortalezcas en tu seguimiento, para que te imite en las virtudes cristianas, especialmente aquellas que más te agradan: la caridad, la humildad, la justicia y la rectitud. Concédeme ser un apóstol fiel y celoso de tu Iglesia y la gracia de poder anunciar en este día tu mensaje de salvación a aquellos hermanos que encuentre en mi camino. Que por la convicción con que viva mi fe católica y el ardor con que la trasmita me convierta en fecundo conquistador de almas para el Reino. Amén.

Oracion a la Santisima Virgen

Madre mía, vengo ante ti en este nuevo día a bendecirte por las cosas grandes que ha hecho en ti Dios todopoderoso, a agradecerte las gracias que me has alcanzado, a consagrarte todos mis pensamientos, palabras y obras y a pedirte tu bendición para mí y cada uno de los miembros del Regnum Christi.

Intercede ante Dios por nosotros que, esparcidos por el mundo, nos esforzamos por vivir la fe, la esperanza y la caridad de las que tú nos das tan admirable y alto ejemplo.

Concédeme imitar la vida de oración, de obediencia, de humildad, de fidelidad, de sacrificio y de sencillez que compartiste con tu Hijo nuestro hermano y Señor.

Ayúdame a formar un corazón manso y humilde como el de tu hijo Jesucristo, y alcánzame la gracia de recibirle en el sacramento de su amor con el fervor con que tú lo hacías en los años de tu soledad.

Dile a Jesús, oh Madre, cuánto le quiero amar, cuáles son mis deseos de santificación y apostolado. Dile con que fervor y constancia quiero servirle en el Regnum Christi que ha de ser un instrumento fiel para la extensión de su Reino entre los hombres.

Examen de previsión

III. MEDITACIÓN

Invocación al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.

V/ Envía tu Espíritu Creador.

R/ Y renueva la faz de la tierra.

Oremos: Oh Dios, que quisiste ilustrar los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Acto de fe

Dios mío, porque eres verdad infalible, creo firmemente todo aquello que has revelado y la Santa Iglesia nos propone para creer.

Creo expresamente en ti, único Dios verdadero en tres Personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Y creo en Jesucristo, Hijo de Dios, que se encarnó y murió por nosotros, el cual nos dará a cada uno, según los méritos, el premio o el castigo eterno.

Conforme a esta fe quiero vivir siempre. Señor, acrecienta mi fe.

Acto de esperanza

Dios mío, espero de tu bondad, por tus promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la vida eterna y la gracia necesaria para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer.

Señor, que pueda gozarte para siempre.

Acto de caridad

Dios mío, te amo con todo el corazón sobre todas las cosas, porque eres infinitamente bueno y nuestra eterna felicidad: por amor a ti amo a mi prójimo como a mí mismo, y perdono las ofensas recibidas.

Señor, haz que yo te ame cada vez más.

Proposito

Desarrollo de la meditación

Dialogo con Cristo

Conclusión y Compromiso

 

IV. ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Oración a Jesús crucificado

Mírame, oh mi amado y buen Jesús, postrado a los pies de tu divina presencia. Te ruego y suplico con grande fervor de mi alma, te dignes grabar en mi corazón sentimientos vivísimos de fe, esperanza y caridad, arrepentimiento sincero de mis pecados y propósito firme de nunca más ofenderte. Mientras yo, con todo el amor y dolor de que soy capaz, considero y medito tus cinco llagas, teniendo en cuenta aquello que dijo de ti, oh mi Dios, el santo profeta David: «Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos».

Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

Oh buen Jesús, óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me separe de ti.

Del enemigo malo, defiéndeme.

En la hora de mi muerte, llámame.

Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos.

Amén.

Oración al Padre

Gracias te doy, Señor, Padre todopoderoso, por todos tus beneficios y señaladamente porque has querido admitirme a la participación del sacratísimo Cuerpo de tu divino Hijo. Te suplico, oh Padre clementísimo, que esta sagrada comunión no sea para mí lazo ni ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo de mi buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos y aumento de caridad, paciencia, verdadera humildad y de todas las virtudes; sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo solo, mi verdadero Dios y Señor, y sello feliz de mi dichosa muerte. Y te ruego que tengas por bien llevarme a mí, pecador, a aquel convite inefable, donde Tú, con tu Hijo y Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha completa y felicidad perfecta. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Oración de acción de gracias

Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer con firmeza; espero en ti, pero ayúdame a esperar sin desconfianza; te amo, Señor, pero ayúdame a demostrarte que te quiero; estoy arrepentido, pero ayúdame a no volver a ofenderte. Te adoro, Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi fin; te alabo, porque no te cansas de hacerme el bien y me refugio en ti, porque eres mi protector. Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu misericordia me consuele y tu poder me defienda.

Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti; te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad; te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti. Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, como Tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.

Te pido, Señor, que ilumines mi entendimiento, que fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi corazón y santifiques mi espíritu. Hazme llorar, Señor, mis pecados, rechazar las tentaciones, vencer mis inclinaciones al mal y cultivar las virtudes.

Dame tu gracia, Señor, para amarte y olvidarme de mí, para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle miedo al mundo. Dame tu gracia para ser obediente con mis superiores, comprensivo con mis inferiores, solícito con mis amigos y generoso con mis enemigos.

Ayúdame, Señor, a superar con austeridad el placer, con generosidad la avaricia, con amabilidad la ira, con fervor la tibieza. Que sepa yo tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las dificultades, sencillez en los éxitos. Concédeme, Señor, atención al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis propósitos.

Ayúdame a conservar la pureza de alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar en mi trato con el prójimo y verdaderamente cristiano en mi conducta. Concédeme tu ayuda para dominar mis instintos, para fomentar en mí tu vida de gracia, para cumplir tus mandamientos y obtener mi salvación. Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida y la eternidad futura.

Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y obtener tu gloria. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Ofrecimiento

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer. Tú me lo diste; a ti, Señor, lo torno. Todo es tuyo. Dispón de mí según tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta.

Oración a Cristo Rey

Oh Cristo Jesús, te reconozco por Rey universal. Todo cuanto existe ha sido creado por ti. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo mis promesas del bautismo, renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y prometo vivir como buen cristiano. Muy en particular me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia.

Jesucristo, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan y vivan tu mensaje de paz, de justicia y de amor.

Oración por el Papa

Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él Tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo firmemente que, por medio de él, Tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea.

Oración por el Director General del Regnum Christi

Jesucristo, Rey supremo de la Legión y el Regnum Christi, dígnate infundir en el corazón de nuestro Director General todas aquellas virtudes propias de tu divino Corazón, principalmente la prudencia, la fortaleza y la caridad; y llénalo de tu luz para que pueda regirlos y gobernarlos de la manera que más convenga para la salvación de las almas y el triunfo de tu Reino. Así sea.

Oración por la fidelidad de los miembros del Regnum Christi

Jesucristo: la misión que nos has confiado de llevar adelante el Regnum Christi y de hacerlo crecer sano y vigoroso para el bien de los hombres y de tu Reino, se nos presenta totalmente gratuita, imprevista, misteriosa y desproporcionada a nuestras posibilidades. Y puesto que el Movimiento tendrá vigor y florecerá mientras permanezca y aliente en nuestras vidas y costumbres el espíritu de nuestro fundador, te rogamos que nos hagas ver la urgencia de conocer, asimilar y trasmitir la doctrina, el espíritu, la metodología apostólica, las genuinas tradiciones, la disciplina y el estilo de vida del Regnum Christi, tal y como nos han sido manifestados por nuestro padre fundador, ya que a nosotros corresponde esta tarea.

Te pedimos, Señor, que nos concedas una total adhesión al carisma que inspiraste a nuestro padre fundador.

Tú has querido hacernos partícipes de tu plan de salvación y está en nuestras manos el irlo realizando paso a paso para bien de la Iglesia y de la humanidad, o el hacerlo fracasar de modo lamentable. Por ello, te pedimos lo que Tú mismo nos pides: fe, mucha fe en tu obra, amor a ella, confianza en su misión, docilidad, colaboración leal, humildad, responsabilidad y fidelidad. Así sea.

V. SALUDO A LA SANTÍSIMA VIRGEN

V/ El ángel del Señor anunció a María.

R/ Y concibió del Espíritu Santo.

V/ Dios te salve, María...

V/ He aquí la esclava del Señor.

R/ Hágase en mí, según tu palabra.

V/ Dios te salve, María ...

V/ Y el Verbo se hizo carne.

R/ Y habitó entre nosotros.

V/ Dios te salve, María ...

V/ Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

R/ Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

V/ Oremos: te pedimos, Señor, infundas tu gracias en nuestras mentes, para que los que hemos conocido por el mensaje del ángel el misterio de la encarnación de tu Hijo, seamos conducidos a la gloria de la resurrección, por los méritos de su cruz y pasión. Por el mismo Cristo nuestro Señor.

R/ Amén.

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Tres veces)

Regina caeli

V/ Alégrate, Reina del cielo, aleluya.

R/ Porque Aquél a quien mereciste llevar en tu seno, aleluya.

V/ Ha resucitado como lo predijo, aleluya.

R/ Intercede por nosotros ante Dios, aleluya.

V/ Gózate y alégrate, María virgen, aleluya.

R/ Porque en verdad el Señor ha resucitado, aleluya.

V/ Oremos: oh Dios, que has llenado de alegría el mundo con la resurrección de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, concédenos por intercesión de su Madre la Virgen María, el llegar a poseer la dicha de la vida inmortal. Por Cristo nuestro Señor.

R/ Amén.

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Tres veces)

Oración al ángel de la guarda

Ángel del Señor, que eres mi custodio; puesto que la providencia soberana me encomendó a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén.

VI. ROSARIO

Introducción

Señor mío, Jesucristo,

Dios y hombre verdadero.

Creador y Redentor mío,

por ser Tú quien eres,

y porque te amo sobre todas las cosas,

me pesa de todo corazón haberte ofendido.

Quiero y propongo firmemente

confesarme a su tiempo.

Ofrezco mi vida, obras y trabajos

en satisfacción de mis pecados.

Y confío en tu bondad y misericordia infinita

que me los perdonarás y me darás la gracia

para no volverte a ofender. Amén.

Misterios para la contemplación

Misterios de gozo (lunes y sábado):

1. La encarnación del Hijo de Dios.

2. La visitación de nuestra Señora a santa Isabel.

3. El nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.

4. La presentación del Señor en el templo.

5. El Niño perdido, hallado en el templo.

Misterios de luz (jueves):

1. El Bautismo en el Jordán.

2. La autorrevelación en las Bodas de Caná.

3. El anuncio del Reino y la invitación a la conversión.

4. La Transfiguración.

5. La institución de la Eucaristía.

Misterios de dolor (martes y viernes):

1. La oración de Jesús en el huerto.

2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo.

3. La coronación de espinas.

4. Jesús carga con la cruz.

5. Jesús es crucificado.

Misterios de gloria (miércoles y domingos):

1. La gloriosa resurrección del Señor.

2. La admirable ascensión del Señor a los cielos.

3. La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles.

4. La asunción de la Santísima Virgen a los cielos.

5. La coronación de nuestra Señora, Madre de la Iglesia.

En de cada misterio se reza un padrenuestro, diez avemarías y un gloria.

Terminado el quinto misterio se añade la salve.

Salve Reina

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; ¡Dios te salve! A ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Letanías de alabanza a la

Santísima virgen María

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial. Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo redentor del mundo.

Dios Espíritu Santo.

Santísima Trinidad, que eres un solo Dios.

Santa María. Ruega por nosotros.

Santa Madre de Dios.

Santa virgen de las vírgenes.

Madre de Cristo.

Madre de la Iglesia.

Madre de la divina gracia.

Madre purísima.

Madre castísima.

Madre virginal.

Madre inmaculada.

Madre amable.

Madre admirable.

Madre del buen consejo.

Madre del Creador.

Madre del Salvador.

Madre del Regnum Christi.

Virgen prudentísima.

Virgen digna de veneración.

Virgen digna de alabanza.

Virgen poderosa.

Virgen clemente.

Virgen fiel.

Espejo de justicia.

Trono de sabiduría.

Causa de nuestra alegría.

Vaso espiritual.

Vaso digno de honor.

Vaso insigne de devoción.

Rosa mística.

Torre de David.

Torre de marfil.

Casa de oro.

Arca de la alianza.

Puerta del cielo.

Estrella de la mañana.

Salud de los enfermos.

Refugio de los pecadores.

Consuelo de los afligidos.

Auxilio de los cristianos.

Reina de los ángeles.

Reina de los patriarcas.

Reina de los profetas.

Reina de los apóstoles.

Reina de los mártires.

Reina de los confesores.

Reina de las vírgenes.

Reina de todos los santos.

Reina concebida sin pecado original.

Reina elevada al cielo.

Reina del santísimo Rosario.

Reina de la paz.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

perdónanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

escúchanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros.

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos: te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de Santa María, la Virgen , libranos de las tristezas de esta vida y concedenos las alegrías del cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

VII. VISITA A LA EUCARISTÍA Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Quédate conmigo y no permitas que me separe de ti.

VIII. ORACIONES DE LA NOCHE

Oración para iniciar el balance

Señor y Dios mío, te doy gracias por los innumerables beneficios que me has concedido y muy especialmente por haberme creado, redimido, llamado a la fe católica y elegido para ser apóstol entre mis hermanos, por haberme librado de tantos peligros de alma y cuerpo. Ilumina mi entendimiento para que reconozca mis culpas y concédeme la gracia de un verdadero dolor y una sincera enmienda. Así sea.

Gracias y revisión general

II. Compromisos espirituales

A. Revisión

B. Forma

C. Fondo

III. Vocación especifica al 2o. grado

A. Disponibilidad

B. Caridad Evangélica

C. Vivencia Cristiana: pobreza, obediencia, castidad

IV. Apostolado

A. Revisión

B. Alcances

C. Pureza

V. Programa de Vida

A. Revisión

B. Avances

VI. Estado de Vida

A. Familia

B. Amigos y conocidos

C. Profesional

VII. Compromiso final

VIII. Oración

Padrenuestro

Ave Maria

Credo

Creo en un solo Dios,

Padre todopoderoso,

Creador del cielo y de la tierra

de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,

Hijo único de Dios,

nacido del Padre antes de todos los siglos:

Dios de Dios,

Luz de Luz,

Dios verdadero de Dios verdadero,

engendrado, no creado,

de la misma naturaleza del Padre,

por quien todo fue hecho;

que por nosotros, los hombres,

y por nuestra salvación

bajó del cielo,

y por obra del Espíritu Santo

se encarnó de María, la Virgen,

y se hizo hombre;

y por nuestra causa fue crucificado

en tiempos de Poncio Pilato;

padeció y fue sepultado,

y resucitó al tercer día, según las Escrituras,

y subió al cielo,

y está sentado a la derecha del Padre;

y de nuevo vendrá con gloria

para juzgar a vivos y muertos,

y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,

Señor y dador de vida,

que procede del Padre y del Hijo,

que con el Padre y el Hijo

recibe una misma adoración y gloria,

y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia,

que es una, santa, católica y apostólica.

Confieso que hay un solo bautismo

para el perdón de los pecados.

Espero la resurrección de los muertos

y la vida del mundo futuro.

Amén.

Oración para antes de dormirse

Visita, Señor, esta habitación:

aleja de ella las incidías del enemigo;

que tus santos ángeles habiten en ella

y nos guarden en paz,

y que tu bendición permanezca siempre con nosotros.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

IX. SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

El examen de conciencia

Oración para pedir ayuda

Señor y Dios mío, que conoces el corazón de cada hombre, dame la gracia de examinar sinceramente y conocer verdaderamente el mío, de manera que descubra todos mis pecados, a fin de que, confesándome bien, y enmendándome de ellos, merezca tu perdón y gracia en la tierra y la entrada en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

I.

1. ¿Voy al sacramento de la penitencia con sincero deseo de purificación, renovación de la vida y amistad más profunda con Dios, o, por el contrario, lo considero como una carga que se ha de recibir muy raras veces?

2. ¿Me olvidé o callé a propósito en las pasadas confesiones algún pecado grave?

3. ¿Cumplí la penitencia que me fue impuesta? ¿Reparé las injusticias que acaso cometí? ¿Me esforcé en llevar a la práctica los propósitos de enmendar mi vida según el Evangelio?

II.

1. ¿tiende mi corazón a Dios de manera que en verdad lo ame sobre todas las cosas en el cumplimiento fiel de sus mandamientos, como un hijo ama a su padre, o, por el contrario, vivo obsesionado por las cosas temporales? ¿Obro en mis cosas con recta intención?

2. ¿Es firme mi fe en Dios, que me habló por medio de su Hijo? ¿Me adhiero firmemente a la doctrina de la Iglesia? ¿Tengo interés en mi formación cristiana escuchando la palabra de Dios, ilustrando mi fe con lecturas apropiadas, participando activamente en las actividades de formación y evitando cuanto pueda dañar mi fe? ¿He profesado siempre con vigor y sin temores mi fe en Dios? ¿He manifestado mi condición de cristiano en la vida pública y privada?

3. ¿He rezado por la mañana y por la noche? Mi oración, ¿es auténtica conversación -de mente y corazón- con Dios o un puro rito exterior? ¿He ofrecido a Dios mis trabajos, dolores y gozos? ¿Recurro a Él en mis tentaciones?

4. ¿Tengo reverencia hacia el nombre de Dios o le ofendo con blasfemias, falsos juramentos, usando su nombre en vano? ¿Me he conducido irreverentemente con la Virgen María y los santos?

5. ¿Guardo los domingos y días de fiesta de la Iglesia participando activa, atenta y piadosamente en la celebración eucarística? ¿He cumplido el precepto anual de la confesión y comunión pascual?

6. ¿Tengo, quizá, otros «dioses», es decir: cosas por las que me preocupo y en las que confío más que en Dios, como son las riquezas, las supersticiones, el espiritismo o cualquier forma de inútil magia?

7. ¿Dedico al negocio de mi santificación cristiana y al de mi vocación de apóstol, la atención y el esfuerzo que dedico a mis negocios o a otras actividades personales o sociales?

III.

1. ¿Tengo auténtico amor a mi prójimo o abuso de mis hermanos usándolos para mis fines y portándome con ellos como no quisiera que se portasen conmigo? ¿Los he escandalizado gravemente con palabras o con obras?

2. ¿He contribuido, en el seno de mi familia, al bien y a la alegría de los demás con mi paciencia y verdadero amor?

3. ¿Comparto mis bienes con quienes son más pobres que yo? ¿Me preocupo por los más débiles y necesitados, o, por el contrario, desprecio a mi prójimo?

4. ¿Realizo en mi vida la misión que acepté en mi confirmación y ratifiqué en mi incorporación al Regnum Christi? ¿Tengo celo apostólico? ¿Participo en las obras de apostolado del Movimiento? ¿Colaboro en las actividades del equipo siempre que ello me es posible? ¿He tratado de remediar, según mis posibilidades, las necesidades de la Iglesia, del Movimiento, del mundo? ¿He orado por ellas, especialmente por la unidad de la Iglesia, la evangelización de los hombres, la conservación y prosperidad del Movimiento, el aumento de las vocaciones a la vida sacerdotal y a la vida consagrada, la realización de la paz y de la justicia?

5. ¿Soy generoso en la aportación de los talentos que Dios me ha dado (cualidades personales, capacidad de iniciativa, tiempo, recursos económicos, contactos profesionales, etc.), para apoyar los apostolados del Regnum Christi y el bien general de la Iglesia?

6. ¿Valoro lo que significa la salvación de una sola alma? ¿He hecho todo lo posible para acercar a Dios y a la Iglesia a mi familia y conocidos? ¿He ofrecido a otras personas la oportunidad de formar parte del Regnum Christi como un medio para crecer en su vida cristiana y colaborar con la misión evangelizadora de la Iglesia?

7. ¿Me preocupo por el bien y la prosperidad de la comunidad humana en la que vivo, o me paso la vida preocupado tan sólo por mí mismo? ¿Participo, según mis posibilidades, en la promoción de la justicia, la honestidad de las costumbres, la concordia y la caridad de la convivencia? ¿He cumplido con mis deberes cívicos? ¿He pagado mis impuestos?

8. ¿En mi trabajo o empleo soy justo, laborioso, honesto, prestando con amor mi servicio a la sociedad? ¿He dado a mis obreros, empleados o sirvientes el justo salario? ¿He cumplido mis promesas y contratos?

9. ¿He prestado a las legítimas autoridades la obediencia y el respeto debidos?

10. Si tengo algún cargo o ejerzo alguna autoridad, ¿los uso para mi utilidad personal o para el bien de los demás, con espíritu de servicio?

11. ¿He mantenido la verdad y la fidelidad o he perjudicado a alguien con palabras falsas, con calumnias, mentiras o violación de algún secreto?

12. ¿He producido algún daño a la vida, la integridad física, la fama, el honor, o los bienes de otros? ¿He procurado o inducido al aborto? ¿He odiado a alguien? ¿Me siento separado de alguien por riñas, injurias, ofensas, resentimientos o enemistades? ¿Si he calumniado a alguien, he reparado la injuria? ¿He hablado mal de alguien, poniendo en evidencia sus defectos o limitaciones? ¿He pensado mal del prójimo?

13. ¿He robado o deseado injusta o desordenadamente cosas de otros o les he infligido algún daño? ¿He restituido o reparado ese daño?

14. Si alguien me ha injuriado, ¿me he mostrado dispuesto a la paz y a conceder, por amor a Cristo, el perdón, o mantengo deseos de odio y venganza?

15. ¿He omitido, por egoísmo, algo que debería haber hecho en justicia por mi prójimo?

IV.

1. ¿Cuál es la dirección fundamental de mi vida? ¿Me anima la esperanza de la vida eterna? ¿Me esfuerzo en avanzar en la vida espiritual por medio del cumplimiento fiel de mis compromisos de vida espiritual: oración, lectura y meditación de la Palabra de Dios, participación en los sacramentos, retiro mensual, mortificación? ¿Estoy esforzándome en domar mis vicios, mis inclinaciones y pasiones malas: la envidia, la gula en las comidas y bebidas, la pereza, la avaricia, la ira? ¿Me he levantado contra Dios por soberbia o jactancia, o he despreciado a los demás sobreestimándome a mí mismo? ¿He impuesto mi voluntad a los demás en contra de su voluntad y derechos?

2. ¿Qué uso he hecho de mi tiempo, de mis fuerzas, de los dones que Dios me dio? ¿Los he usado para superarme y perfeccionarme a mí mismo, según el querer de Dios, o para mi provecho egoísta y exclusivo? ¿He vivido ocioso o he sido perezoso?

3. ¿He soportado con serenidad y paciencia los dolores y contrariedades de la vida? ¿He mortificado mi cuerpo para ayudar a completar "lo que falta a la pasión de Cristo"? ¿He observado la ley del ayuno y la abstinencia?

4. ¿He mantenido mis sentidos y todo mi cuerpo en la pureza y en la castidad como templo que es del Espíritu Santo, llamado a resucitar en la gloria, y como signo del amor fiel que Dios profesa a los hombres, signo que adquiere toda su luz en el matrimonio? ¿He manchado mi carne con la fornicación, con la impureza, con palabras o pensamientos indignos, con torpes acciones o deseos? ¿He mantenido conversaciones, hecho lecturas o asistido a espectáculos o diversiones contrarias a la honestidad humana y cristiana? ¿He incitado al pecado a otros con mi falta de decencia?

5. ¿He actuado alguna vez contra mi conciencia, por temor o hipocresía?

6. ¿He tratado de actuar dentro de la verdadera libertad de los hijos de Dios, según la ley del espíritu, o soy siervo de mis pasiones?

V.

Preguntas particulares

Para los hijos:

¿He sido obediente con mis padres, prestándoles respeto y ayuda en sus necesidades espirituales y temporales?

Para los padres:

¿Me preocupo de educar cristianamente a mis hijos, ayudándoles con el ejemplo y ejerciendo mi autoridad con justicia y caridad? ¿Soy fiel a mi cónyuge en el corazón y en la vida? ¿He observado la ley moral en el uso del matrimonio?

Rito de la penitencia

El sacerdote y el penitente dicen juntos

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El sacerdote invita a la confianza en el perdón de Dios

V/ Dios que ha iluminado nuestros corazones con la luz del Espíritu Santo, te conceda un verdadero conocimiento de tus pecados y de su misericordia.

R/ Amén.

Acto de contrición

R/ Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío; por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Propongo firmemente con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado. Señor, por los méritos de tu pasión y muerte, apiádate de mí, y dame tu gracia para nunca más volver a ofenderte. Amén.

Luego el sacerdote pronuncia la fórmula de la absolución

V/ Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y resurrección de su Hijo, y envió al Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

R/ Amén.

V/ Da gracias al Señor porque es bueno.

R/ Porque es eterna su misericordia.

V/ Vete en paz y anuncia a los hombres las maravillas de Dios que te ha salvado.

X. HORA EUCARISTICA

Se inicia con la siguiente oración:

Oración a Jesucristo

Jesucristo: aquí nos tienes reunidos contigo. Nos sentimos abrumados por el dolor que nuestros pecados y los pecados de los hombres te han causado. Dígnate purificar nuestros corazones. Ven

y quédate con nosotros. Enséñanos la verdad de tu Evangelio y la misión de nuestra vida, a fin de que unidos a ti, por la gracia santificante, podamos agradarte en todo y ser apóstoles eficaces de tu Reino entre los hombres.

Invocaciones

V/ Señor, creemos en ti. (tres veces)

R/ Señor, creemos en ti.

V/ Señor, esperamos en ti. (tres veces)

R/ Señor, esperamos en ti.

V/ Señor, te amamos. (tres veces)

R/ Señor, te amamos.

V/ Señor, te adoramos. (tres veces)

R/ Señor, te adoramos.

V/ Señor, te damos gracias. (tres veces)

R/ Señor, te damos gracias.

V/ Jesucristo, creemos que eres el Hijo de Dios vivo. (tres veces)

R/ Jesucristo, creemos que eres el Hijo de Dios vivo.

V/ Jesucristo, creemos que eres el Salvador de los hombres. (tres veces)

V/ Jesucristo, creemos que eres el Salvador de los hombres.

V/ Jesucristo, (tres veces)

R/ Santifícanos.

V/ María, ruega por los miembros de Regnum Christi. (tres veces)

R/ María, ruega por los miembros de Regnum Christi.

Letanías

V/ Señor, ten piedad de nosotros.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

V/ Cristo, ten piedad de nosotros.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

V/ Señor, ten piedad de nosotros.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

V/ Cristo, óyenos.

R/ Cristo, óyenos.

V/ Cristo, escúchanos.

R/ Cristo, escúchanos.

V/ Dios, Padre celestial.

R/ Ten piedad de nosotros.

V/ Dios, Hijo redentor del mundo.

R/ Ten piedad de nosotros.

V/ Dios, Espíritu Santo.

R/ Ten piedad de nosotros.

V/ Santísima Trinidad, que eres un solo Dios.

R/ Ten piedad de nosotros.

V/ Santa María.

R/ Ruega por nosotros.

V/ Santa Madre de Dios.

R/ Ruega por nosotros.

V/ Santos apóstoles.

R/ Hacednos apóstoles de Cristo.

V/ Santos apóstoles Pedro y Pablo.

R/ Conservadnos la fe.

V/ Santos evangelistas.

R/ Hacednos predicadores de Cristo.

V/ Santos mártires.

R/ Hacednos testigos de Cristo.

V/ Santos confesores.

R/ Hacednos seguidores fieles de Cristo.

V/ Todos los santos de Dios.

R/ Rogad por nosotros.

V/ Por el misterio de tu encarnación.

R/ Sálvanos, Señor.

V/ Por tu nacimiento.

R/ Sálvanos, Señor.

V/ Por tu bautismo.

R/ Sálvanos, Señor.

V/ Por tu pasión y muerte.

R/ Sálvanos, Señor.

V/ Por tu resurrección.

R/ Sálvanos, Señor.

V/ Por tu admirable ascensión.

R/ Sálvanos, Señor.

V/ Por la venida del Espíritu Santo.

R/ Sálvanos, Señor.

V/ En el día del juicio.

R/ Sálvanos, Señor.

V/ Por la conservación, el florecimiento y la santidad de la Iglesia.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por el Sumo Pontífice, para que le otorgues gracias de santidad y le asistas con tu Espíritu en el gobierno de la Iglesia.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por los Obispos, los sacerdotes, los religiosos y los seglares para que sean siempre fieles a la doctrina y a la disciplina de la Iglesia, y vivan adheridos al Vicario de Cristo.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por los sacerdotes, los religiosos y las almas consagradas, para que fieles a su vocación, sean testimonio de vida cristiana y acrecienten cada día su celo apostólico.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por los seglares, para que conscientes de su compromiso bautismal, se esfuercen por instaurar el Reino de Cristo en su propio corazón y en los ambientes en los que se desenvuelve su vida familiar y profesional.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por los miembros del Movimiento Regnum Christi, para que siendo fieles al carisma que nos has entregado, seamos dóciles instrumentos en tus manos al servicio de la Iglesia y de los hombres.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por la unión de todos los cristianos en una sola fe bajo el Vicario de Cristo.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por la conversión de todos los hombres a la verdad del Evangelio.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por todos los perseguidos a causa de tu nombre.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por la defensa de tu Iglesia frente a sus adversarios.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por la conservación y el florecimiento de la familia cristiana.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por la formación y la educación cristiana de la juventud.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por la irradiación del Evangelio sobre los hombres de la ciencia y de la técnica.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por el incremento del espíritu cristiano en el mundo del trabajo.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por todos los que gobiernan los pueblos, para que lo hagan con justicia, equidad y respeto a tus derechos.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por los pobres, los enfermos y cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por la paz, la tranquilidad y el progreso de los pueblos.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por la conversión de los pecadores.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por todos nuestros seres queridos que has llamado ya a tu presencia, para que gocen del descanso eterno.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Por todo el pueblo de Dios.

R/ Te rogamos, Señor.

V/ Señor, ten piedad de nosotros.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

V/ Cristo, ten piedad de nosotros.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

V/ Señor, ten piedad de nosotros.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

V/ Oremos:

Dios todopoderoso y eterno, que has querido fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo; haz que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin. Por nuestro Señor Jesucristo.

R/ Amén.

XI. ORACIONES VARIAS

Te Deum

A ti, oh Dios, te alabamos,

A ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,

te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos

y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines

te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,

Dios del universo.

Los cielos y la tierra

están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza

el glorioso coro de los apóstoles,

la multitud admirable de los profetas,

el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,

extendida por toda la tierra,

te proclama:

Padre de inmensa majestad,

Hijo único y verdadero, digno de adoración,

Espíritu Santo Defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre,

aceptaste la condición humana

sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,

abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú te sientas a la derecha de Dios

en la gloria del Padre.

Creemos que un día

has de venir como juez.

Te rogamos, pues,

que vengas en ayuda de tus siervos,

a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna

nos asociemos a tus santos.

Salva a tu pueblo, Señor,

y bendice tu heredad.

Sé su pastor

y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos

y alabamos tu nombre para siempre,

por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día

guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,

ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor,

venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,

no me veré defraudado para siempre.

Señor, oye mi oración.

Y llegue a ti mi clamor.

Oremos:

Señor, Dios omnipotente, que nos has concedido llegar al inicio de este nuevo día, ayúdanos con tu gracia, para que no caigamos en ningún pecado, sino que todos nuestros pensamientos palabras y obras vayan dirigidos a realizar tu voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Himno al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Creador;

visita las almas de tus fieles,

y llena de la divina gracia

los corazones que Tú mismo creaste.

Tú eres nuestro Consolador,

don del Dios altísimo,

fuente viva, fuego, caridad,

y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros

los siete dones;

Tú, el dedo de la mano de Dios;

Tú, el prometido del Padre;

Tú, quien pones en nuestros labios

los tesoros de tu palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos;

infunde tu amor en nuestros corazones;

y, con tu perpetuo auxilio,

fortalece nuestra frágil naturaleza.

Aleja de nosotros al enemigo,

danos pronto la paz,

sé Tú mismo nuestro guía,

y puestos bajo tu dirección,

evitaremos todo lo nocivo.

Por ti conozcamos al Padre,

y también al Hijo;

y que en ti, Espíritu de entrambos,

creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre,

y al Hijo que resucitó de entre los muertos,

y al Espíritu Consolador,

por los siglos infinitos.

Amén.

Secuencia del Espíritu Santo.

Ven, Espíritu Divino;

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma;

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre

si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde

calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno.

Amén.

Ofrecimiento

Señor Jesús:

Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.

Te entrego mis pies para seguir tu camino.

Te entrego mis ojos para ver como tú ves.

Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.

Te entrego mi mente para que Tú pienses en mí.

Te entrego mi espíritu para que Tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu padre y a todos los hombres.

Te entrego todo mi ser para que crezcas Tú en mí, para que seas Tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí.

Al santísimo sacramento

Pange lingua

Canta, oh lengua el misterio

del glorioso cuerpo de Cristo

y de su preciosa sangre,

que ofreciendo en precio por el mundo

derramó el Rey de las naciones,

fruto del más noble seno.

Tantum ergo

Veneremos pues, de rodillas,

tan augusto sacramento

y el antiguo rito

ceda su lugar a este nuevo.

La fe nos preste su auxilio,

donde los sentidos no alcanzan.

Al Padre y al Hijo,

alabanza y gloria;

salud, honor y poder,

bendición y gozo eterno.

Sea semejante nuestra alabanza

al Espíritu que de los dos procede. Amén.

V/ Les diste pan del cielo.

R/ Que contiene en sí todo deleite.

V/ Oremos:

Oh Dios que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R/ Amén.

Alabanzas de desagravio

Bendito sea Dios.

Bendito sea su santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su sacratísimo Corazón.

Bendita sea su preciosísima sangre.

Bendito sea Jesús en el santísimo Sacramento del altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María virgen y madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén.

Al Espíritu Santo

Espíritu Santo,

inspírame lo que debo pensar,

lo que debo decir,

lo que debo callar,

lo que debo escribir,

lo que debo hacer,

cómo debo obrar para procurar el bien de las almas,

el cumplimiento de mi misión y el triunfo del Reino de Cristo.

Amén.

Antes de leer la Palabra de Dios en familia

Señor y Padre nuestro, en este atardecer, cuando el cansancio del día exige a los hombres recogerse en casa y vivir con quietud momentos familiares, queremos hacer silencio en nuestro corazón para escuchar tu palabra.

Necesitamos oírte, necesitamos escucharte; estamos cansados de tantas palabras falsas, de tantas palabras excesivamente humanas. Todos juntos, padres e hijos, vamos a orar con la Biblia; nos viene bien recordar tu historia de salvación, escuchar la buena noticia de tu Reino.

Concédenos tu luz para captar interiormente tu mensaje. Sabemos que eres el camino, la verdad y la vida: que sepamos entender lo que esto significa. Sé Tú la palabra última y primera en esta casa. Habla, Señor, que tus siervos escuchan.

Magnificat

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

como lo había prometido a nuestro padres-en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Oraciones a la Santísima Virgen

Acuérdate

Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu ayuda ha sido desamparado por ti. Animado con esta confianza yo también acudo a ti, Madre, Virgen de las vírgenes, me postro a tus pies pidiéndote, Madre de Jesucristo, que no desoigas mis súplicas, antes bien dígnate escucharlas y atenderlas benignamente. Amén.

Bajo tu protección

Bajo tu protección nos acogemos,

santa Madre de Dios;

no deseches las súplicas

que te dirigimos en nuestras necesidades;

antes bien, líbranos de todo peligro,

oh Virgen gloriosa y bendita.

V/ Ruega por nosotros santa Madre de Dios.

R/ Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Consagración a la Santísima Virgen

¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco todo a ti;

y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día

mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo tuyo, Madre de bondad,

guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.

Oración a san Miguel arcángel

San Miguel arcángel, defiéndenos en la lucha.

Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.

Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, príncipe de la milicia celestial,

con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás

y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de los hombres.

Oración del apóstol

Señor, que nos has dado la gracia de pertenecer a tu Iglesia

y de participar en Ella de tu misión de salvar a los hombres,

ayúdanos a conocerte mejor, a seguirte más de cerca

y a darte a conocer a todos los hombres.

Inspíranos valor y entusiasmo, para hacernos amigos

de todos aquellos con quienes nos encontremos y podamos acercarlos a ti.

Nunca permitas que te ofendamos en palabras o acciones.

Manténnos siempre cerca de ti y haz que seamos vigorosos miembros de tu Iglesia.

Fortalece y acreacienta tu vida en nosotros, para que cuanto hagamos

sea hecho contigo y para ti.

Oración por las vocaciones a la vida sacerdotal y a la vida consagrada

Señor Jesús,

te ofrecemos y consagramos a nuestros hijos.

Tu omnipotencia creadora nos los dio y

nuestro corazón de padres te los entrega.

Aleja de ellos todo pecado,

confírmalos en tu gracia,

y haz, Señor, que te sirvan durante toda su vida

como sacerdotes o almas a ti consagradas.

A nosotros, que sufrimos en silencio su partida

llénanos de tu Amor,

y aunque nos cueste separarnos de ellos

llama a nuestros hijos para servirte y amarte.

Dales sed de almas por amor a ti.

Y que sus ángeles custodios,

desde nuestros brazos donde aprendieron a amarte,

los conduzcan

sacerdotes a tus altares,

misioneros a las misiones,

vidas consagradas al amor a ti,

apóstoles a las almas,

y santos al cielo. Amén.

Oración por la vocación de los hijos

Señor,

te pido por las vocaciones de mis hijos,

que, sea cual sea la que hayas determinado

para cada uno de ellos,

obtengan la gracia de descubrirla

y aceptarla conforme a tu voluntad,

y se entreguen dócil y generosamente a ella,

cumpliendo fielmente

los deberes que la misma les imponga.

Y si en tu infinita bondad

quisieses llamarles a tu servicio,

fórmame Señor,

un corazón generoso y dispuesto

que aprecie en su magnitud

el don inigualable de la vocación sacerdotal

y de la vida consagrada.

Dame Señor la alegría y la humildad

de reconocer y agradecer

tan fecunda bendición. Amén.

Oración por los fieles laicos

Señor Dios nuestro,

que pusiste como fermento en el mundo

la fuerza del Evangelio,

concede a cuantos has llamado a vivir

en medio de los afanes temporales

que, encendidos de espíritu cristiano,

se entreguen de tal modo a su tarea en el mundo que con ella construyan y proclamen tu reino.

Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración de los esposos

Señor, Padre santo, Dios omnipotente y eterno, te damos gracias y bendecimos tu santo Nombre: Tú has creado al hombre y a la mujer para que el uno sea para el otro ayuda y apoyo. Acuérdate hoy de nosotros. Protégenos y concédenos que nuestro amor sea entrega y don, a imagen de Cristo y de la Iglesia. Ilumínanos y fortalécenos en la tarea de la formación de nuestros hijos, para que sean auténticos cristianos y constructores esforzados de la ciudad terrena. Haz que vivamos juntos largo tiempo, en alegría y paz, para que nuestros corazones puedan elevar siempre hacia ti, por medio de tu Hijo en el Espíritu Santo, la alabanza y la acción de gracias. Amén.

Oración en el aniversario del matrimonio

Oh Dios, Señor del universo, que al principio creaste al hombre y a la mujer e instituiste el vínculo conyugal; bendice y confirma nuestro amor, para que expresemos siempre en nuestra vida el sacramento que celebramos en la fe. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por los hijos

Señor, ilumina la mente de nuestros hijos para que conozcan el camino que Tú has querido para ellos, para que te puedan dar gloria y alcancen la salvación. Sosténlos con tu fuerza, para que alienten en su vida los ideales de tu Reino. Ilumínanos también a nosotros, sus padres, para que les ayudemos a reconocer su vocación cristiana y a realizarla generosamente, colaborando con tus inspiraciones interiores. Amén.

Oración de los hijos

Oh Dios que nos has mandado honrar padre y madre, escucha con benevolencia la oración que te dirigimos por ellos. Concédeles largos días de vida en la tierra, y consérvales la salud del cuerpo y del espíritu. Bendice sus fatigas y sus iniciativas. Recompénsales por todo lo que han hecho por mí. Inspírales el amor y la práctica de tu santa ley. Ayúdame a hacer todo lo que pueda por ellos. Y haz que después de haber gozado de su afecto en la tierra, tenga la alegría de vivir eternamente con ellos en el cielo. Amén.

Oración de los novios

En mi corazón, Señor, se ha encedido el amor por una creatura que Tú conoces y amas. Tú mismo me la has hecho encontrar y me la has presentado. Te doy gracias por este don que me llena de alegría profunda, me hace semejante a tí, que eres amor, y me hace comprender el valor de la vida que me has dado. Haz que no malgaste esta riqueza que Tú has puesto en mi corazón: enséñame que el amor es don y que no puede mezclarse con ningún egoísmo; que el amor es puro y que no puede quedar en ninguna bajeza; que el amor es fecundo y desde hoy debe producir un nuevo modo de vivir en los dos. Te pido, Señor, por quien me espera y piensa en mí; por quien ha puesto en mí toda la confianza para su futuro; por quien camina a mi lado; haznos dignos el uno del otro; que seamos ayuda y modelo. Ayúdanos en nuestra preparación al matrimonio, a su grandeza, a su responsabilidad, a fin de que desde ahora nuestras almas dominen nuestros cuerpos y los conduzcan en el amor.

Oración en la espera de un hijo

Oh Señor, Padre nuestro, te damos gracias por el don maravilloso con el cual nos haces partícipes de tu divina paternidad. En este tiempo de espera, te pedimos: protege este hijo nuestro, lleno aún de misterio, para que nazca sano a la luz del mundo y al nuevo nacimiento del bautismo. Madre de Dios, a tu corazón maternal, confiamos nuestro hijo. Amén.

Oración por los enfermos

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración antes de un viaje

Señor, que llenas todo lugar con tu presencia: acompáñame en este viaje, para que llegue a mi destino y vuelva a casa sano y salvo. Que mi viaje sea un anuncio de alegría a todos los que encuentre, un mensaje de esperanza, un testimonio de vida cristiana. Amén.

Oración por los que sufren

Oh Dios, refugio providente de los que sufren; escucha la oración que te dirigimos por ellos. Serena y conforta a los enfermos, a los ancianos y a los moribundos. Da a los que les cuidan sabiduría y paciencia, tacto y compasión. Inspírales los gestos que dan alivio, las palabras que iluminan y el amor que conforta. Te encomendamos los corazones desalentados, en rebeldía, desgarrados por la tentación, atormentados por la pasión, heridos o profanados por la maldad de los hombres. Pon dentro de nosotros, Señor, tu Espíritu de amor, de comprensión, de sacrificio, para que llevemos ayuda eficaz a todos aquellos que encontramos en nuestro camino sufriendo. Ayúdanos a responder a su llamada: es la tuya. Amén.

Oración en las dificultades de la vida

Señor, haz que afrontemos con ánimo fuerte y sereno las dificultades, las obligaciones y las responsabilidades que tenemos y, consolados por ti, sepamos confortar a nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración para pedir la gracia de la buena muerte

Oh Dios, que nos has creado a imagen tuya y has entregado a tu Hijo a la muerte por nosotros, concédenos la gracia de vivir vigilando en oración, para que podamos salir sin pecado de este mundo y descansar con alegría en el regazo de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración por un difunto

Señor, recuerda a tu hijo (hija) N, a quien llamaste de este mundo a tu presencia, concédele que, así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con Él la gloria de la resurrección, cuando Cristo haga surgir de la tierra a los muertos y transforme nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

Oración por los difuntos

V/ Dales, Señor, el descanso eterno.

R/ Y brille para ellos la luz eterna.

V/ Descansen en paz.

R/ Así sea.

Oraciones de acción de gracias

I

Oh Dios, Padre de todos los dones, de quien viene cuanto somos y tenemos, enséñanos a reconocer los beneficios de tu amor y a amarte con todas las fuerzas de nuestro corazón. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

II

Oh Dios, fuente de todo bien, principio de nuestro existir y de nuestro obrar; recibe nuestro humilde agradecimiento por todos tus beneficios, y haz que al don de tu benevolencia corresponda el generoso empeño de nuestra vida al servicio de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.



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