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MISAL ABRIL DEL 2015 / www.laverdadcatolica.org |
Intenciones del Santo Padre para el mes de Abril 2015 |
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INTENCIÓN UNIVERSAL : LA CREACIÓN | |
Para que las personas aprendan a respetar la creación y cuidarla como don de Dios. |
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INTENCIÓN POR LA EVANGELIZACIÓN: CRISTIANOS PERSEGUIDOS | |
Para que los cristianos perseguidos sientan la presencia reconfortante del Señor Resucitado y la solidaridad de toda la Iglesia. |
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Morado Miércoles de la Semana Santa MR p. 262 / Lecc. I, p. 808.
SU HORA ESTÁ CERCA
Is 50, 4-9; Mt 26,14-25
El tono del texto profético de Isaías refleja seguridad total, por eso mismo el portavoz de dicho cántico se torna desafiante y retador: ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. No es prepotencia ni temeridad la suya, sino una completa seguridad en la asistencia divina. No hay un asomo de duda en quien así habla. Su voz es la encarnación misma de la confianza total. Desde esa espiritualidad y esa determinación debió afrontar el Señor Jesús su propia muerte, tal como nos lo refiere el Evangelio de san Mateo. Cuando el Maestro se da cuenta de que su hora está cerca, lo celebra por anticipado con sus discípulos a través de una comida. No se entregará a la muerte sin dar una última lección: en su grupo existe un traidor que se dejará utilizar por los adversarios de Jesús; tal deslealtad parece una crónica anunciada. Sin embargo, el Señor está confiado en su Padre y no se victimiza, ni se derrumba.
ANTÍFONA DE ENTRADA Flp 2, 10. 8. 11
Que al nombre de Jesús, toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra y en los abismos, porque el Señor se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre.
ORACIÓN COLECTA
Padre misericordioso, que para librarnos del poder del enemigo quisiste que tu hijo sufriera por nosotros el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
No he sustraído mi rostro a los insultos y salivazos.
Del libro del profeta Isaías 50, 4-9
En aquel entonces, dijo
Isaías: "El Señor me ha dado una lengua experta, para que
pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana,
el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo.
El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto
resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los
que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté
mi rostro a los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso
no quedaré confundido, por eso endureció mi rostro como roca y
sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí
el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí?
¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se
me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá
a condenarme?
Palabra, de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo 68, 8-10.
21bcd-22. 31 y 33-34 R. Por tu bondad, Señor, socórreme.
Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño
soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre: pues me devora el celo
de tu casa, el odio del que te odia, en mí recae. R.
La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión
y no la hallo: Busco consoladores y no los encuentro. En mi comida me echaron
hiel, para mi sed me dieron vinagre. R.
En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido.
Se alegrarán al verlo los que sufren, quienes buscan a Dios tendrán
más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre,
ni olvida al que se encuentra encadenado. R.
ACLAMACIÓN
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, Rey nuestro, para obedecer al Padre, quisiste
ser llevado a la cruz como manso cordero al sacrificio. R. Honor y gloria a
ti, Señor Jesús.
¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado!
Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de
los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo:
¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?" Ellos quedaron
en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad
para entregárselos. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos,
los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Dónde
quieres que te preparemos la cena de Pascua?" El respondió: "Vayan
a la ciudad, a casa de fulano y díganle: `El Maestro dice: Mi hora está
ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa'. Ellos
hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena
de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban,
les dijo: "Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme". Ellos
se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: "¿Acaso
soy yo, Señor?" Él respondió: "El que moja su
pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del
hombre va a morir, como está escrito de Él; pero ¡ay de
aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera
a ese hombre no haber nacido". Entonces preguntó Judas, el que lo
iba a entregar: "¿Acaso soy yo Maestro?" Jesús le respondió:
"Tú lo has dicho".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concédenos que la pasión de tu Hijo, que celebramos en este sacramento, fructifique plenamente en nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Mt 20,28
El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida para redención de todos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, Dios nuestro, creer profundamente que por la muerte temporal de tu Hijo, proclamada en estos santos misterios, tú nos has dado la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional
Dios y Padre nuestro, concede a tu pueblo frecuentar los sacramentos pascuales y esperar con vive deseo los bienes futuros para que, manteniéndose fiel a los santos misterios de los que ha renacido, se sienta impulsado por ellos a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco Misa del Santo Crisma MR p. 264 / Lecc. I p. 811.
La bendición
del óleo de los enfermos, del óleo de los catecúmenos y
la consagración del Crisma las hace el obispo normalmente el día
de hoy, en una misa especial, que se celebrar por la mañana
Inicia el Triduo Sacro
Jueves Santo Misa Vespertina en la Cena del Señor
Institución de la Eucaristía, del Sacerdocio y Mandamiento del Amor. MR p. 279 / Lecc. I p. 816.
Según una antiquísima tradición de la Iglesia, en este día se prohíben todas las misas sin asistencia del pueblo. En la tarde, a la hora más oportuna, se celebra la misa de la Cena del Señor, con la participación de toda la comunidad local y con la intervención, según su propio oficio, de todos los sacerdotes y ministros. La sagrada comunión se puede distribuir a los fieles sólo dentro de la misa; pero a los enfermos se les puede llevar a cualquier hora del día. El sagrario debe estar completamente vacío. Conságrense en esta misa suficientes hostias, de modo que alcancen para la comunión del clero y del pueblo, hoy y mañana.
DEL ANTIGUO AL NUEVO RITUAL
Ex 12,1-8. 11-14; 1 Co 11,23-26; Jn 13,1-15
El relato del Éxodo registra la ceremonia pascual de manera detallada. Nada queda a la iniciativa del israelita, puesto que todo está previsto de antemano. La comida del cordero pascual deberá quedar registrada en la memoria colectiva de Israel: el Señor pasó liberando a su pueblo a toda prisa. No hay tiempo para detalles ni sutilezas culinarias. La amarga esclavitud no deber ser olvidada, algún símbolo la tendrá que recordar, para no dejarse atrapar por nuevas opresiones en el futuro. Por su parte, Jesús organiza una cena de despedida con sus discípulos, este banquete final también tendrá que ser conmemorado por los suyos. El Maestro invirtió para siempre la pirámide humana del poder. Los que son más grandes deben ocupar el sitio mínimo, asumiendo naturalmente las tareas y servicios más exigentes. Pedro se sorprende y quiere restablecer el viejo esquema del poder como fuente de privilegios. Los hechos y palabras de Jesús no dejan lugar a equívoco alguno.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ga 6, 14
Que nuestro único
orgullo sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, porque en él
tenemos la salvación, la vida y la resurrección, y por él
hemos sido salvados y redimidos.
Se dice Gloria. Mientras se canta este himno, se tocan las campanas. Terminado
el canto, las campanas no vuelven a tocarse hasta la Vigilia Pascual.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que nos has reunido para celebrar aquella Cena en la cual tu Hijo único, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno, sacramento de su amor, concédenos alcanzar por la participación en este sacramento, la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Prescripciones sobre la cena pascual.
Del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14
En aquellos días,
dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este
mes será para ustedes el primero de todos los meses y el principio del
año. Díganle a toda la comunidad de Israel: 'El día diez
de este mes, tomará cada uno un cordero por familia, uno por casa. Si
la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con
los vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y a la
cantidad que cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho,
de un año, cordero o cabrito. Lo guardarán hasta el día
catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de Israel lo inmolará
al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el
dintel de la puerta de la casa donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán
la carne, asada a fuego; comerán panes sin levadura y hierbas amargas.
Comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en los
pies, un bastón en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua, es decir,
el paso del Señor.
Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los
primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados.
Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo, el Señor. La sangre
les servirá de señal en las casas donde habitan ustedes. Cuando
yo vea la sangre, pasaré de largo y no habrá entre ustedes plaga
exterminadora, cuando hiera yo la tierra de Egipto.
Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como
fiesta en honor del Señor. De generación en generación
celebrarán esta festividad, como institución perpetua' ".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 115,
12-13. 15-16bc. 17-18 R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha
hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré
el nombre del Señor. R.
A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte,
Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava.
R.
Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. Cumpliré
mis promesas al Señor ante todo su pueblo. R.
Cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 11, 23-26
Hermanos: Yo recibí
del Señor lo mismo que les he trasmitido: que el Señor Jesús,
la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando
la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo,
que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía".
Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: "Este
cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria
mía siempre que beban de él".
Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz,
proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34
R. Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los
otros, como yo los he amado.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Los amó hasta el extremo.
Del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la
Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó
hasta el extremo.
En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón
de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús,
consciente de que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas
y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó
de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó;
luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos
y a secárselos con la toalla que se había ceñido.
Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: "Señor,
¿me vas a lavar tú a mí los pies?" Jesús le
replicó: "Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora,
pero lo comprenderás más tarde". Pedro le dijo: "Tú
no me lavarás los pies jamás". Jesús le contestó:
"Si no te lavo, no tendrás parte conmigo". Entonces le dijo
Simón Pedro: "En ese caso, Señor, no sólo los pies,
sino también las manos y la cabeza". Jesús le dijo: "El
que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque
todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no
todos". Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo:
'No todos están limpios'.
Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió
a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues
si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también
ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para
que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN: Comienza —con el Triduo Pascual— la conmemoración del misterio de la redención humana realizada por la pasión, muerte y resurrección del Señor. Un día por demás señalado: "jueves único" en el año litúrgico. Si la celebración eucarística es siempre memorial de la muerte y resurrección de Cristo, hoy lo es "mucho más", si cabe la expresión... Entre los temas que destacan en la liturgia: Eucaristía, Sacerdocio ministerial y Amor fraterno, el primero y determinante es la Eucaristía, celebración de la pasión y muerte del Señor hasta que Él vuelva: "nueva pascua" y "banquete sacrificial" del pueblo cristiano, que viene a sustituir a la cena pascual judía, como recuerdo de la liberación de Egipto.
LAVATORIO DE LOS PIES
Los varones designados para el rito van, acompañados por los ministros, a ocupar los asientos preparados para ellos en un lugar visible. El celebrante, quitada la casulla si es necesario, se acerca a cada una de las personas designadas y, con la ayuda de los ministros, les lava los pies y se los seca. Mientras tanto, se canta alguna de las siguientes antífonas o algún canto apropiado.
ANTÍFONA PRIMERA Cfr. Jn 13, 4. 5. 15
El Señor se levantó de la mesa, echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de sus discípulos para darles ejemplo.
ANTÍFONA SEGUNDA Jn 13, 6. 7. 8
Señor, ¿pretendes tú lavarme a mí los pies? Jesús le respondió: Si no te lavo los pies, no tendrás nada que ver conmigo.
ANTÍFONA TERCERA Cfr. Jn 13, 14
Si yo, que soy el maestro y el Señor, les he lavado los pies, ¡con cuánta mayor razón ustedes deben lavarse los pies unos a otros!
ANTÍFONA CUARTA Jn 13, 35
En esto reconocerán todos que son mis discípulos: en que se amen los unos a los otros.
ANTÍFONA QUINTA Jn 13, 34
Este nuevo mandamiento les doy: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado, dice el Señor.
ANTÍFONA SEXTA 1 Co 13, 13
Ahora tenemos la fe, la
esperanza y el amor; pero la mayor de estas tres virtudes es el amor.
Inmediatamente después del lavatorio de los pies o, si éste no
tuvo lugar, después de la homilía, se hace la Oración universal.
Sería conveniente organizar la procesión de ofrendas en la que,
además de pan y vino, se lleven dones para los pobres. Sería bueno
cantar el Ubi caritas et amor... u otro canto apropiado. Hay que tener presente
también las variantes propias de este día en la Plegarias Eucarísticas.
No se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Supliquemos, hermanos, a
Cristo, el Ungido de Dios, en cuyas manos el Padre ha puesto todas las cosas,
y pidámosle que escuche nuestra oración:
Para que todos los cristianos sepan seguir el ejemplo de humildad del Señor,
que lavó los pies de sus discípulos, e imiten la bondad de aquel
que aceptó las lágrimas de Pedro, que lo había negado,
roguemos al Señor.
Para que nuestro obispo N., y sus presbíteros, que en estos días
han recordado el inicio de su ministerio y han renovado sus promesas, vivan
plenamente conforme a Jesús y sean siempre fieles a lo que en su ordenación
prometieron, roguemos al Señor.
Para que el Señor, que se entregó a la muerte para reunir a los
hijos de Dios que estaban dispersos, inspire sentimientos de conversión
a los que por el pecado o la indiferencia se han alejado de la Iglesia, roguemos
al Señor.
Para que los enfermos, al ser ungidos con el óleo de la salvación
que nuestro obispo acaba de consagrar, experimenten la protección del
Señor y sientan mejora en su enfermedad y alivio en sus dolores, roguemos
al Señor.
Para que el Señor, que con su humillación nos exalta, con su entrega
nos merece el perdón, con su sangre nos purifica y con su carne nos alimenta,
ilumine también nuestras mentes para que comprendamos y amemos los misterios
que hoy conmemoramos, roguemos al Señor.
Señor Jesucristo, ya que mientras vivimos aún en este mundo, nos
invitas a participar en la mesa que es imagen del banquete eterno, escucha nuestra
oración y haz que los que ahora nos reunimos para celebrar el sacramento
de tu triunfo podamos ser también tus comensales en el banquete de la
Pascua eterna. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos el memorial de la muerte de tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO: El sacrificio y el sacramento de Cristo MR 283
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Co 11, 24. 25
Este es mi Cuerpo, que se
da por vosotros. Este cáliz es la nueva alianza establecida por mi Sangre;
cuantas veces lo bebieren, háganlo en memoria mía, dice el Señor.
Después de distribuir la comunión, se deja sobre el altar un copón
con hostias para la comunión del día siguiente, y se termina la
misa con esta oración.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, tú que nos permites disfrutar en esta vida de la Cena instituida por tu Hijo, concédenos participar también del banquete celestial en tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
TRASLACIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Después de incensar al Santísimo, el sacerdote, cubriendo con el paño de hombros el copón, inicia la procesión hacia el "Monumento", en donde será adorado por turnos hasta la media noche. Antes de depositar al Señor en el lugar preparado, se repite la incensación. En ambos casos y durante el trayecto se usan cantos adecuados. Esta adoración, después de la media noche, hágase sin solemnidad.
SAN PEDRO CALUNGSOD, del arameo, "roca" (1654-1672). Mártir. Oriundo de Iloilo (Iloílo), ciudad filipina situada en la isla de Panay. Sin conocerse detalles de su familia. Se traslada para la isla de Cebú
Viernes Santo en la Pasión del Señor MR p. 292 / Lecc. I, p. 820 Rojo.
Santos: Ricardo de Wych, obispo; Sixto I, Papa y mártir; José "el Himnógrafo" de Constantinopla, presbítero.
MI SIERVO TENDRÁ ÉXITO
Is 52, 13-53,12; Hb 4,14-16; 5,7-9; Jn 18,-19,42
Para nosotros los cristianos,
la profecía de Isaías está indisolublemente unida con la
pasión, muerte y resurrección de Jesús. Un enunciado detrás
de otro evoca el relato de su pasión y nos deja entrever su gloriosa
resurrección. Efectivamente Jesús recorrió el camino del
calvario sin abrir la boca, como un cordero llevado al matadero. Los que disponían
despóticamente del poder en Israel se aliaron con las autoridades romanas
y literalmente "lo arrancaron de la tierra de los vivos", sin deberla
ni temerla, porque justamente "no había cometido crímenes".
La esperanza nos asiste a cuantos nos confesamos sus discípulos, cuando
volvemos a confiar en la fidelidad del Padre y exclamamos con esperanza: "él
verá la luz y se saciará de saber". Jesús es el siervo
inocente que rehabilitará a todos cuantos decidan vivir como él
vivió.
El día de hoy y el de mañana, por una antiquísima tradición,
la Iglesia omite por completo la celebración del sacrificio eucarístico.
El altar debe estar desnudo por completo: sin cruz, sin candelabros y sin manteles.
El sacerdote, revestidos de color rojo como para la misa, se dirigen al altar,
y hecha la debida reverencia, se postran rostro en tierra o, si se juzga mejor,
se arrodillan, y todos oran en silencio durante algún espacio de tiempo.
Después el sacerdote se dirige a la sede donde, mientras todos permanecen
de rodillas, dice la siguiente oración:
No se dice "Oremos".
ORACIÓN
Tú que con la Pasión de Cristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, nos libraste de la muerte, que heredamos todos a consecuencia del primer pecado, concédenos, Señor, a cuantos por nacimiento somos pecadores, asemejamos plenamente, por tu gracia, a Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. R/. Amén.
PRIMERA PARTE:
LITURGIA DE LA PALABRA
Él fue traspasado por nuestros crímenes.
Del libro del profeta Isaías 52, 13-53, 12
He aquí que mi siervo
prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en
alto. Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante,
que no tenía ya aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de
asombro. Ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán
lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que nunca
se habían imaginado.
¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A
quién se le revelará el poder del Señor? Creció
en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto.
No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto
atrayente; despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores,
habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado
y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por
nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Él soportó
el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados.
Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y
el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca, como un cordero
llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría
la boca.
Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó
de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte
por los pecados de mi pueblo, le dieron sepultura con los malhechores a la hora
de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño
en su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida
como expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus
años y por medio de él prosperarán los designios del Señor.
Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus
sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes
de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá
despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre
los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e intercedió
por los pecadores. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 30, 2
y 6. 12-13. 15-16. 17 y 25 R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. En tus manos
encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás.
R.
Se burlan de mí mis enemigos, mis vecinos y parientes de mí se
espantan, los que me ven pasar huyen de mí. Estoy en el olvido, como
un muerto, como un objeto tirado en la basura. R.
Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios, y en tus
manos está mi destino. Líbrame de los enemigos que me persiguen.
R.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia.
Sean fuertes y valientes de corazón, ustedes, los que esperan en el Señor.
R.
[Aprendió a obedecer y se convirtió en la causa de la salvación
eterna para todos los que lo obedecen.]
De la carta a los hebreos 4, 14-16; 5, 7.9
Hermanos: Jesús,
el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo. Mantengamos
firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote
que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él
mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos,
por tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia,
hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno.
Precisamente por eso, Cristo, durante su vida mortal, ofreció oraciones
y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía
librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el
Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección,
se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los
que lo obedecen.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
Flp 2, 8-9 R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó
incluso la muerte y una muerte de cruz. Por eso
Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que
está sobre todo nombre.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
No se llevan velas ni incienso para la lectura de la Pasión del Señor,
ni se hace al principio el saludo, ni se signa el libro. La lectura la hace
un diácono o, en su defecto, el sacerdote. Puede también ser hecha
por lectores, reservando al sacerdote, si es posible, la parte correspondiente
a Cristo.
PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
SEGÚN SAN JUAN 18, 1 - 19, 42
Puede elegirse la lectura breve por razones pastorales *
Cuando la lectura se hace alternada:
C = Cronista; S = "Sinagoga"; y † = Cristo
C. En aquel tiempo, Jesús
fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde
había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos.
Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús
se reunía a menudo allí con sus discípulos.
Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los
sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas,
antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó
y les dijo:
†. "¿A quién buscan?"
C. Le contestaron: "
S. A Jesús, el nazareno".
C. Les dijo Jesús:
†. "Yo soy".
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles `Yo soy',
retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar:
"
†. ¿A quién buscan?"
C. Ellos dijeron:
S. 'A Jesús, el nazareno".
C. Jesús contestó:
†. "Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que
éstos se vayan".
C. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: "No
he perdido a ninguno de los que me diste".
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió
a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado
se llamaba Maleo. Dijo entonces Jesús a Pedro:
†. "Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz
que me ha dado mi Padre?"
C. El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron
a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era
suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era
el que había dado a los judíos este consejo: 'Conviene que muera
un solo hombre por el pueblo'.
Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este
discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús
en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la
puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote,
habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces
a Pedro:
S. `¿No eres tú también uno de los discípulos de
ese hombre?"
C. Él dijo:
S. "No lo soy".
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía
frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie,
calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos
y de su doctrina. Jesús le contestó:
†"Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente
en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos,
y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí?
Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben
lo que he dicho".
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús,
diciéndole:
S. "¿Así contestas al sumo sacerdote?"
C. Jesús le respondió:
†. "Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado;
pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?"
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:
S. "¿No eres tú también uno de sus discípulos?"
C. Él lo negó diciendo:
S. "No lo soy".
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le
había cortado la oreja, le dijo:
S. "¿Qué no te vi yo con él en el huerto?"
C. Pedro volvió a negarlo y en seguida cantó un gallo. Llevaron
a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana
y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así
comer la cena de Pascua.
Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo:
S. ¿De qué acusan a este hombre?"
C. Le contestaron:
S. "Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído".
C. Pilato les dijo:
S. "Pues llévenselo y júzguenlo según su ley".
C. Los judíos le respondieron:
S. "No estamos autorizados para dar muerte a nadie".
C. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando
de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le
dijo:
S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"
C. Jesús le contestó:
†. "¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?"
C. Pilato le respondió:
S. "¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes
te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?"
C. Jesús le contestó:
†. "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo,
mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los
judíos. Pero mi Reino no es de aquí".
C. Pilato le dijo:
S. "¿Conque tú eres rey?"
C. Jesús le contestó:
†. "Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo
para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".
C. Pilato le dijo:
S. "¿Y qué es la verdad?"
C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les
dijo:
S. "No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre
que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte
al rey de los judíos?"
C. Pero todos ellos gritaron:
S. "¡No, a ése no! ¡A Barrabás!"
C. (El tal Barrabás era un bandido).
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados
trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima
un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían:
S. Viva el rey de los judíos!",
C. y le daban de bofetadas.
Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. "Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él
ninguna culpa".
C. Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto
color púrpura. Pilato les dijo:
S. "Aquí está el hombre".
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron:
S. "¡Crucifícalo, crucifícalo!"
C. Pilato les dijo:
S. "Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro
culpa en él".
C. Los judíos le contestaron:
S. "Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque
se ha declarado Hijo de Dios".
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más,
y entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: S. "¿De
dónde eres tú?"
C. Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces:
S. "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad
para soltarte y autoridad para crucificarte?"
C. Jesús le contestó:
†. "No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te
la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado
mayor".
C. Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. "¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César!; porque
todo el que pretende ser rey, es enemigo del César".
C. Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó
en el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata).
Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía.
Y dijo Pilato a los judíos:
S. "Aquí tienen a su rey".
C. Ellos gritaron:
S. "¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!"
C. Pilato les dijo:
S. "¿A su rey voy a crucificar?"
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. "No tenemos más rey que el César".
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús
y él, cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio llamado
"la Calavera" (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron,
y con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús. Pilato
mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba
escrito: 'Jesús el nazareno, el rey de los judíos'. Leyeron el
letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron
a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los
sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
S. "No escribas: 'El rey de los judíos', sino: 'Este ha dicho: Soy
rey de los judíos—.
C. Pilato les contestó:
S. "Lo escrito, escrito está".
C. Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron
cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una
túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Por eso
se dijeron:
S. "No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca".
C. Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi
ropa y echaron a suerte mi túnica Y eso hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María
la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a
ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre:
†. "Mujer, ahí está tu hijo".
C. Luego dijo al discípulo:
†. "Ahí está tu madre".
C. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado
a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
†. "Tengo sed".
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron
una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron
a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo:
†. "Todo está cumplido",
C. e inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Aquí se arrodillan todos y se hace una breve pausa
C. Entonces, los judíos, como era el día de la preparación
de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la
cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne,
pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron
los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían
sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya
había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados
le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre
y agua.
El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe
que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió
para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún
hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de
Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato
que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó.
Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también
Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras
de una mezcla de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos aromas,
según se acostumbra enterrar entre los judíos. Había un
huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo,
donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos
era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba
cerca, allí pusieron a Jesús.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN: El viernes santo es un día centrado en la pasión del Señor y su muerte ignominiosa en la cruz. Hoy se cumple el repetido anuncio sobre su violento final en Jerusalén, al aceptar, "por nosotros y por nuestra salvación", los misteriosos planes de su Padre: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio Hijo» (Jn, 3, 16)... No hay modo más verídico de expresarlo, que dando la vida por aquellos a quienes se ama. Un amor fuente de vida, que nos une a Dios y a nuestros hermanos. Un amor capaz de cambiar el mundo, si los que nos decimos sus discípulos seguimos su ejemplo de humildad, servicio, obediencia y renuncia.
No se dice el Credo
ORACIÓN UNIVERSAL
I. Por la santa Iglesia
Oremos, queridos hermanos, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro
Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda
la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipotente con una vida
pacífica y serena.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todo poderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a todas las naciones,
conserva la obra de tu misericordia, para que tu Iglesia, extendida por toda
la tierra, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
II. Por el Papa
Oremos también por nuestro Santo Padre, el Papa N., para que Dios
nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo
conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que
pueda gobernar al pueblo santo de Dios.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría gobierna el universo, atiende
favorablemente nuestras súplicas y protege con tu amor al Papa que nos
diste, para que el pueblo cristiano, que tú mismo pastoreas, progrese
bajo su cuidado en la firmeza de su fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
III. Por el pueblo de Dios y sus ministros
Oremos también por nuestro obispo N., por todos los obispos, presbíteros
y diáconos de la Iglesia, y por todo el pueblo santo de Dios.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espíritu santificas y gobiernas
a toda la Iglesia, escucha nuestras súplicas por tus ministros, para
que, con la ayuda de tu gracia, te sirvan con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro
Señor. R. Amén.
IV. Por los catecúmenos
Oremos también por los (nuestros) catecúmenos, para que Dios
nuestro Señor abra los oídos de sus corazones y les manifieste
su misericordia, y para que, mediante el bautismo, se les perdonen todos sus
pecados y queden incorporados a Cristo, Señor nuestro.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todo poderoso y eterno, que sin cesar concedes nuevos hijos a tu Iglesia,
acreciente la fe y el conocimiento a los (nuestros) catecúmenos, para
que, renacidos en la fuente bautismal, los cuentes entre tus hijos de adopción.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
V. Por la unidad de los cristianos
Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para
que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única
Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que reúnes a los que están dispersos
y los mantienes en la unidad, mira benignamente la grey de tu Hijo, para que,
a cuantos están consagrados por el único bautismo, también
los una la integridad de la fe y los asocie el vínculo de la caridad.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
VI. Por los judíos
Oremos también por los judíos, para que a quienes Dios nuestro
Señor habló primero, les conceda progresar continuamente en el
amor de su nombre y en la fidelidad a su alianza.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham y a su descendencia,
oye compasivo los ruegos de tu Iglesia, para que el pueblo que adquiriste primero
como tuyo, merezca llegar a la plenitud de la redención. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.
VII. Por los que no creen en Cristo
Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados
por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino de la salvación.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo, que, caminando
en tu presencia con sinceridad de corazón, encuentren la verdad; y a
nosotros concédenos crecer en el amor mutuo y en el deseo de comprender
mejor los misterios de tu vida, a fin de que seamos testigos cada vez más
auténticos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
VIII. Por los que no creen en Dios
Oremos también por los que no conocen a Dios, para que, buscando
con sinceridad lo que es recto, merezcan llegar hasta Él.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que deseándote
te busquen, y para que al encontrarte descansen en ti; concédenos que,
en medio de las dificultades de este mundo, al ver los signos de tu amor y el
testimonio de las buenas obras de los creyentes, todos los hombres se alegren
al confesarte como único Dios verdadero y Padre de todos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.
IX. Por los gobernantes
Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que
Dios nuestro Señor guíe sus mentes y corazones, según su
voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos están los corazones de los
hombres y los derechos de las naciones, mira con bondad a nuestros gobernantes,
para que, con tu ayuda, se afiance en toda la tierra un auténtico progreso
social, una paz duradera y una verdadera libertad religiosa. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.
X. Por los que se encuentran en alguna tribulación
Oremos, hermanos muy queridos, a Dios Padre todopoderoso, para que libre
al mundo de todos sus errores, aleje las enfermedades, alimente a los que tienen
hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad
a los que viajan, un buen retorno a los que se hallan lejos del hogar, la salud
a los enfermos y la salvación a los moribundos.
Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fortaleza de los que
sufren, escucha a los que te invocan en su tribulación, para que todos
experimenten en sus necesidades la alegría de tu misericordia. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
SEGUNDA PARTE
ADORACIÓN DE LA CRUZ
Terminada la oración
universal, se hace la adoración solemne de la santa Cruz, elíjase
la forma que se juzgue más apropiada pastoralmente, de acuerdo con las
circunstancias.
Invitatorio al presentar la cruz
V. Miren el árbol
de la cruz, donde estuvo clavado Cristo, el salvador del mundo.
R. Vengan y adoremos.
V. Miren el árbol de la cruz, donde estuvo clavado Cristo, el salvador
del mundo.
R. Vengan y adorémosle.
V. Miren el árbol de la cruz, donde estuvo clavado Cristo, el salvador
del mundo.
R. Vengan y adorémosle.
El sacerdote, el clero y los fieles se acercan procesionalmente y adoran la cruz, haciendo delante de ella una genuflexión simple o algún otro signo de veneración (como el de besarla), según la costumbre de la región. Mientras tanto, se canta la antífona "Tu Cruz adoramos" (p. 298ss), los Improperios, u otros cánticos apropiados. Terminada la adoración, la cruz es llevada al altar y puesta en un lugar relevante, con los ciriales o los candeleros a su lado.
TERCERA PARTE
SAGRADA COMUNIÓN
Se extiende un pequeño
mantel sobre el altar y se colocan sobre él un corporal, un purificador
y el libro.
Se trae el Santísimo Sacramento del lugar donde se reservó y se
deposita sobre el altar. Dos acólitos con candelabros encendidos acompañan
al Santísimo Sacramento.
Una vez depositado el Santísimo Sacramento sobre el altar y descubierto
el copón, el sacerdote hace genuflexión. Ahí, teniendo
las manos juntas, invita a decir la oración dominical (Padrenuestro).
C. Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:
T. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga
a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
C. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la
paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos
siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras
esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador, Jesucristo.
T. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos has redimido con la gloriosa muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo, prosigue en nosotros la obra de tu misericordia, para que, mediante nuestra participación en este misterio, permanezcamos dedicados a tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Envía, Señor,
sobre este pueblo tuyo, que ha conmemorado la muerte de tu Hijo, en espera de
su resurrección, la abundancia de tu bendición; llegue a él
tu perdón, reciba tu consuelo, se acreciente su fe santa y se consolide
su eterna redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Y todos, haciendo genuflexión a la Cruz, se retiran en silencio. No se
dan avisos. A su debido tiempo se desnuda de nuevo el altar.
Tiempo Pascual Vigilia Pascual en la Noche, Blanco
CUNA ESPERANZA INDESTRUCTIBLE
Gn 1, 1-2, 2; Gn 22, 1-18; Ex 14,15-15,1; Is 54,5-14; Is 55,1- 11; Ba 3,9-15.32-4,4; Ez 36,16-28; Rm 6,3-11; Mc 16,1-7;
La línea constante
que enlaza todas estas lecturas apunta a la esperanza. El futuro que nos aguarda
no es incierto. El Padre bondadoso y el Creador omnipotente están con
nosotros. Al afirmarlo no estamos incurriendo en ningún tipo de superioridad
moral como los fanáticos del pretendido califato islámico, que
han profanado el nombre de Dios con violencia sanguinaria. La pasión
de Cristo sigue desafortunadamente narrándose en historias de implacable
fanatismo. El mundo hermoso que Dios creó y entregó a nuestro
cuidadoso encargo, sigue afectado por la codiciosa avaricia de quienes contaminan
ríos y dejan sin agua para beber a poblaciones enteras, mientras los
que gobiernan, parecen desentenderse de la suerte de los ciudadanos inermes.
La narración de la opresión egipcia continúa ahora en la
destrucción de ríos y montañas, en la pandemia de las enfermedades
típicas de la pobreza como el ébola o en el maltrato a niños
migrantes. De esas nuevas formas de opresión necesitamos salir. Los profetas
que en nombre de Dios nos recuerdan que los planes de los empresarios voraces
y los políticos corruptos no son los planes de Dios, por desgracia siguen
siendo desoídos. La pasión de Cristo no es un ritual como el que
se escenifica en Iztapalapa o en cualquier otra población mexicana. No
hace falta representarla de manera teatral, la auténtica pasión
de Cristo es la dolorosa existencia de cientos de víctimas, que claman
al Padre, de la misma manera que lo hizo su obediente hijo: "en tus manos
encomiendo mi espíritu". Mientras esa esperanza se cuaja, estaremos
celebrando el misterio pascual del Señor de la historia, convencidos
de que como Él lo dijera: lo volveremos a ver, no en la Galilea de la
historia, sino allá en la casa del Padre, donde no habrá lugar
para el llanto, ni los victimarios; nos reuniremos todos y contemplaremos gozosos,
la ansiada hora de la esperanza cumplida por obra y gracia de la fidelidad de
nuestro amoroso Señor.
Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor,
meditando en su pasión y muerte, y se abstiene de celebrar el sacrificio
de la misa (por lo que conserva el altar enteramente desnudo) hasta que, después
de la Vigilia solemne o espera nocturna de la resurrección, se desborda
la alegría pascual, cuya exuberancia inunda los cincuenta días
subsiguientes. Hoy no puede darse la sagrada comunión más que
a modo de viático.
PRIMERA PARTE
LUCERNARIO
Bendición del fuego nuevo y preparación del cirio.
Se apagan todas las luces de la iglesia.
En un lugar adecuado, fuera
de la iglesia, se enciende el fuego. Congregado allí el pueblo, llega
el sacerdote con los ministros, uno de los cuales lleva el cirio pascual.
El sacerdote saluda, como de costumbre, al pueblo congregado y le hace una breve
exhortación, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos: En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó
de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por
el mundo, a que se reúnan para velar en oración. Conmemoremos,
pues, juntos, la Pascua del Señor, escuchando su Palabra y participando
en sus sacramentos, con la esperanza cierta de participar también en
su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.
Enseguida se bendice el fuego.
OREMOS
Dios nuestro, que por medio
de tu Hijo comunicaste a tus fieles el fuego de tu luz, santifica † este
fuego nuevo y concédenos que, al celebrar estas fiestas pascuales, se
encienda en nosotros el deseo de las cosas celestiales, para que podamos llegar
con un espíritu renovado a las fiestas de la eterna claridad. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.
El celebrante enciende el cirio con el fuego nuevo, diciendo:
Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro
corazón y de nuestro espíritu. Después el sacerdote, con
un punzón, graba una cruz en el Cirio; luego traza sobre él la
letra griega Alfa y, debajo, la letra Omega; entre los brazos de la cruz traza
los cuatro números del año en curso, mientras dice: A
1. Cristo ayer y hoy, traza la línea vertical;
2. Principio y fin, traza la línea horizontal;
3. Alfa, traza la letra Alfa, arriba de la línea vertical;
4. y Omega, traza la letra Omega abajo de la línea vertical;
5. Suyo es el tiempo, traza el primer número del año en curso
en el ángulo superior izquierdo de la cruz;
6. y la eternidad, traza el segundo número del año, en el ángulo
superior derecho;
7. A Él la gloria y el poder, traza el tercer número del año
en el ángulo inferior izquierdo;
8. por los siglos de los siglos. Amén. traza el cuarto número
del año en el ángulo inferior derecho.
Después de haber trazado la cruz y los demás signos, el sacer-dote incrusta al cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, diciendo al mismo tiempo:
1. Por sus santas llagas
2. gloriosas,
3. nos proteja
4. y nos guarde
5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu.
PROCESIÓN
A continuación, el
diácono, o en su defecto el sacerdote, toma el cirio, pascual y, manteniéndolo
elevado, canta él solo:
V. Cristo luz del mundo. R. Demos gracias a Dios.
Todos entran en la iglesia, precedidos por el diácono (o el sacerdote)
que lleva el cirio pascual.
En la puerta de la iglesia, el diácono se detiene y, elevando el cirio,
canta por segunda vez:
V. Cristo luz del mundo. R. Demos gracias a Dios.
En este momento todos encienden sus velas en la llama del cirio y avanzan de
nuevo.
Al llegar ante el altar, el diácono, vuelto hacia el pueblo, canta por
tercera vez:
V. Cristo luz del mundo. R. Demos gracias a Dios.
EL PREGÓN PASCUAL
El sacerdote se dirige a la sede. El diácono pone el cirio pascual en el candelabro, que está preparado en medio del presbiterio o junto al ambón. Después de poner incienso en el incensario, si éste se ha utilizado, el diácono pide y recibe, como lo hace en la misa antes del Evangelio, la bendición del sacerdote.
PREGÓN PASCUAL
Alégrense, por fin,
los coros de los ángeles; alégrense las jerarquías del
cielo y, por la victoria de rey tan poderoso, que las trompetas anuncien la
salvación. Goce también la tierra, inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del rey eterno, se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre,
la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones
del pueblo. (Por eso, queridos hermanos, que asisten a la admirable claridad
de esta luz santa, invoquen conmigo la misericordia de Dios omnipotente, para
que aquel que, sin mérito mío, me agregó al número
de los diáconos, complete mi alabanza a este cirio, infundiendo el resplandor
de su luz).
V. El Señor esté con todos ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario aclamar, con nuestras voces y con todo el afecto
del corazón, a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único
Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Porque Él ha pagado por nosotros
al eterno Padre la deuda de Adán, y ha borrado con su sangre inmaculada
la condena del antiguo pecado. Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas
de los fieles. Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas,
nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Ésta es la noche
en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Ésta
es la noche que a todos los que creen en Cristo, por toda la tierra, los arranca
de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia
y los agrega a los santos. Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la
muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¿De qué nos serviría
haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? ¡Qué asombroso
beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y
caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Necesario fue el
pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz
la culpa que mereció tal Redentor! ¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó del
abismo. Ésta es la noche de la que estaba escrito: "Será
la noche clara como el día, la noche iluminada por mi gozo". Y así,
esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia
a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae
la concordia, doblega a los potentes. En esta noche de gracia, acepta, Padre
santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece
en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia
esta columna de fuego, que arde en llama viva para la gloria de Dios. Y aunque
distribuye su luz, no mengua al repartirla, porque se alimenta de cera fundida
que elaboró la abeja fecunda para hacer esta lámpara preciosa.
¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo
humano con lo divino! Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a
tu nombre para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado
como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Que el lucero matinal lo
encuentre ardiendo; ese lucero que no conoce ocaso, Jesucristo, tu Hijo, que,
volviendo del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por
los siglos de los siglos. R. Amén.
Terminado el pregón, todos apagan sus velas y se sientan.
SEGUNDA PARTE
LITURGIA DE LA PALABRA
En esta vigilia se proponen nueve lecturas, siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo (la epístola y el Evangelio). Si las circunstancias pastorales lo piden, el número de lecturas del Antiguo Testamento puede reducirse hasta tres y, en casos muy urgentes, hasta dos. Aun en este último caso, nunca se omite la tercera lectura, tomada del Éxodo, sobre el paso del mar Rojo,
EXHORTACIÓN
Hermanos, habiendo iniciado
solemnemente la Vigilia Pascual, escuchemos con recogimiento la palabra de Dios.
Meditemos cómo, en la antigua alianza, Dios salvó a su pueblo
y en la plenitud de los tiempos, envió al mundo a su Hijo para que nos
redimiera. Oremos para que Dios lleve a su plenitud la obra de la redención
realizada por el misterio pascual.
Lo que va entre [—] puede suprimir por motivos pastorales.
LITURGIA DE LA PALABRA
Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.
Del libro del Génesis 1, 1-2, 2
En el principio creó
Dios el cielo y la tierra. [La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían
la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie
de las aguas.
Dijo Dios: "Que exista la luz", y la luz existió. Vio Dios
que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó
a la luz "día" y a las tinieblas, "noche". Fue la
tarde y la mañana del primer día.
Dijo Dios: "Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas
aguas de otras". E hizo Dios una bóveda y separó con ella
las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios
a la bóveda "cielo". Fue la tarde y la mañana del segundo
día.
Dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar
y que aparezca el suelo seco". Y así fue. Llamó Dios "tierra"
al suelo seco y "mar" a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios: "Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles
que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra". Y así
fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según
su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según
su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer
día.
Dijo Dios: "Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen
el día de la noche, señalen las estaciones, los días y
los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra.
Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para
regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo las
estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar
la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas".
Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día.
Dijo Dios: "Agítense las aguas con un hervidero de seres vivientes
y revoloteen sobre la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo".
Creó Dios los grandes animales marinos y los vivientes que en el agua
se deslizan y la pueblan, según su especie. Creó también
el mundo de las aves, según sus especies. Vio Dios que era bueno y los
bendijo, diciendo: "Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas
del mar; que las aves se multipliquen en la tierra". Fue la tarde y la
mañana del quinto día.
Dijo Dios: "Produzca la tierra vivientes, según sus especies: animales
domésticos, reptiles y fieras, según sus especies". Y así
fue. Hizo Dios las fieras, los animales domésticos y los reptiles, cada
uno según su especie. Y vio Dios que era bueno.]
Y dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine
a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos
y a todo animal que se arrastra sobre la tierra". Y creó Dios al
hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: "Sean fecundos y multiplíquense,
llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves
del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra".
Y dijo Dios: "He aquí que les entrego todas las plantas de semilla
que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen frutos
y semilla, para que les sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra,
a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres
que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas".
Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró
muy bueno. Fue la tarde y la mañana del sexto día.
Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos,
y terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo
cuanto había hecho.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 103,
l-2a.5-6.10 y 12.13-14.24 y 35c R. Bendice al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa
es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un
manto. R.
Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre. Con un vestido de
mares la cubriste y las aguas en los montes concentraste. R.
En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas;
junto al arroyo vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas. R.
Desde tu cielo riegas los montes y sacias la tierra del fruto de tus manos;
haces brotar hierba para los ganados y pasto para los que sirven al hombre.
R.
¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste
con maestría! La tierra está llena de tus creaturas. Bendice al
Señor, alma mía. R.
OREMOS
Dios todopoderoso y eterno, que en todas las obras de tu amor te muestras admirable, concédenos comprender que la redención realizada por Cristo, nuestra Pascua, es una obra más maravillosa todavía que la misma creación del universo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Lo que va entre [...] puede suprimir por motivos pastorales.
SEGUNDA LECTURA
El sacrificio de nuestro patriarca Abraham.
Del libro del Génesis 22, 1-18
En aquel tiempo, Dios le
puso una prueba a Abraham y le dijo: "¡Abraham, Abraham!" El
respondió: "Aquí estoy". Y Dios le dijo: "Toma
a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de
Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré".
[Abraham madrugó, aparejó su burro, tomó consigo a dos
de sus criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio
y se encaminó al lugar que Dios le había indicado. Al tercer día
divisó a lo lejos el lugar. Les dijo entonces a sus criados: "Quédense
aquí con el burro; yo iré con el muchacho hasta allá, para
adorar a Dios y después regresaremos".
Abraham tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a
su hijo Isaac y tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban
juntos. Isaac dijo a su padre Abraham: "¡Padre!" Él respondió:
"¿Qué quieres, hijo?" El muchacho contestó: "Ya
tenemos fuego y leña, ¿pero dónde está el cordero
para el sacrificio?" Abraham le contestó: "Dios nos dará
el cordero para el sacrificio, hijo mío". Y siguieron caminando
juntos.]
Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó
un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac,
lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo
para degollarlo.
Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo:
"¡Abraham, Abraham!" Él contestó: "Aquí
estoy". El ángel le dijo: "No descargues la mano contra tu
hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado
a tu hijo único". Abraham levantó los ojos y vio un carnero,
enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció
en sacrificio, en lugar de su hijo. Abraham puso por nombre a aquel sitio "el
Señor provee", por lo que aun el día de hoy se dice: "el
monte donde el Señor provee".
El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo
y le dijo: "Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber
hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré
y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas
del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu
descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque
obedeciste a mis palabras".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo 15,5 y 8.9-10.11
R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está
en sus manos. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado,
jamás tropezaré. R.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá
tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte, ni dejarás
que sufra yo la corrupción. R.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia
y de alegría perpetua junto a ti. R.
Oremos. Dios nuestro, excelso Padre de los creyentes, que por medio de la gracia
de la adopción y por el misterio pascual sigues cumpliendo la promesa
hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la tierra y de hacerlo
el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder dignamente a la
gracia de tu llamada. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
TERCERA LECTURA
Los israelitas entraron en el mar sin mojarse.
Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1
En aquellos días,
dijo el Señor a Moisés: "¿Por qué sigues clamando
a mí? Diles a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza
tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que
los israelitas entren en el mar sin mojarse. Yo voy a endurecer el corazón
de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas
del faraón y de todo su ejército, de sus carros y jinetes. Cuando
me haya cubierto de gloria a expensas del faraón, de sus carros y jinetes,
los egipcios sabrán que yo soy el Señor".
El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel,
se colocó tras ellas. Y la columna de nubes que iba adelante, también
se desplazó y se puso a sus espaldas, entre el campamento de los israelitas
y el campamento de los egipcios. La nube era tinieblas para unos y claridad
para otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda
la noche.
Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar
durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió
las aguas. Los israelitas entraron en el mar y no se mojaban, mientras las aguas
formaban una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron
en su persecución y toda la caballería del faraón, sus
carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar.
Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo
al ejército de los egipcios y sembró entre ellos el pánico.
Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente.
Dijeron entonces los egipcios: "Huyamos de Israel, porque el Señor
lucha en su favor contra Egipto.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre
el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes".
Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, las aguas
volvieron a su sitio, de suerte que al huir, los egipcios se encontraron con
ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las
aguas y cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del
faraón, que se había metido en el mar para perseguir a Israel.
Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas les
hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el
Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos
en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios,
y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y
en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron
este cántico al Señor:
No se dice Palabra del Señor, se pasa directamente al Salmo.
Del salmo Ex 15,
lb-2.3-4.5-6.17-18 R. Alabemos al Señor por su victoria.
Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballos y jinetes
arrojó en el mar.
Mi fortaleza y mi canto es el Señor, él es mi salvación,
él es mi Dios, yo lo alabaré; es el Dios de mis padres, yo le
cantaré. R.
El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Precipitó
en el mar los carros del faraón y a sus guerreros; ahogó en el
mar Rojo a sus mejores capitanes. R.
El mar cayó sobre ellos; en las temibles aguas como plomo se hundieron.
Extendiste tu diestra, Señor, y se los tragó la tierra. R.
Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte que le diste en herencia,
en el lugar que convertiste en tu morada, en el santuario que construyeron tus
manos. Tú, Señor, reinarás para siempre. R.
OREMOS
Señor Dios, cuyos antiguos prodigios los percibimos resplandeciendo también en nuestros tiempos, puesto que aquello mismo que realizó la diestra de tu poder para liberar a un solo pueblo de la esclavitud del faraón, lo sigues realizando también ahora, por medio del agua del bautismo para salvar a todas las naciones, concede que todos los hombres del mundo lleguen a contarse entre los hijos de Abraham y participen de la dignidad del pueblo elegido. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
CUARTA LECTURA
Con amor eterno se ha apiadado de ti tu redentor.
Del libro del profeta Isaías 54, 5-14
"El que te creó,
te tomará por esposa; su nombre es 'Señor de los ejércitos'.
Tu redentor es el Santo de Israel; será llamado 'Dios de toda la tierra'.
Como a una mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso
repudia uno a la esposa de la juventud?, dice tu Dios.
Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré
a tomar. En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero
con amor eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor.
Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que
las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no
enojarme ya contra ti ni volver a amenazarte. Podrán desaparecer los
montes y hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y
mi alianza de paz quedará firme para siempre. Lo dice el Señor,
el que se apiada de ti. Tú, la afligida, la zarandeada por la tempestad,
la no consolada: He aquí que yo mismo coloco tus piedras sobre piedras
finas, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí
y puertas de esmeralda y murallas de piedras preciosas.
Todos tus hijos serán discípulos del Señor, y será
grande su prosperidad. Serás consolidada en la justicia. Destierra la
angustia, pues ya nada tienes que temer; olvida tu miedo, porque ya no se acercará
a ti".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 29,2
y 4.5-6.11 y 12a y 13b R. Te alabaré, Señor, eternamente.
Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí
mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de
morir, me reviviste. R.
Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira
dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la
tarde; por la mañana, el júbilo. R.
Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi
ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente.
R.
OREMOS
Dios, todopoderoso y eterno, multiplica, en honor a tu nombre, cuanto prometiste a nuestros padres en la fe y acrecienta la descendencia por ti prometida mediante la santa adopción filial, para que aquello que los antiguos patriarcas no dudaron que habría de acontecer, tu Iglesia advierta que ya está en gran parte cumplido. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
QUINTA LECTURA
Vengan a mí y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua.
Del libro del profeta Isaías 55, 1-11
Esto dice el Señor:
"Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua; y los que no tienen
dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen vino y leche sin pagar. ¿Por
qué gastar el dinero en lo que no es pan y el salario, en lo que no alimenta?
Escúchenme atentos y comerán bien, saborearán platillos
sustanciosos. Préstenme atención, vengan a mí, escúchenme
y vivirán.
Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cumpliré las promesas
que hice a David. Como a él lo puse por testigo ante los pueblos, como
príncipe y soberano de las naciones, así tú reunirás
a un pueblo desconocido, y las naciones que no te conocían acudirán
a ti, por amor del Señor, tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha
honrado.
Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras
está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal, sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios,
que es rico en perdón.
Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis
caminos. Porque así como aventajan los cielos a la tierra, así
aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus pensamientos.
Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después
de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé
semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que
sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará
mi voluntad y cumplirá su misión".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo Is 12,2-3.4bcd.5-6
R. El Señor es mi Dios y salvador.
El Señor es mi Dios y salvador: con él estoy seguro y nada temo.
El Señor es mi protección y mi fuerza, y ha sido mi salvación.
Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación. R.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas,
proclamen que su nombre es sublime. R.
Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra.
Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido
grande con ustedes. R.
OREMOS
Dios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, tú que anunciaste por voz de los profetas, los misterios que estamos celebrando esta noche, multiplica en el corazón de tu pueblo los santos propósitos porque no podría ningún santo anhelo alcanzar crecimiento sin el impulso que procede de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SEXTA LECTURA
Sigue el camino que te conduce a la luz del Señor.
Del libro del profeta Baruc 3, 9-15. 32-4, 4
Escucha, Israel, los mandatos
de vida, presta oído para que adquieras prudencia. ¿A qué
se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas
en tierra extranjera, que te hayas contaminado por el trato con los muertos,
que te veas contado entre los que descienden al abismo?
Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido los
senderos de Dios, habitarías en paz eternamente.
Aprende dónde están la prudencia, la inteligencia y la energía,
así aprenderás dónde se encuentra el secreto de vivir larga
vida, y dónde la luz de los ojos y la paz. ¿Quién es el
que halló el lugar de la sabiduría y tuvo acceso a sus tesoros?
El que todo lo sabe, la conoce; con su inteligencia la ha escudriñado.
El que cimentó la tierra para todos los tiempos, y la pobló de
animales cuadrúpedos; el que envía la luz, y ella va, la llama,
y temblorosa le obedece; llama a los astros, que brillan jubilosos en sus puestos
de guardia, y ellos le responden: "Aquí estamos", y refulgen
gozosos para aquel que los hizo. Él es nuestro Dios y no hay otro como
él; él ha escudriñado los caminos de la sabiduría
y se la dio a su hijo Jacob, a Israel, su predilecto. Después de esto,
ella apareció en el mundo y convivió con los hombres. La sabiduría
es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna; los que la guardan,
vivirán, los que la abandonan, morirán.
Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; camina hacia la claridad de
su luz; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
Bienaventurados nosotros, Israel, porque lo que agrada al Señor nos ha
sido revelado. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 18,8.9.10.11
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables
son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón;
son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandatos del Señor
son verdaderos y enteramente justos. R.
Más deseables que el oro y las piedras preciosas las normas del Señor,
y más dulces que la miel de un panal que gotea. R.
Oremos. Dios nuestro, que haces crecer continuamente a tu Iglesia con hijos
llamados de todos los pueblos, dígnate proteger siempre con tu gracia
a quienes has hecho renacer con el agua del bautismo. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
SÉPTIMA LECTURA
Los rociaré con agua pura y les daré un corazón nuevo.
Del libro del profeta Ezequiel 36, 16-28
En aquel tiempo, me fue
dirigida la palabra del Señor en estos términos: "Hijo de
hombre, cuando los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la mancharon
con su conducta y con sus obras; como inmundicia fue su proceder ante mis ojos.
Entonces descargué mi furor contra ellos, por la sangre que habían
derramado en el país y por haberlo profanado con sus idolatrías.
Los dispersé entre las naciones y anduvieron errantes por todas las tierras.
Los juzgué según su conducta, según sus acciones los sentencié.
Y en las naciones a las que se fueron, desacreditaron mi santo nombre, haciendo
que de ellos se dijera: 'Este es el pueblo del Señor, y ha tenido que
salir de su tierra'.
Pero, por mi santo nombre, que la casa de Israel profanó entre las naciones
a donde llegó, me he compadecido. Por eso, dile a la casa de Israel:
'Esto dice el Señor: no lo hago por ustedes, casa de Israel. Yo mismo
mostraré la santidad de mi nombre excelso, que ustedes profanaron entre
las naciones. Entonces ellas reconocerán que yo soy el Señor,
cuando, por medio de ustedes les haga ver mi santidad.
Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos
los países y los llevaré a su tierra. Los rociaré con agua
pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus inmundicias
e idolatrías.
Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu
nuevo; arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré
un corazón de carne. Les infundiré mi espíritu y los haré
vivir según mis preceptos y guardar y cumplir mis mandamientos. Habitarán
en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré
su Dios' ". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmos 41,3.5bcd;
42,3.4 R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma
te busca a ti, Dios mío. R.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será
posible ver de nuevo su templo? R.
Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor, cantando, jubilosos,
alabanzas a Dios. R.
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en
mi guía y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú
habitas. R.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría,
y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la
cítara. R.
OREMOS
Dios de inmutable poder
y eterna luz, mira propicio el admirable misterio de la Iglesia entera y realiza
serenamente, en virtud de tu eterno designio, la obra de la humana salvación;
que todo el mundo vea y reconozca que los caídos se levantan, que se
renueva lo que había envejecido y que, por obra de Jesucristo, todas
las cosas concurren hacia la unidad que tuvieron en el origen. Él que
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Terminada la oración de la última lectura del Antiguo Testamento,
con el responsorio y la oración correspondiente, se encienden las velas
del altar y resto de las luces. El sacerdote entona solemnemente el Gloria,
que todos prosiguen. Mientras tanto se tocan las campanas, de dentro y de fuera
del templo, de acuerdo a las costumbres de cada lugar.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que haces resplandecer esta noche santa con la gloria del Señor resucitado aviva en tu Iglesia el espíritu filial, para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.
EPÍSTOLA
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 6, 3-11
Hermanos: Todos los que
hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos
sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados
con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó
de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
llevemos una vida nueva.
Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte
semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección.
Sabemos que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo
del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el
que ha muerto queda libre del pecado.
Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también
viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre
los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre él,
porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar,
vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado
y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Terminada la epístola todos se ponen de pie y el sacerdote entona solemnemente el Aleluya, que todos repiten. Luego un salmista o un cantor dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya. Si hace falta, el mismo salmista canta el Aleluya.
Del salmo 117, 1-2.16ab-17.22-23 R. Aleluya, aleluya.
Te damos gracias, Señor,
porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R. La diestra
del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo.
No moriré, continuaré viviendo, para contar lo que el Señor
ha hecho. R.
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto
es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R.
Jesús de Nazaret, que fue crucificado, resucitó.
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 1-7
Transcurrido el sábado,
María Magdalena, María (la madre de Santiago) y Salomé,
compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el
primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro.
Por el camino se decían unas a otras: "¿Quién nos
quitará la piedra de la entrada del sepulcro?" Al llegar, vieron
que la piedra ya estaba quitada, a pesar de ser muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca,
sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo:
"No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado.
No está aquí; ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían
puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: 'El irá
delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como él les
dijo' ".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN: La fiesta por excelencia de los cristianos es, como bien lo sabemos, la Pascua de Resurrección y la Vigilia Pascual su más bella expresión... En sus numerosas lecturas bíblicas tenemos un valioso resumen de toda la historia de nuestra salvación. Cristo resucitado es el nuevo Adán que restituye al hombre —especialmente por el "nuevo nacimiento" realizado en la fuente bautismal— la dignidad perdida por el pecado (Rm 6, 3 ss). Con la luz y la fuerza de su Espíritu, Él nos obtiene, o nos concede de nuevo, la dignidad de hijos muy amados del Padre. ¡Despojémonos, pues, de la "antigua levadura" y decidámonos a llevar una vida de resucitados!
TERCERA PARTE
LITURGIA BAUTISMAL
Hermanos, acompañemos
con nuestra oración a quienes anhelan renacer a nueva vida en la fuente
del bautismo, para que Dios, nuestro Padre, les otorgue su protección
y su amor.
Si se bendice la fuente, pero no va a haber bautismos:
Hermanos, pidamos a Dios todopoderoso que con su poder santifique esta fuente
bautismal, para que cuantos en el bautismo van a ser regenerados en Cristo,
sean agregados al número de hijos adoptivos de Dios. Letanías
de los santos
En las letanías se pueden añadir algunos nombres de santos, especialmente
el del titular de la iglesia, el de los patronos del lugar y el de los que van
a ser bautizados.
Coro Asamblea
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad...
Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad...
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad...
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
Santos ángeles de Dios, rueguen por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
San Pedro y san Pablo, rueguen por nosotros.
San Andrés, ruega por nosotros.
San Juan, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
San Esteban, ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía, ruega por nosotros.
San Lorenzo, ruega por nosotros.
San Felipe de Jesús, ruega por nosotros.
Santos Cristóbal Magallanes
y compañeros, mártires, rueguen por nosotros.
Santas Perpetua y Felicitas, rueguen por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
San Gregorio, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.
San Atanasio, ruega por nosotros.
San Basilio, ruega por nosotros.
San Martín, ruega por nosotros.
San Benito, ruega por nosotros.
San Francisco y santo Domingo, rueguen por nosotros.
San Francisco Javier, ruega por nosotros.
San Juan María Vianney, ruega por nosotros.
San Rafael Guízar y Valencia, ruega por nosotros.
San José María de Yermo y Parres, ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros
Santa Teresa del Niño Jesús, ruega por nosotros.
Santa María de Jesús
Sacramentado Venegas, ruega por nosotros.
Santa María Guadalupe
García Zavala, ruega por nosotros.
San Juan Diego, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rueguen por nosotros.
Muéstrate propicio, líbranos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tu encarnación, líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección, líbranos, Señor.
Por el don del Espíritu Santo, líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Si hay bautismos:
Para que santifiques
esta
fuente bautismal por la que
renacerán tus hijos a la vida nueva, te rogamos, óyenos.
Jesus Hijo de Dios vivo, te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos
Si hay bautizos, el sacerdote, con las manos juntas, dice la siguiente oración:
Derrama, Señor, tu infinita bondad en este sacramento del bautismo y envía tu santo Espíritu para que haga renacer de la fuente bautismal a estos nuevos hijos tuyos que van a ser santificados por tu gracia, mediante la colaboración de nuestro ministerio. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
BENDICIÓN DEL AGUA BAUTISMAL
Dios nuestro, que con tu poder invisible realizas obras admirables por medio de los signos sacramentales y has hecho que tu creatura, el agua, signifique de muchas maneras la gracia del bautismo. Dios nuestro, cuyo Espíritu aleteaba sobre la superficie de las aguas en los mismos principios del mundo, para que ya desde entonces el agua recibiera el poder de dar la vida. Dios nuestro, que incluso en las aguas torrenciales del diluvio prefiguraste el nuevo nacimiento de los hombres, al hcer que de una manera misteriosa un mismo elemento diera fin al pecado y origen a la virtud. Dios nuestro, que hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo a los hijos de Abrahán, a fin de que el pueblo liberado de la esclavitud del faraón prefigurara al pueblo de los bautizados. Dios nuestro, cuyo Hijo, al ser bautizado por el Precursor en el agua del Jordán, fue ungido por el Espíritu Santo; suspendido en la cruz, quiso que brotaran de su costado sangre y agua; y después de su resurrección mandó a sus apóstoles: "Vayan y enseñen a todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". Mira ahora a tu Iglesia en oración y abre para ella la fuente del bautismo. Que por la obra del Espíritu Santo esta agua adquiera la gracia de tu Unigénito, para que el hombre, creado a tu imagen, limpio de su antiguo pecado por el sacramento del bautismo, renazca a la vida nueva por el agua y el Espíritu Santo. Te pedimos, Señor, que por tu Hijo, descienda sobre el agua de esta fuente el poder del Espíritu Santo, para que todos, sepultados con Cristo en su muerte por el bautismo, resuciten también con Él a la vida nueva. Él que vive y reina... R. Amén.
Se puede decir la siguiente aclamación o alguna otra adecuada: Fuentes del Señor, bendigan al Señor; alábenlo y glorifíquenlo por los siglos.
BENDICIÓN DEL AGUA BENDITA
Si no hay bautizos, ni bendición de la fuente bautismal.
Pidamos, queridos hermanos, a Dios nuestro Señor, que se digne bendecir esta agua, con la cual seremos rociados en memoria de nuestro bautismo, y que nos renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido. Señor, Dios nuestro, mira con bondad a este pueblo tuyo, que vela en oración en esta noche santísima, recordando la obra admirable de nuestra creación y la obra más admirable, todavía, de nuestra redención. Dígnate bendecir † esta agua, que tú creaste para dar fertilidad a la tierra, frescura y limpieza a nuestros cuerpos. Tú, además, convertiste el agua en un instrumento de tu misericordia: por ella, liberaste a tu pueblo de la esclavitud y en el desierto saciaste su sed; con la imagen del agua viva, los profetas anunciaron la nueva alianza que deseabas establecer con los hombres; por ella, finalmente, santificada por Cristo en el Jordán, renovarse, mediante el bautismo que nos da la vida nueva, nuestra naturaleza, corrompida por el pecado. Que esta agua nos recuerde ahora nuestro bautismo y nos haga participar en la alegría de nuestros hermanos, que han sido bautizados en esta Pascua. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
Renovación de las promesas del bautismo
Terminada la ceremonia
del bautismo (y de la confirmación) o, si no hubo bautismos, después
de la bendición del agua, todos, de pie y teniendo en sus manos las velas
encendidas, hacen la renovación de las promesas del bautismo.
Hermanos, por medio del bautismo hemos sido hechos partícipes del misterio
pascual de Cristo, es decir, por medio del bautismo hemos sido sepultados con
Él en su muerte, para resucitar con Él a una vida nueva. Por eso,
culminado nuestro camino cuaresmal, es muy conveniente que renovemos las promesas
de nuestro bautismo, con las cuales un día renunciamos a Satanás
y a sus obras y nos comprometimos a servir a Dios en la santa Iglesia católica.
Por consiguiente:
Sacerdote: ¿Renuncian
ustedes a Satanás?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Renuncian a todas sus obras?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Renuncian a todas sus seducciones?
Todos: Sí, renuncio.
O bien:
Sacerdote: ¿Renuncian
ustedes al pecado, para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado
no los esclavice?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Renuncian a Satanás, padre y autor de todo pecado?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Creen ustedes en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo
y de la tierra?
Todos: Sí, creo.
Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor
nuestro, que nació de la Virgen María, padeció y murió
por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
Todos: Sí, creo.
Sacerdote: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica,
en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en
la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
Todos: Sí, creo.
Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó
del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos
conserve con su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida
eterna. Amén.
El sacerdote rocía
al pueblo con el agua bendita, mientras todos cantan la siguiente antífona
o algún otro canto bautismal:
Vi brotar agua del lado derecho del templo, aleluya. Vi que en todos aquellos
que recibían el agua, surgía una vida nueva y cantaban con gozo:
Aleluya, aleluya.
CUARTA PARTE
LITURGIA EUCARÍSTICA
Concluida la liturgia bautismal la celebración sigue como siempre.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las súplicas de tu pueblo, junto con los dones que te presentamos para que los misterios de la Pascua que hemos comenzado a celebrar, nos obtengan, con tu ayuda, el remedio para conseguir la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido inmolado. Aleluya. Celebremos, pues, la Pascua, con el pan sin levadura, que es sinceridad y verdad. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con los sacramentos pascuales, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
DESPEDIDA
C. Anuncien a todos la alegría
del Señor resucitado. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
El cirio pascual se enciende en todas las celebraciones litúrgicas más solemnes de este tiempo.
Blanco ler Domingo de Pascua
Solemnidad de la Resurrección del Señor
MR p. 339 / Lecc. I. p. 206. LH, I a semana del salterio
UNA ESPERANZA COMPARTIDA
Hch 10,34. 37-43; Col 3,1-4; Jn 20,1-9;
El discurso del apóstol Pedro es concluyente. No parece que está hablando el pescador timorato que se avergonzó de confesarlo en casa del Sumo Sacerdote. La experiencia incomparable del encuentro con el Señor resucitado lo transformó completamente. El pescador de Betsaida no solamente habla a título personal, forma parte de un grupo de testigos que asistieron impávidos a su muerte y fueron sorprendidos por el acontecimiento de su resurrección. No quieren vivir como lo habían hecho antes, en la vergonzosa cobardía, ahora son testigos de una alegría desbordante: Dios no hace distinciones, sino que acoge con gozo a todos los que se dejen reconciliar por él. Esa misma certeza es la que paulatinamente fueron descubriendo Pedro y Juan, cuando alertados por el sorprendente anuncio de Magdalena, salen a buscar al Señor en un sepulcro, y se encuentran las señales de su resurrección.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 138,18.5-6
He resucitado y viviré siempre contigo; has puesto tu mano sobre mí. Tu sabiduría ha sido maravillosa, aleluya, aleluya.
Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos has abierto hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida eterna, por la acción renovadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Hemos comido y bebido con Cristo resucitado.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34. 37-43
En aquellos días,
Pedro tomó la palabra y dijo: "Ya saben ustedes lo sucedido en toda
Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado
por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo
a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el
bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de cuanto él hizo en Judea y en Jerusalén.
Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer
día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente
a los testigos que él, de antemano, había escogido: a nosotros,
que hemos comido y bebido con él después de que resucitó
de entre los muertos.
Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo
ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime:
que cuantos creen en él reciben, por su medio, el perdón de los
pecados". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 117,
1-2. 16ab-17. 22-23 R. Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es
eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro
orgullo. No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el
Señor ha hecho. R.
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto
es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R.
Tiren la antigua levadura, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 5, 6-8
Hermanos: ¿No saben
ustedes que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Tiren la antigua
levadura, para que sean ustedes una masa nueva, ya que son pan sin levadura,
pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado. Celebremos, pues, la
fiesta de la Pascua, no con la antigua levadura, que es de vicio y maldad, sino
con el pan sin levadura, que es de sinceridad y verdad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SECUENCIA:
Sólo
el día de hoy es obligatoria; durante la octava es opcional.
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto e
l que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has
visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó
de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
ACLAMACIÓN
Cfr. 1Co 5, 7- 8 R. Aleluya, aleluya.
Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado; celebremos, pues, la Pascua.
R. Aleluya.
Él debía resucitar de entre los muertos.
Del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9
El primer día después
del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena
al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó
a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien
Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor
y no sabemos dónde lo habrán puesto".
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban
corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa
que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró
los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo,
y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo
y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto
no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró
también el otro discípulo, el que había llegado primero
al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido
las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar
de entre los muertos.Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.
O bien:
Jesús de Nazaret, que fue crucificado, resucitó.
Del Santo Evangelio según san Marcos: 16, 1-7
Transcurrido el sábado,
María Magdalena, María (la madre de Santiago) y Salomé,
compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el
primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro.
Por el camino se decían unas a otras: "¿Quién nos
quitará la piedra de la entrada del sepulcro?" Al llegar, vieron
que la piedra ya estaba quitada, a pesar de ser muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca,
sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo:
"No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado.
No está aquí; ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían
puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: 'El irá
delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como él les
dijo' ".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien, en las misas vespertinas del domingo:
Quédate con nosotros, porque ya es tarde.
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35
El mismo día de la
resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado
Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban
todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y
comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos
estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De
qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?"
Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres
tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días
en Jerusalén?" Él les preguntó: "¿Qué
cosa?" Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que
era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo.
Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo
condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él
sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días
desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo
nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron
el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles,
que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron
al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él
no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes
y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas!
¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así
entrara en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos
los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían
a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba
más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate
con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró
para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció
la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron
los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos
se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón
ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!"
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron
reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De
veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón".
Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo
lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Llenos de gozo por la santa y gloriosa Resurrección del Señor, supliquémosle con insistencia diciendo: Rey vencedor, escúchanos.
R/. Rey vencedor, escúchanos.
1. A Cristo, que ha sido
constituido Cabeza de la Iglesia, pidámosle que conceda gozo y felicidad
a todos los fieles que celebran su triunfo.
2. A Cristo, que ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores, supliquémosle
que quienes han regresado al camino del bien, perseveren en sus buenos propósitos.
3. A Cristo, que ha inaugurado la resurrección universal, pidámosle
que alegre el corazón de los hombres que aún desconocen [los frutos
de] su victoria.
4. A Cristo, que ha colmado de alegría a los pueblos y los ha enriquecido
con sus dones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y
lloran.
5. A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, ha alegrado al mundo
entero, pidámosle que nos conceda la esperanza firme de compartir su
triunfo y de resucitar con Él a una vida nueva.
Señor Jesucristo, en esta fiesta de tu Resurrección te pedimos que escuches nuestras plegarias y extiendas tu diestra misericordiosa sobre este pueblo que tiene puesta en ti toda su esperanza. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Llenos de júbilo por el gozo pascual te ofrecemos, Señor, este sacrificio, mediante el cual admirablemente nace y se nutre tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Co 5,7-8
Cristo nuestro Cordero Pascual ha sido inmolado. Aleluya. Celebremos, pues, la Pascua, con el pan sin levadura, que es sinceridad y verdad. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios de bondad, protege
paternalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que renovada por los misterios
pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Despedida
Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en
paz. Aleluya, aleluya.
R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Los cristianos hemos vivido durante mucho tiempo acorralados por el pensamiento secularista que se ufana de negar la presencia de Dios en esta hora difícil que estamos viviendo. La coronación del nuevo soberano que gobierna nuestras vidas y que no tiene otro nombre que el mercado, ha terminado por degradar demasiadas realidades valiosas. Esta omnipotente estructura económica que todo compra y corrompe reparte bienes y servicios de manera costosa e inequitativa. El balance es negativo sin duda alguna, por más que los nuevos profetas de la globalización lo defiendan como un destino irreversible. Al celebrar la resurrección de Cristo, afirmamos que los poderes que producen la muerte de los ecosistemas y la desnutrición de los millones que son excluidos del bienestar, no permanecerán impunes. El Dios de la vida que resucitó a Jesús no ha sido vencido. Nuestra libertad tampoco está clausurada, cuando se concilie con el querer divino, apreciaremos la fuerza de su resurrección.
Blanco Feria dentro de la Octava de Pascua MR p. 341 / Lecc. I, p. 854.
Santos: Marcelino de Roma, mártir; Gala de Roma, laica. Beato Ceferino Agostini, fundador.
LES HABLO DE JESUS EL NAZARENO
Hch 2, 14. 22-33; Mt 28, 8-15
El Evangelio de san Mateo registra una de las manifestaciones de Jesús a las mujeres. Magdalena y sus compañeras son portavoces de un mensaje prometedor: los discípulos volverán a encontrarse con el Señor, a quien equivocadamente seguían considerando un difunto. Magdalena dispone ya de la clave del misterio: el crucificado ha resucitado, y se la comparte a los Doce. Cuando Pedro y los otros discípulos lo entendieron, desanduvieron el camino de su huida a Galilea y regresaron a Jerusalén para confesar sin ambigüedades el misterio de la resurrección. Dios se mantuvo fiel a sus promesas y no permitió que su siervo Jesús conociera la corrupción. Los salmos que se proclamaban en la sinagoga lo habían predicho: Dios sentaría a su derecha a su Hijo predilecto. La promesa se había cumplido en la pasión, muerte y resurrección de Jesús el Nazareno.
ANTÍFONA DE ENTRADA
El Señor resucitó, como lo había predicho; llenémonos de gozo y de alegría, porque reina eternamente. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que haces crecer siempre a tu Iglesia dándole nuevos hijos, concédenos la gracia de vivir de acuerdo con la fe que recibimos en el sacramento del bautismo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
A este Jesús, Dios lo ha resucitado, y de ello somos testigos.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 14. 22-33
El día de Pentecostés,
se presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y levantando
la voz, dijo: "Israelitas, escúchenme. Jesús de Nazaret fue
un hombre acreditado por Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios
y señales que Dios realizó por medio de Él y que ustedes
bien conocen. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, Jesús
fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos para clavarlo en la cruz.
Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, ya que no
era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. En efecto, David dice,
refiriéndose a Él: Yo veía constantemente al Señor
delante de mí, puesto que Él está a mí lado para
que yo no tropiece. Por eso se alegra mi corazón y mi lengua se alboroza;
por eso también mi cuerpo vivirá en la esperanza, porque tú,
Señor, no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que tu
santo sufra la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida
y me saciarás de gozo en tu presencia.
Hermanos, que me sea permitido hablarles con toda claridad. El patriarca David
murió y lo enterraron, y su sepulcro se conserva entre nosotros hasta
el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios le había
prometido con juramento que un descendiente suyo ocuparía su trono, con
visión profética habló de la resurrección de Cristo,
el cual no fue abandonado a la muerte ni sufrió la corrupción.
Pues bien, a este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros
somos testigos. Llevado a los cielos por el poder de Dios, recibió del
Padre el Espíritu Santo prometido a Él y lo ha comunicado, como
ustedes lo están viendo y oyendo".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 15, 1-2a
y 5. 7-8. 9-10. 11 R/. Protege, Señor, a los que esperamos en ti. Aleluya.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho
que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado
en herencia; mi vida está en sus manos. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye
internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado,
jamás tropezaré. R/.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá
tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás
que sufra yo la corrupción. R/.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia
y de alegría perpetua junto a ti. R/.
SECUENCIA opcional Lec. pág.855
ACLAMACIÓN Sal 117, 24 R/. Aleluya, aleluya.
Éste es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.
Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán.
Del santo Evangelio según san Mateo: 28, 8-15
Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron
a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron
a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió
al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies
y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan
a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán".
Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a
la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se
reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero
a los soldados, con estas instrucciones: "Digan: 'Durante la noche, estando
nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo'. Y
si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él
y les evitaremos cualquier complicación".
Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta
versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos
hasta el día de hoy. Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con
bondad, las ofrendas de tu pueblo y haz que, renovados por la confesión
de tu nombre y por el bautismo, consigamos la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Pascua (en este día), p. 499
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Rm 6, 9
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre Él. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la gracia de este sacramento
pascual fructifique, Señor, en nuestros corazones para que podamos corresponder
a los dones de tu amor, que nos abrió el camino de la salvación
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
La despedida se hace como el día de Pascua.
Blanco Feria dentro de la Octava de Pascua MR p. 342 / Lecc. I, p. 857.
HE VISTO AL SEÑOR Y ME HA DICHO ESTO
Hch 2,36-41; Jn 20,11-18
Del primer encuentro con el resucitado salió Magdalena renovada y fortalecida. Las dolorosas horas de angustia vividas al momento de la humillación de su Señor habían quedado atrás. Ingresó al jardín con la mirada empañada por el desaliento y salió radiante, con el rostro resplandeciente por el encuentro con su Señor. Nadie le arrancaría esa rotunda esperanza, al contrario, ella la iría compartiendo con los discípulos y discípulas para animarlos a que testimoniaran tan alegre noticia. En los Hechos de los Apóstoles Pedro refiere esa misma certeza a los habitantes de Jerusalén. Es necesario tomar una decisión radical: se puede continuar formando parte de esa generación corrompida por el egoísmo y la rivalidad o reconocerse necesitado del perdón de los pecados. El Mesías nos otorga al Espíritu Santo para iniciar un nuevo tipo de existencia, al servicio de los hermanos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Si 15, 3-4
El Señor les dará a beber el agua de la sabiduría; se apoyarán en Él y no vacilarán. Él los llenará de gloria eternamente. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que nos has hecho experimentar la fuerza vivificante del misterio pascual, sigue acompañando a tu pueblo con tu divina gracia, para que, conseguida la perfecta libertad, se convierta en gozo celestial la alegría que ahora lo inunda aquí en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 36-41
El día de Pentecostés,
dijo Pedro a los judíos: "Sepa todo Israel, con absoluta certeza,
que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús,
a quien ustedes han crucificado".
Estas palabras les llegaron al corazón y preguntaron a Pedro y a los
demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?"
Pedro les contestó: "Arrepiéntanse y bautícense en
el nombre de Jesucristo, para el perdón de sus pecados y recibirán
el Espíritu Santo. Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para
sus hijos y también para todos los paganos que el Señor, Dios
nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos".
Con éstas y otras muchas razones los instaba y exhortaba, diciéndoles:
"Pónganse a salvo de este mundo corrompido". Los que aceptaron
sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unas tres mil
personas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 32, 4-5.
18-19. 20 y 22 R. En el Señor está nuestra esperanza. Aleluya.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama
la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían;
los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra
ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que
en ti, Señor, hemos confiado. R.
SECUENCIA opcional Lecc. I, pág. 855
ACLAMACIÓN
Sal 117, 24 R. Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo
y de gozo. R. Aleluya.
He visto al Señor y me ha dado este mensaje.
Del santo Evangelio según san Juan 20, 11-18
El día de la resurrección,
María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús.
Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos
de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús,
uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron:
"¿Por qué estás llorando, mujer?" Ella les contestó:
"Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo
habrán puesto".
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero
no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: "Mujer,
¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?"
Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: "Señor,
si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto". Jesús
le dijo: "¡María!" Ella se volvió y exclamó:
"¡Rabuní!", que en hebreo significa 'maestro'. Jesús
le dijo: "Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre.
Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios'
".
María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que
había visto al Señor y para darles su mensaje. Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad, estas ofrendas de tu familia santa, para que, con la ayuda de tu protección, conserve los dones recibidos y llegue a poseer los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Pascua (en este día), p. 499
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Col 3, 1-2
Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Escúchanos, Dios
todopoderoso, y, ya que colmaste los corazones de tus hijos con la gracia incomparable
del bautismo, prepáranos para alcanzar la felicidad eterna. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
La despedida se hace como el día de Pascua.
Blanco Feria dentro de la Octava de Pascua MR p. 343 / Lecc. I, p. 860.
Santos: Agabo de Cesarea, profeta; Julia Billiart, fundadora; Dionisio de Corinto, obispo.
ESTABAN CEGADOS
Hch 3,1-10; Lc 24, 13-35
El narrador nos presenta como personajes anónimos a los peregrinos que regresaban de Jerusalén, de esa manera podemos identificarnos más sencillamente con su experiencia de fe. Ellos pasaron del entusiasmo al desaliento, de las expectativas crecientes al encontronazo con la cruda realidad de la violencia: nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte. La indestructible muralla de la violencia aplastó a Jesús en la cruz. La violencia no se desarticula con violencia, aunque lo parezca, antes bien se recrudece. Jesús resucitado afrontó la violencia con la inteligencia. Se presentó discreta, que no burdamente ante los discípulos confundidos y les ayudó a reconocer su presencia en las Escrituras y la fracción del pan. Les ofreció signos sencillos no evidencias patentes como exigiría un positivista recalcitrante. El relato de los Hechos al narrarnos la curación del paralítico nos da una lección discreta sobre la confianza en el Señor Jesús. Pedro y Juan no tienen otra riqueza que compartir que su confianza en el nombre de Jesús resucitado.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Mt 25, 34
Vengan, benditos de mi Padre, tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que cada año nos inundas de alegría por la solemnidad de la resurrección del Señor, concédenos propicio que, por estas fiestas que celebramos en el tiempo, merezcamos llegar al gozo de la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Te voy a dar lo que tengo: En el nombre de Jesús, camina.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 1-10
En aquel tiempo, Pedro y
Juan subieron al templo para la oración vespertina, a eso de las tres
de la tarde. Había allí un hombre lisiado de nacimiento, a quien
diariamente llevaban y ponían ante la puerta llamada la "Hermosa",
para que pidiera limosna a los que entraban en el templo.
Aquel hombre, al ver a Pedro y a Juan cuando iban a entrar, les pidió
limosna. Pedro y Juan fijaron en él los ojos, y Pedro le dijo: "Míranos".
El hombre se quedó mirándolos en espera de que le dieran algo.
Entonces Pedro le dijo: "No tengo ni oro ni plata, pero te voy a dar lo
que tengo: En el nombre de Jesucristo nazareno, levántate y camina".
Y, tomándolo de la mano, lo incorporó.
Al instante sus pies y sus tobillos adquirieron firmeza. De un salto se puso
de pie, empezó a andar y entró con ellos al templo caminando,
saltando y alabando a Dios.
Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, y al darse cuenta de que era
el mismo que pedía limosna sentado junto a la puerta "Hermosa"
del templo, quedaron llenos de miedo y no salían de su asombro por lo
que había sucedido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 104,
1-2. 3-4. 6-7. 8-9 R. Cantemos al Señor con alegría. Aleluya.
Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus prodigios a los pueblos.
Entonen en su honor himnos y cantos, celebren sus portentos. R.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el
que lo busca. Recurran al Señor y a su poder y a su presencia acudan.
R.
Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen:
el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos. R.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de
sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que
un día le hiciera. R.
SECUENCIA opcional Lecc. 1, pág. 855
ACLAMACIÓN Sal 117, 24 R. Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R. Aleluya.
Lo reconocieron al partir el pan.
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35
El mismo día de la
resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado
Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban
todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y
comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos
estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De
qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?"
Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres
tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días
en Jerusalén?" Él les preguntó: "¿Qué
cosa?" Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que
era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo.
Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo
condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él
sería el libertador de Israel, ¡y sin embargo, han pasado ya tres
días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres
de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro,
no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido
unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Alguno de nuestros compañeros
fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero
a él no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes
y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas!
¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así
entrara en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos
los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían
a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba
más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate
con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró
para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció
la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron
los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos
se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón
ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!"
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron
reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De
veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón".
Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo
lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, estas ofrendas de la humanidad redimida, y realiza a favor nuestro, la plena salvación del cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Pascua (en este día), p. 499
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 24, 35
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús, al partir el pan. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor,
que, purificados de nuestra antigua condición pecadora, la santa recepción
del sacramento de tu Hijo nos transforme en nuevas creaturas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
La despedida se hace como el día de Pascua.
Blanco Feria dentro de la Octava de Pascua MR p. 344 / Lecc. 1, p. 863.
Santos: Hugo de Rouen, obispo; Casilda de Burgos, virgen; María de Cleofás y María Salomé, mártires.
PARA QUE ENTENDIERAN LAS ESCRITURAS
Hch 3,11-26; Lc 24,35-48
La fuerza probatoria de estos relatos pascuales no radica en el salto del paralítico ni en el gesto del resucitado que se come el trozo de pescado. La resurrección de Cristo no es un suceso tangible que pueda probarse a través de evidencias sensibles. Los evangelistas y demás transmisores de la tradición pascual recurrieron a ellos para ayudarnos a comprender la profundidad y la realidad del suceso. La fidelidad de Dios estaba de por medio al momento de la ejecución de su Hijo Jesús. Dios no podía permanecer indiferente ante la prepotencia de los verdugos. Los cristianos hurgaron las Escrituras y descifraron el misterio de su pasión y comprendieron que el Padre reivindicaría al justo sufriente. En ese momento se les abrieron los ojos y recibieron las señales discretas del resucitado. Experimentaron dudas tal como lo refiere el Evangelio, pero las fueron superando con la fuerza del Espíritu.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sb 10, 20-21
Todos alabaron, Señor, tu poder y tu sabiduría, porque has abierto la boca de los mudos y has hecho elocuentes las lenguas de los niños. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que uniste a todos los pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede que, quienes renacieron en la fuente bautismal, tengan una misma fe en sus pensamientos y un mismo amor en sus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Ustedes le dieron muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 11-26
Como el paralítico
curado por Pedro y Juan no se les despegaba, todo el pueblo, asombrado, corrió
hacia ellos al pórtico de Salomón. Al ver a la muchedumbre, Pedro
les dirigió la palabra:
"Israelitas: ¿Por qué les causa admiración esto y
por qué nos miran de ese modo, como si por nuestro poder o nuestra virtud
hubiéramos hecho andar a este hombre? El Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús,
a quien ustedes entregaron a Pilato, y a quien rechazaron en su presencia, cuando
él ya había decidido ponerlo en libertad.
Rechazaron al santo, al justo, y pidieron el indulto de un asesino; han dado
muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos
y de ello nosotros somos testigos. El nombre de Jesús y la fe en él
es lo que ha robustecido los miembros de este hombre al que están viendo
y todos conocen. Esta fe es la que le ha restituido completamente la salud,
como pueden observar.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes han obrado por ignorancia, de
la misma manera que sus jefes; pero Dios cumplió así lo que había
predicho por boca de los profetas: que su Mesías tenía que padecer.
Por lo tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que se les perdonen
sus pecados y el Señor les mande el tiempo de la consolación y
les envíe de nuevo a Jesús, el Mesías que les estaba destinado;
aunque él tiene que quedarse en el cielo hasta la restauración
universal, de la que habló Dios por boca de su profeta desde muy antiguo.
En efecto, Moisés dijo: El Señor Dios hará surgir de entre
sus hermanos un profeta como yo. Escuchen todo cuanto les diga; quien no escuche
al profeta, será expulsado del pueblo. Y todos los profetas, a partir
de Samuel, anunciaron igualmente estos días. Ustedes son herederos de
los profetas y beneficiarios de la alianza que Dios hizo con sus padres, cuando
le dijo a Abraham: Tu descendencia será fuente de bendición para
toda la humanidad. Para ustedes, en primer lugar, ha resucitado Dios a su siervo
y lo ha enviado para bendecirlos y ayudarlos a que cada uno se aparte de sus
iniquidades".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 8, 2a
y 5. 6-7. 8-9 R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder! Aleluya.
¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda
la tierra! ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes;
ese pobre ser humano, para que de él te preocupes? R.
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste
de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos y todo
lo sometiste bajo sus pies. R.
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas, todos los animales salvajes,
las aves del cielo y los peces del mar, que recorren los caminos de las aguas.
R.
SECUENCIA opcional Lecc. I, pág. 855
ACLAMACIÓN Sal 117, 24 R. Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R. Aleluya.
Está escrito que Cristo tenía que padecer y tenía que resucitar de entre los muertos al tercer día.
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Cuando los dos discípulos
regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles,
les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían
reconocido a Jesús al partir el pan.
Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de
ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Ellos, desconcertados
y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: "No
teman; soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen
dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona. Tóquenme
y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que
tengo yo". Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no
acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les
dijo: "¿Tienen aquí algo de comer?" Le ofrecieron un
trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer delante de
ellos.
Después les dijo: "Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba
yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo
lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas
y en los salmos".
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras
y les dijo: "Está escrito que el Mesías tenía que
padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día,
y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando
por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón
de los pecados. Ustedes son testigos de esto".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, acepta bondadoso estas ofrendas que te presentamos en agradecimiento por los que han renacido en el bautismo y para apresurar los auxilios celestiales.Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Pascua (en este día), p. 499
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 P 2, 9
Pueblo redimido por Dios, anuncia las maravillas del Señor, que te ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro,
escucha nuestras oraciones, para que la participación en los sacramentos
de nuestra redención nos ayude en la vida presente y nos alcance las
alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
La despedida se hace como en el día de Pascua.
Blanco Feria dentro de la Octava de Pascua MR p. 845 / Lecc. 1, p. 866.
LA SALVACIÓN NO ESTÁ EN NINGÚN OTRO
Hch 4, 1-12; Jn 21,1-14
A esta conclusión no llegaron los discípulos por una especie de razonamiento deductivo. Después del traumático evento de la crucifixión, la confianza de los doce había quedado pulverizada. Ellos habían comenzado a confiar en la fidelidad de Dios a partir de las señales que Jesús había realizado en Galilea al comienzo de su ministerio. Cuando algunos del grupo de los Doce retomaron su habitual ocupación de pescadores, les sorprendió la presencia discreta de Jesús, auxiliándoles en una noche fallida de pesca: "echen la red a la derecha". La palabra de Jesús volvió a resonar con aquel toque de fuerza que habían sentido al principio y se fue reavivando la confianza. Revestidos con esa certidumbre retomaron su misión como testigos del Reino y se presentaron en Jerusalén para documentarlo: en su vida no había otra roca en quien apoyarse, su salvación no estaba en ningún otro, sino en Jesús resucitado.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 77, 53
El Señor liberó a su pueblo y lo llenó de esperanza, y a sus enemigos los sumergió en el mar. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que estableciste el misterio pascual como alianza de la reconciliación humana, concédenos manifestar en las obras lo que celebramos con fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Fuera de Jesús no hay salvación.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 1-12
En aquellos días,
mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, se presentaron los sacerdotes, el
jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados porque los apóstoles
enseñaban al pueblo y anunciaban la resurrección de los muertos
por el poder de Jesús. Los aprehendieron, y como ya era tarde, los encerraron
en la cárcel hasta el día siguiente. Pero ya muchos de los que
habían escuchado sus palabras, unos cinco mil hombres, habían
abrazado la fe.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo,
los ancianos y los escribas, el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan,
Alejandro y cuantos pertenecían a las familias de los sumos sacerdotes.
Hicieron comparecer ante ellos a Pedro y a Juan y les preguntaron: "¿Con
qué poder o en nombre de quién han hecho todo esto?"
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: "Jefes del pueblo y ancianos:
Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo,
para saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo
el pueblo de Israel: este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús
de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre
los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que ustedes, los constructores,
han desechado y que ahora es la piedra angular. Ningún otro puede salvarnos,
pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido
como salvador nuestro".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 117,
1-2 y 4. 22-24. 25-27a R. La piedra que desecharon los constructores es ahora
la piedra angular. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es
eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". Digan
los que temen al Señor: "Su misericordia es eterna". R.
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto
es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. Este es el día
del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene en
nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor,
nuestro Dios, nos ilumine. R.
SECUENCIA opcional Lecc. I, pág. 855
ACLAMACIÓN
Sal 117, 24 R. Aleluya, aleluya.
Este es el día
del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R. Aleluya.
Se acercó Jesús, tomó el pan y se lo dio a sus discípulos y también el pescado.
Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús
se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades.
Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás
(llamado el Gemelo), Natanael (el de Cana de Galilea), los hijos de Zebedeo
y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar".
Ellos le respondieron: "También nosotros vamos contigo". Salieron
y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero
los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos,
¿han pescado algo?" Ellos contestaron: "No". Entonces
él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán
peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red
por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es
el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que
era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se
la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos
llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban
de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado
y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban
de pescar". Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastro
hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y
tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo
Jesús: "Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos
se atrevía a preguntarle: `¿Quién eres?', porque ya sabían
que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y
se lo dio y también el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús
se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre
los muertos. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, realiza bondadoso en nosotros el intercambio de este sacrificio pascual, para que pasemos de los afectos terrenos al deseo de los bienes del cielo. Por Jesucristo,
Prefacio I de Pascua (en este día), p. 499
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 21, 12-13
Dijo Jesús a sus discípulos: Vengan a comer. Y tomó un pan y lo repartió entre ellos. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Protege, Señor, con
amor constante a quienes has salvado, para que, una vez redimidos por la pasión
de tu Hijo, se llenen ahora de alegría por su resurrección. Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
La despedida se hace como en el día de Pascua.
Blanco Feria dentro de la Octava de Pascua MR p. 346 / Lecc. I, p. 869.LH 1 vísperas de mañana, todo propio. T. II: p. 616; Fieles; p. 273; Popular: pp. 446 y 443.
LOS COMPAÑEROS DE JESÚS
Hch 4,13-21; Mc 16,9-15
No tenían instrucción, según constataban los miembros del Sanedrín. Su tono galileo y sus manos callosas no los hacían atendibles ante los escribas y demás expertos en la ley judía. No obstante, conseguían apreciar la contundencia de su planteamiento: en el nombre de Jesús una persona había recuperado la salud. Los hechos subsanaban su escasa erudición. Esos galileos habían adquirido una enorme libertad interior, sabían que no convenía desobedecer a Dios, por más que las autoridades de Israel los presionaran. Esos predicadores atrevidos y desafiantes no lo habían sido siempre, el Evangelio de san Marcos así lo registra. Los hombres acobardados y llenos de dudas habían dejado atrás su impotencia al encontrarse con el Señor Resucitado que les había devuelto la confianza en la fidelidad de Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 104, 43
El Señor liberó a su pueblo y lo llenó de alegría; al pueblo elegido lo colmó de júbilo. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que, con la abundancia de tu gracia, no cesas de aumentar en todos los pueblos el número de los que creen en ti, mira propicio a tus elegidos y haz que, renacidos ya por el sacramento del bautismo, queden un día revestidos de gozosa inmortalidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
No podemos callar lo que hemos visto y oído.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 13-21
En aquellos días,
los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas, se quedaron sorprendidos
al ver el aplomo con que Pedro y Juan hablaban, pues sabían que eran
hombres del pueblo sin ninguna instrucción. Ya los habían reconocido
como pertenecientes al grupo que andaba con Jesús, pero no se atrevían
a refutarlos, porque ahí estaba de pie, entre ellos, el hombre paralítico
que había sido curado.
Por consiguiente, les mandaron que salieran del sanedrín, y ellos comenzaron
a deliberar entre sí: "¿Qué vamos a hacer con estos
hombres? Han hecho un milagro evidente, que todo Jerusalén conoce y que
no podemos negar; pero a fin de que todo esto no se divulgue más entre
el pueblo, hay que prohibirles con amenazas hablar en nombre de Jesús".
Entonces mandaron llamar a Pedro y a Juan y les ordenaron que por ningún
motivo hablaran ni enseñaran en nombre de Jesús. Ellos replicaron:
"Digan ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes
antes que a Dios. Nosotros no podemos dejar de contar lo que hemos visto y oído".
Los miembros del sanedrín repitieron las amenazas y los soltaron, porque
no encontraron la manera de castigarlos, ya que el pueblo entero glorificaba
a Dios por lo sucedido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 117,
I y t 14-15. l6ab-18. 19-21 R. La diestra del Señor ha hecho maravillas.
Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es
eterna. El Señor es mi fuerza y mi alegría; en el Señor
está mi salvación. Escuchemos el canto de victoria que sale de
la casa de los justos: R.
"La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es
nuestro orgullo". No moriré, continuaré viviendo para contar
lo que el Señor ha hecho. Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me abandonó a la muerte. R.
Ábranme las puertas del templo, que quiero entrar a dar gracias a Dios.
Esta es la puerta del Señor y por ella entrarán los que le viven
fieles. Te doy gracias, Señor, pues me escuchaste y fuiste para mí
la salvación. R.
SECUENCIA opcional, Lecc. I, pág. 855
ACLAMACIÓN
Sal 117, 24 R. Aleluya, aleluya.
Este es el día
del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R. Aleluya.
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15
Habiendo resucitado al amanecer
del primer día de la semana, Jesús se apareció primero
a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella
fue a llevar la noticia a los discípulos, los cuales estaban llorando,
agobiados por la tristeza; pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y que
lo había visto, no le creyeron.
Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos,
que iban de camino hacia una aldea. También ellos fueron a anunciarlo
a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban
a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón,
porque no les habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Jesús les dijo entonces: "Vayan por todo el mundo y prediquen el
Evangelio a toda creatura".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción, se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Pascua (en este día), p. 499
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ga 3, 27
Todos ustedes que han sido bautizados en Cristo, se han revestido de Cristo. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu
mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios
de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible
de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
La despedida se hace como en el día de Pascua.
Blanco II Domingo de Pascua
La Divina Misericordia
MR p. 347 / Lecc. I, p. 212. LH del Domingo de Pascua.
Santos: Julio I, Papa; David Uribe Velasco, Mártir mexicano* (se omite su memoria).
ENTRE ELLOS NINGUNO PASABA NECESIDAD
Hch 4,32-35; 1 Jn 5,1-6; Jn 20,19-31
Los primeros cristianos tomaron el Evangelio de Jesús y las tradiciones de Israel con bastante seriedad. Cuando retomaron su misión evangelizadora, convencidos de la presencia del Resucitado en sus vidas, no se dedicaron a lanzar predicas y sermones, antes bien, reorganizaron su vida comunitaria, ateniéndose a los principios de la solidaridad y la comunión de bienes. La resurrección de Jesús era la señal de que los tiempos nuevos habían comenzado y conforme a esa nueva certeza, había que reordenar las relaciones sociales en medio de la comunidad de los discípulos. El Evangelio nos refiere como Tomás y el resto de los Doce fueron superando las dudas y temores que la ausencia física del crucificado había dejado en sus vidas. Cuando se convencieron de que Jesús había vencido a la muerte, también ellos derribaron sus temores y sirvieron al Señor de la vida.
ANTÍFONA DE ENTRADA 1 P 2, 2
Como niños recién nacidos, anhelen una leche pura y espiritual que los haga crecer hacia la salvación. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios de eterna misericordia, que reanimas la fe de este pueblo a ti consagrado con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros los dones de tu gracia, para que todos comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha regenerado y el precio de la Sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Tenían un solo corazón y una sola alma.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-35
La multitud de los que habían
creído tenía un solo corazón y una sola alma; todo lo poseían
en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía.
Con grandes muestras de poder, los apóstoles daban testimonio de la resurrección
del Señor Jesús y todos gozaban de gran estimación entre
el pueblo. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían terrenos o
casas, los vendían, llevaban el dinero y lo ponían a disposición
de los apóstoles, y luego se distribuía según lo que necesitaba
cada uno.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 117,
2-4. 16ab-18. 22-24 R. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.
Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". Diga la casa
de Aarón: "Su misericordia es eterna". Digan los que temen
al Señor: "Su misericordia es eterna". R.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro
orgullo. No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el
Señor ha hecho. Me castigó, me castigó el Señor;
pero no me abandonó a la muerte. R.
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto
es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. Este es el día
del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R.
Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.
De la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-6
Queridos hermanos: Todo
el que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios. Todo el
que ama a un padre, ama también a los hijos de éste. Conocemos
que amamos a los hijos de Dios, en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos,
pues el amor de Dios consiste en que cumplamos sus preceptos. Y sus mandamientos
no son pesados, porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y nuestra
fe es la que nos ha dado la victoria sobre el mundo. Porque, ¿quién
es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo
de Dios. Jesucristo es el que se manifestó por medio del agua y de la
sangre; él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre.
Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la
verdad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SECUENCIA opcional
ACLAMACIÓN
Jn 20, 29 R. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú
crees, porque me has visto. Dichosos los que creen sin haberme visto, dice el
Señor. R. Aleluya.
Ocho días después, se les apareció Jesús.
Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31
Al anochecer del día
de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se
hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó
Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos
vieron al Señor, se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el
Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después
de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban al Espíritu
Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y
a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos
visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no
veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros
de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta
cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de
nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca
tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando,
sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor
mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú
crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".
Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus
discípulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron
éstas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el
Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Llenos de gozo por la santa
resurrección del Señor —purificados nuestros sentimientos
y renovado nuestro espíritu— supliquemos al Señor, diciendo:
Rey vencedor, escúchanos. R. Rey vencedor, escúchanos.
1. A Cristo que ha vencido la muerte y ha destruido el pecado, pidámosle
que todos los cristianos sean siempre fieles a las promesas del bautismo que
renovaron en la noche santa de Pascua.
2. A Cristo que ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores, supliquémosle
que quienes han regresado al camino de la vida conserven los dones que la misericordia
del Padre les ha restituido.
3. A Cristo que ha dado al mundo la vida verdadera y ha renovado toda la creación,
pidámosle por los que, por no creer en su triunfo, viven sin esperanza.
4. A Cristo que ha colmado de alegría a los pueblos y los ha enriquecido
con sus dones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y
lloran.
5. A Cristo que anunció la alegría a las mujeres, y por medio
de las mujeres a los apóstoles, pidámosle por los que nos hemos
reunido para celebrar su triunfo. Señor, Dios nuestro, que cada domingo
reúnes a tu pueblo para que celebre el triunfo de tu Hijo, el primero
y el último, el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los
siglos, escucha nuestra oración y danos la fuerza de tu Espíritu,
para que, destruidas las fuerzas del mal, te ofrezcamos, juntamente con nuestro
amor, el obsequio de nuestra obediencia libre. Por Jesucristo, nuestro Señor,
que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo (y de los recién bautizados), para que, renovados por la confesión de tu nombre y por el bautismo, consigamos la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Pascua (en este día), p. 499
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 20, 27
Jesús dijo a Tomás: Acerca tu mano, toca los agujeros que dejaron los clavos y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, concédenos
que la gracia recibida en este sacramento pascual permanezca siempre en nuestra
vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 338
Para despedir al pueblo se canta o se dice Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
A lo cual se responde Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La enorme inequidad social que afea a nuestra sociedad continúa creciendo. Una de las consecuencias del predominio del modelo económico actual es que excluye a numerosas personas del bienestar. Para este sistema son más importantes los índices macroeconómicos y la meticulosa fidelidad a la ortodoxia neoliberal (baja inflación, bajo déficit público) que el bienestar general. Las personas, que finalmente para esos economistas no son sino estadísticas, parecen importar menos que las doctrinas y las finanzas públicas. El Evangelio no aprueba ese planteamiento, porque confiesa una verdad por encima de cualquier otra: el Padre común nos hermana en la filiación y por eso mismo, nos invita a corresponsabilizarnos por la construcción de una fórmula de convivencia justa y solidaria. Cuando esto ocurre la fe adquiere sentido pleno; entonces es cuando la confesión de fe, la liturgia, la comunión y la fraternidad modelan la vida de la comunidad creyente.
Blanco / Rojo Feria de Pascua o memoria de San Sabás Reyes Salazar, Mártir Mexicano* o de San Martín I, Papa y mártir. MR p. 349. 888. 697. 894. / Lecc. p. 872.
Santos: Beato Rolando Rivi, mártir.
Es el último de los Papas mártires (646-654). El emperador lo mandó arrestar por defender la fe cristiana de que Cristo tiene voluntad divina y voluntad humana, puesto que es Dios y hombre verdadero. Lo enviaron a Constantinopla, lo encarcelaron, lo condenaron a muerte, lo degradaron públicamente y, por fin, lo enviaron al Quersoneso (Sebastopol), en donde murió de hambre (656).
EL QUE HA NACIDO DEL ESPÍRITU
Hch 4,23-31;
Jn 3,1-8
Si asociamos las dos
lecturas podemos apreciar una relación de causalidad. El Evangelio nos
explica que nadie entra al Reino de Dios a la fuerza, que es el Espíritu
el que sopla donde quiere y que es quien va conduciendo a las personas al encuentro
con Jesús. La fe cristiana no es el resultado de una deducción
lógica, sino de una especie de fascinación. No es que el cristiano
renuncie a usar su inteligencia y se convierta en una especie de fanático
entusiasta. Los dirigentes judíos no estuvieron dispuestos a revisar
sus certezas profundas y desecharon el llamado que Dios les hacía por
medio de Jesús. Defendieron a ultranza sus intereses, y consideraron
a Jesús alguien extremadamente peligroso, por eso terminaron aliándose
con Herodes y Pilato para condenarlo a muerte.
ANTÍFONA DE ENTRADA Rm 6, 9
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre él. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA martir
Dios y Padre nuestro, que para gloria de tu Iglesia te dignaste coronar con la victoria del martirio a San Sabás Reyes Salazar, concede, bondadoso, que así como él imitó la pasión de tu Hijo, así nosotros, siguiendo sus huellas, merezcamos llegar a los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
ORACIÓN COLECTA papa
Concédenos, Dios todopoderoso, soportar con invencible constancia de espíritu las adversidades del mundo, tú que no permitiste que san Martín, Papa y mártir, fuera atemorizado por las amenazas ni doblegado por los tormentos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Se pusieron a orar y quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaron la palabra de Dios con valentía
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 23-31
En aquellos días,
tan pronto como Pedro y Juan quedaron en libertad, volvieron a donde estaban
sus compañeros y les contaron lo que les habían dicho los sumos
sacerdotes y los ancianos. Al oír esto, todos juntos clamaron a Dios,
diciendo:
"Señor, tú has creado el cielo y la tierra, el mar y todo
cuanto contiene; por medio del Espíritu Santo y por boca de tu siervo
David, nuestro padre, dijiste: ¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen planes torpes? Se sublevaron los reyes de la tierra y los
príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Mesías.
Esto fue lo que sucedió, cuando en esta ciudad se aliaron Herodes y Poncio
Pilato con los paganos y el pueblo de Israel, contra tu santo siervo Jesús,
tu ungido, para que así se cumpliera lo que tu poder y tu providencia
habían determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas
y concede a tus siervos anunciar tu palabra con toda valentía. Extiende
tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios en el nombre de
tu santo siervo, Jesús".
Al terminar la oración tembló el lugar donde estaban reunidos,
los llenó a todos el Espíritu Santo y comenzaron a anunciar la
palabra de Dios con valentía. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
Del salmo 2, 1-3.
4-6. 7-9 R. Dichosos los que esperan en el Señor. Aleluya.
¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen planes torpes?
Se sublevan los reyes de la tierra y los príncipes se alían contra
el Señor y contra su Mesías, diciendo: "Rompamos sus cadenas,
sacudamos sus ataduras". R.
El que vive en el cielo sonríe; desde lo alto, el Señor se ríe
de ellos. Después les habla con ira y los espanta con su cólera:
"Yo mismo lo he constituido como rey en Sión, mi monte santo".
R.
Anunciaré el decreto del Señor. He aquí lo que me dijo:
"Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy. Te daré
en herencia las naciones y como propiedad toda la tierra. Podrás gobernarlas
con cetro de hierro, y despedazarlas como jarros". R.
ACLAMACIÓN
Col 3, 1 R. Aleluya, aleluya.
Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde está
Cristo, sentado a la derecha de Dios. R. Aleluya.
El que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.
Del santo Evangelio según san Juan 3,1-8
Había un fariseo
llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche
a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que has venido de parte
de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer las señales milagrosas
que tú haces, si Dios no está con él".
Jesús le contestó: "Yo te aseguro que quien no renace de
lo alto, no puede ver el Reino de Dios". Nicodemo le preguntó: "¿Cómo
puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez,
entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?"
Le respondió Jesús: "Yo te aseguro que el que no nace del
agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace
de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu.
No te extrañes de que te haya dicho: 'Tienen que renacer de lo alto'.
El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde
viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es a ti a quien debe su alegría, concédele también disfrutar de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, pp. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 20, 19
Jesús se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco Feria de Pascua MR p. 350 / Lecc. I, p875.
TIENEN QUE NACER DE NUEVO
Hch 4,32-37; Jn 3,7-15
Los profetas cristianos conocían los textos del Antiguo Testamento que hablaban de la serpiente levantada en un palo, para curar a las personas afectadas por la picadura de una serpiente. El simbolismo del relato apunta fuera de la realidad sensible del palo y la culebra. Los símbolos son trascendentes, rebasan la dimensión visible. Contemplar a Jesús levantado y crucificado en una cruz no implica quedarse en el hecho de una ejecución terrible. El crucificado es alguien más que un simple ajusticiado, es una persona que vivió y murió con un yo descentrado; no se amó a sí mismo de manera desmedida, sino que prefirió amar a su Padre y a sus hermanos, por encima de su propia vida. Esa forma de vivir fue algo transparente y accesible a cuantos vivieron con él; cuando el Padre dio muestras de que su Hijo estaba vivo, se convencieron de que la manera como Jesús había vivido, era el camino que los conduciría a la vida.
ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 19, 7.6
Alegrémonos, regocijémonos y demos gracias, porque el Señor, nuestro Dios omnipotente, ha empezado a reinar. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos concedas anunciar la victoria de Cristo, resucitado, para que alcancemos en plenitud los bienes eternos, cuyo anticipo hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Tenían un solo corazón y una sola alma.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37
La multitud de los que habían
creído tenía un solo corazón y una sola alma; todo lo poseían
en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía.
Con grandes muestras de poder, los apóstoles daban testimonio de la resurrección
del Señor Jesús y todos gozaban de gran estimación entre
el pueblo. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían terrenos o
casas, los vendían, llevaban el dinero y lo ponían a disposición
de los apóstoles, y luego se distribuía según lo que necesitaba
cada uno.
José, levita nacido en Chipre, a quien los apóstoles llamaban
Bernabé (que significa hábil para exhortar), tenía un campo;
lo vendió y puso el dinero a disposición de los apóstoles.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 92, lab.
lc-2. 5 R. El Señor es un rey magnífico. Aleluya.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido
de poder y majestad. Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y
para siempre está firme tu trono. R.
Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para siempre, Señor,
la santidad adorna tu templo. R.
ACLAMACIÓN
Cfr. Jn 3, 15 R. Aleluya, aleluya.
El Hijo del hombre debe ser levantado en la cruz, para que los que creen en
él tengan vida eterna.R. Aleluya.
Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo.
Del santo Evangelio según san Juan 3, 7-15
En aquel tiempo, Jesús
dijo a Nicodemo: "No te extrañes de que te haya dicho: Tienen que
renacer de lo alto'. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes
de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido
del Espíritu". Nicodemo le preguntó entonces: "¿Cómo
puede ser esto?"
Jesús le respondió: "Tú eres maestro de Israel, ¿y
no sabes esto? Yo te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos
testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.
Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo
creerán si les hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo sino
el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así
como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene
que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él
tenga vida eterna". Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción, se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 24, 46.26
Era necesario que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y así entrara luego en su gloria. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que la participación en los sacramentos de nuestra redención nos ayude en la vida presente y nos alcance las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco Feria de Pascua MR p. 351 / Lecc. I, p.877.
SE ACERCA A LA LUZ
Hch 5,17-26; Jn 3, 16-21
El contraste entre la luz y las tinieblas, entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal está presente en muchos libros bíblicos. Son símbolos naturales y fáciles de comprender. Caminar en la luz es conducirse conforme al querer divino. Quien se oculta al amparo de la oscuridad para hacer sus obras, tiene conciencia de estar realizando el mal. Bajo este planteamiento puede comprenderse la oposición obstinada de los dirigentes judíos hacia la propuesta del Reino de Dios que Jesús les planteó. La oferta de salvación que Jesús ofrecía a Israel, exhibía la maldad y la injusticia del sistema cultual y legalista; quienes lo administraban se sintieron atacados y en lugar de revisar humildemente sus errores, reaccionaron a la defensiva, juzgando superficialmente a Jesús, terminaron condenándolo como blasfemo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 17, 50; 21, 23
Te alabaré, Señor, ante las naciones y anunciaré tu nombre a mis hermanos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Al conmemorar cada año los misterios por los que devolviste a la naturaleza humana su dignidad original y le infundiste la esperanza de la resurrección, te suplicamos, Señor, confiadamente, que en tu clemencia, nos concedas recibir con perpetuo amor lo que conmemoramos llenos de fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 17-26
En aquellos días,
el sumo sacerdote y los de su partido, que eran los saduceos, llenos de ira
contra los apóstoles, los mandaron aprehender y los metieron en la cárcel.
Pero durante la noche, un ángel del Señor les abrió las
puertas, los sacó de ahí y les dijo: "Vayan al templo y pónganse
a enseñar al pueblo todo lo referente a esta nueva vida". Para obedecer
la orden, se fueron de madrugada al templo y ahí se pusieron a enseñar.
Cuando llegó el sumo sacerdote con los de su partido convocaron al sanedrín,
es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y mandaron traer de la cárcel
a los presos. Al llegar los guardias a la cárcel, no los hallaron y regresaron
a informar: "Encontramos la cárcel bien cerrada y a los centinelas
en sus puestos, pero al abrir no encontramos a nadie adentro".
Al oír estas palabras, el jefe de la guardia del templo y los sumos sacerdotes
se quedaron sin saber qué pensar; pero en ese momento llegó uno
y les dijo: "Los hombres que habían metido en la cárcel están
en el templo, enseñando al pueblo".
Entonces el jefe de la guardia, con sus hombres, trajo a los apóstoles,
pero sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 33, 2-3.
4-5. 6-7. 8-9 R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Aleluya.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de
alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor que se alegre su pueblo al
escucharlo. R.
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando
acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
R.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te
sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los
pobres y los libra de todas sus angustias. R.
Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor
acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Dichoso el hombre que se refugia en él. R.
ACLAMACIÓN
Jn 3, 16 R. Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único,
para que el que crea en él, tenga vida eterna. R. Aleluya.
Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.
Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21
Tanto amó Dios al
mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea
en él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envió
a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él.
El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está
condenado por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al
mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran
malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para
que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la
verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas
según Dios.Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, de igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 16. 19
Yo los elegí del mundo, dice el Señor, y los destiné para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco Feria de Pascua MR p. 352 / Lecc. 1. p. 879.
DEL DICHO AL HECHO
Hch 5, 27-33; Jn 3,31-36
El cuarto Evangelio asocia la fe en el Hijo con el acceso a la vida. La rotunda oposición de parte de las autoridades que se sentían depositarias de la voluntad de Dios, desencadenó su ejecución. Al cerrarse a su llamado terminaron excluyéndose de la oferta de vida que Jesús les ofrecía. El Evangelio no habla solamente de la vida biológica, sino de la existencia plena que aspiramos encontrar al término de la existencia terrena y que en cierta manera, comenzamos a paladear cuando conformamos nuestra existencia con la voluntad de Dios. Cuando el resentimiento, el dolor y la mezquindad comienzan a desaparecer de nuestras relaciones interpersonales, estamos gozando de las primicias de la vida plena, es decir de la vida divina, que es la comunión amorosa de tres personas que se aman sin fisuras ni mezquindades.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 67, 8-9. 20
Cuando saliste, Señor, al frente de tu pueblo, y le abriste camino a través del desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos dejaron caer su lluvia. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que llevaste a cabo el sacrificio pascual para que el mundo obtuviera la salvación, escucha las súplicas de tu pueblo, y haz que, intercediendo por nosotros Cristo, nuestro Pontífice, por su humanidad, que comparte con nosotros, nos reconcilie, y por su divinidad, que lo hace igual a ti, nos perdone. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Nosotros somos testigos de todo esto, y también lo es el Espíritu Santo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 27-3
En aquellos días,
los guardias condujeron a los apóstoles ante el sanedrín, y el
sumo sacerdote los reprendió, diciéndoles: "Les hemos prohibido
enseñar en nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han llenado
a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos responsables
de la sangre de ese hombre".
Pedro y los otros apóstoles replicaron: "Primero hay que obedecer
a Dios y luego a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús,
a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz. La mano de Dios
lo exaltó y lo ha hecho jefe y salvador, para dar a Israel la gracia
de la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos
de todo esto y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado
a los que lo obedecen".
Esta respuesta los exasperó y decidieron matarlos. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 33, 2.9.
17-18. 19-20 R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Aleluya.
Bendeciré al Señor a todas horas; no cesará mi boca de
alabarlo. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Dichoso el hombre que se refugia en él. R.
En contra del malvado está el Señor para borrar de la tierra su
recuerdo; escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus congojas.
R.
El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas.
Muchas tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra. R.
ACLAMACIÓN
Jn 20, 29 R. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees, porque me has visto. Dichosos los que creen sin
haberme visto, dice el Señor. R. Aleluya.
El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos.
Del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36
El que viene de lo alto
está por encima de todos; pero el que viene de la tierra pertenece a
la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está
por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie
acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha
concedido sin medida su Espíritu
El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo
tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque
la cólera divina perdura en contra de él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco Feria de Pascua MR p. 353 / Lecc. I, p.881.
LOS PRETENDIDOS MESÍAS
Hch 5,34-42; Jn 6,1-15
Gamaliel era un miembro del Consejo judío que sabía discernir la verdad de la mentira, la sensatez de la necedad. Conocía el pasado reciente de Israel y por eso mismo logró descalificar a los falsos liberadores que jugaron con las esperanzas de la gente. Teudas y Judas el Galileo creyeron que una revolución política cambiaría la suerte del pueblo; Jesús no pensaba de la misma manera; él sabía que los cambios personales y sociales profundos nacen del interior de la persona. Por esa razón invitaba a la conversión, al cambio del corazón. Cuando advirtió, como refiere el cuarto Evangelio, que el pueblo entusiasmado con el signo de los panes quería proclamarlo rey, se alejó de la multitud, para reafirmarse en su proyecto del Reino, a través del diálogo con su Padre.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Si 15, 5
Señor, con tu Sangre has rescatado a hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación, y has hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que eres luz y esperanza de los corazones sinceros, concédenos que sepamos dirigirnos a ti con una oración confiada y ofrecerte siempre el homenaje de nuestra alabanza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Los apóstoles se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido ultrajes por el nombre de Jesús.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 34-42
En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley y respetado
por todo el pueblo, se levantó en el sanedrín, mandó que
hicieran salir por un momento a los apóstoles y dijo a la asamblea:
"Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con esos hombres. No hace
mucho surgió un tal Teudas, que pretendía ser un caudillo, y reunió
unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, dispersaron a sus secuaces y todo
quedó en nada. Más tarde, en la época del censo, se levantó
Judas el Galileo y muchos lo siguieron. Pero también Judas pereció
y se desbandaron todos sus seguidores. En el caso presente, yo les aconsejo
que no se metan con esos hombres; suéltenlos. Porque si lo que se proponen
y están haciendo es de origen humano, se acabará por sí
mismo. Pero si es cosa de Dios, no podrán ustedes deshacerlo. No se expongan
a luchar contra Dios".
Los demás siguieron su consejo: mandaron traer a los apóstoles,
los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron.
Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido aquellos ultrajes
por el nombre de Jesús.
Y todos los días enseñaban sin cesar y anunciaban el Evangelio
de Cristo Jesús, tanto en el templo como en las casas. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 26, 1.
4. 13-14 R. El Señor es mi luz y mi salvación. Aleluya.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy
a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién
podrá hacerme temblar? R.
Lo único que pido, lo único que busco, es vivir en la casa del
Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar
continuamente en su presencia. R.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida.
Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R.
ACLAMACIÓN
Mt 4, 4 R. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que
sale de la boca de Dios. R. Aleluya.
Jesús distribuyó el pan a los que estaban sentados, hasta que se saciaron.
Del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús
se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía
mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía
curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó
allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús
que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: "¿Cómo
compraremos pan para que coman éstos?" Le hizo esta pregunta para
ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe
le respondió: "Ni doscientos denarios de pan bastarían para
que a cada uno le tocara un pedazo de pan". Otro de sus discípulos,
Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí
hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué
es eso para tanta gente?" Jesús le respondió: "Díganle
a la gente que se siente". En aquel lugar había mucha hierba. Todos,
pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco
mil.
Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias
a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente
les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos
se saciaron, dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos sobrantes,
para que no se desperdicien". Los recogieron y con los pedazos que sobraron
de los cinco panes llenaron doce canastos.
Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había
hecho, decía: "Este es, en verdad, el profeta que habría
de venir al mundo". Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo
para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, Él
solo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad, estas ofrendas de tu familia santa, para que, con la ayuda de tu protección, conserve los dones recibidos y llegue a poseer los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Rm 4,25
Cristo fue condenado a muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Protege, Señor, con amor constante a quienes has salvado, para que, una vez redimidos por la pasión de tu Hijo, se llenen ahora de alegría por su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Blanco Feria de Pascua MR p. 354 / Lecc. I, p. 884. LH 1 vísperas del domingo: tercera semana del Salterio. T. II: pp. 1312, 516 y 682; Fieles: pp. 642 y 274; Popular: pp. 202 y 446.
Santos: Perfecto de Córdoba, mártir, Eusebio de Umbría, obispo. Beata María de la Encarnación, religiosa.
SOY YO, NO TENGAN MIEDO
Hch 6,1-7; Jn 6,16-21
En la secuencia del relato de los panes aparece esta escena de desconcierto nocturno. Los discípulos han perdido de vista a Jesús y se atemorizan al confundirlo con un fantasma que camina por el lago. El signo de los panes que recién han contemplado no fortaleció suficientemente su confianza. Su libertad seguía estando encarcelada por el miedo y la angustia ante lo desconocido. En el libro de los Hechos apreciamos otra perspectiva totalmente distinta, la comunidad cristiana de Jerusalén se abre confiadamente al futuro, admiten a judíos de cultura griega al seno de la comunidad. Las tensiones que todo cambio produce no se hicieron esperar; sin embargo, afrontaron el cambio con decisión y apertura, estableciendo un ministerio de servicio para atender a los necesitados, a la manera como su Señor lo habría hecho. Jesús seguía vivo, no era un fantasma.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 1 P 2, 9
Pueblo redimido por Dios, anuncia las maravillas del Señor, que te llamó de las tinieblas a su luz admirable. Aleluya
ORACIÓN COLECTA
Aparta, Señor, de nosotros la sentencia condenatoria escrita en virtud de la ley del pecado, que ya anulaste en el misterio pascual por la resurrección de Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Eligieron siete hombres llenos del Espíritu Santo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7
En aquellos días,
como aumentaba mucho el número de los discípulos, hubo ciertas
quejas de los judíos griegos contra los hebreos, de que no se atendía
bien a sus viudas en el servicio de caridad de todos los días.
Los Doce convocaron entonces a la multitud de los discípulos y les dijeron:
"No es justo que, dejando el ministerio de la palabra de Dios, nos dediquemos
a administrar los bienes. Escojan entre ustedes a siete hombres de buena reputación,
llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a los cuales encargaremos
este servicio. Nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de
la palabra". Todos estuvieron de acuerdo y eligieron a Esteban, hombre
lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor,
Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquía.
Se los presentaron a los apóstoles y éstos, después de
haber orado, les impusieron las manos.
Mientras tanto, la palabra de Dios iba cundiendo; en Jerusalén se multiplicaba
grandemente el número de los discípulos. Incluso un grupo numeroso
de sacerdotes había aceptado la fe.Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
Del salmo 32, 1-2. 4-5. 18-19 R. El Señor cuida de aquellos que lo temen. Aleluya.
Que los justos aclamen al
Señor; es propio de los justos alabarlo. Demos gracias a Dios, al son
del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos. R.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama
la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían;
los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R.
ACLAMACIÓN
R. Aleluya, aleluya.
Ha resucitado Cristo, el Señor, que creó el mundo, y que ha salvado
a los hombres por su misericordia. R. Aleluya.
Vieron a Jesús caminando sobre las aguas.
Del santo Evangelio según san Juan 6, 16-21
Al atardecer del día
de la multiplicación de los panes, los discípulos de Jesús
bajaron al lago, se embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm.
Ya había caído la noche y Jesús todavía no los había
alcanzado. Soplaba un viento fuerte y las aguas del lago se iban encrespando.
Cuando habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a
Jesús caminando sobre las aguas, acercándose a la barca, y se
asustaron. Pero él les dijo: "Soy yo, no tengan miedo". Ellos
quisieron recogerlo a bordo y rápidamente la barca tocó tierra
en el lugar a donde se dirigían.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Santifica, Señor, por tu piedad, estos dones y al recibir en oblación este sacrificio espiritual, conviértenos para ti en una perenne ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 17, 24
Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que tú me has dado, para que contemplen la gloria que me diste, dice el Señor. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al recibir, Señor, el don de estos sagrados misterios, te suplicamos humildemente que lo que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya, nos aproveche para crecer en nuestra caridad fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco III Domingo de Pascua MR p. 355 / Lecc. 1, p. 215. LH, salterio de la IIIa. Semana.
Santos: León IX, Papa; Emma de Bremen, viuda. Beato Bernardo de Sithiu, penitente.
NOSOTROS SOMOS TESTIGOS
Hch 3,13-15. 17-19; 1 Jn 2,1-5; Lc 24,35-48
El discurso de Pedro está bastante bien ordenado, las sentencias y cada una de las afirmaciones que proclama el apóstol tienen un objetivo preciso. Señala los hechos ocurridos en toda su crudeza: entregaron y rechazaron al Siervo de Dios ante Pilato, pidieron el indulto de un asesino. Por otra parte y como una confesión de fe proclama la acción salvadora de Dios, que lo resucitó. Habiendo establecido los sucesos medulares, extrae las consecuencias decisivas que éstos tienen para el presente. Se han cumplido las profecías, el pueblo y sus dirigentes quedan exculpados por haber procedido por ignorancia y el llamado al arrepentimiento y a la conversión es la oferta de gracia que Dios regala a su pueblo. La resurrección de Jesús no estrecha, sino que ensancha el camino de acceso al Padre.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 1-2
Aclama a Dios, tierra entera. Canten todos un himno a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que tu pueblo se regocije siempre al verse renovado y rejuvenecido, para que, al alegrarse hoy por haber recobrado la dignidad de su adopción filial, aguarde seguro su gozosa esperanza el día de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Ustedes dieron muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 3. 13-15. 17-19
En aquellos días,
Pedro tomó la palabra y dijo: "El Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús,
a quien ustedes entregaron a Pilato, y a quien rechazaron en su presencia, cuando
él ya había decidido ponerlo en libertad. Rechazaron al santo,
al justo, y pidieron el indulto de un asesino; han dado muerte al autor de la
vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y de ello nosotros somos
testigos.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes han obrado por ignorancia, de
la misma manera que sus jefes; pero Dios cumplió así lo que había
predicho por boca de los profetas: que su Mesías tenía que padecer.
Por lo tanto, arrepiéntanse y conviértanse para que se les perdonen
sus pecados".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 4, 2.
4. 7, 9 R. En ti, Señor, confío. Aleluya.
Tú que conoces lo justo de mi causa, Señor, responde a mi clamor.
Tú que me has sacado con bien de mis angustias, apiádate y escucha
mi oración, R.
Admirable en bondad ha sido el Señor para conmigo, y siempre que lo invoco
me ha escuchado; por eso en él confío. R.
En paz, Señor, me acuesto y duermo en paz, pues sólo tú,
Señor, eres mi tranquilidad. R.
Cristo es la víctima de propiciación por nuestros pecados y por los del mundo entero.
De la primera carta del apóstol san Juan 2, 1-5
Hijitos míos: Les
escribo esto para que no pequen. Pero, si alguien peca, tenemos como intercesor
ante el Padre, a Jesucristo, el justo. Porque él se ofreció como
víctima de expiación por nuestros pecados, y no sólo por
los nuestros, sino por los del mundo entero.
En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios: en que cumplimos sus mandamientos.
Quien dice: "Yo lo conozco", pero no cumple sus mandamientos, es un
mentiroso y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple
su palabra, el amor de Dios ha llegado a su plenitud, y precisamente en esto
conocemos que estamos unidos a él.Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN
Cfr. Lc 24, 32 R. Aleluya, aleluya.
Señor Jesús, haz que comprendamos la Sagrada Escritura. Enciende
nuestro corazón mientras nos hablas. R. Aleluya.
Está escrito que Cristo tenía que padecer y tenía que resucitar de entre los muertos al tercer día.
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Cuando los dos discípulos
regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles,
les contaron lo que les había pasado por el camino y cómo habían
reconocido a Jesús al partir el pan.
Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de
ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Ellos, desconcertados
y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: "No
teman; soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen
dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona. Tóquenme
y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que
tengo yo". Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no
acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les
dijo: "¿Tienen aquí algo de comer?" Le ofrecieron un
trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer delante de
ellos.
Después les dijo: "Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba
yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo
lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas
y en los salmos".
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras
y les dijo: "Está escrito que el Mesías tenía que
padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día,
y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando
por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón
de los pecados. Ustedes son testigos de esto".Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Invoquemos, amados hermanos,
a Cristo, triunfador del pecado y de la muerte, que siempre intercede por nosotros
diciendo: Te rogamos, Señor.
R/. Te rogamos, Señor. O Rey de la gloria, resucítanos contigo.
1. Para que Cristo, el Señor, atraiga hacia sí el corazón
de los fieles y fortalezca sus voluntades, de manera que busquen los bienes
de allá arriba, donde él está sentado a la derecha de Dios,
roguemos al Señor.
2. Para que Cristo, amo supremo de la creación, haga que todos los pueblos
gocen abundantemente de la paz que en sus apariciones otorgó a los discípulos,
roguemos al Señor.
3. Para que Cristo, el destructor de la muerte y el médico de toda enfermedad,
se compadezca de los débiles y desdichados y aleje del mundo el hambre,
las guerras y todos los males, roguemos al Señor.
4. Para que Cristo, el Señor, salve y bendiga nuestra parroquia (comunidad),
y conceda la paz, la alegría y el descanso den las fatigas a los que
hoy nos hemos reunido aquí para celebrar su triunfo, roguemos al Señor.
Acrecienta, en nosotros, Padre misericordioso, la luz de la fe, para que en
los signos sacramentales, sepamos reconocer siempre a tu Hijo, que se manifiesta
constantemente a nosotros, sus discípulos, y haz que, llenos del Espíritu
Santo, proclamemos con valentía ante los hombres que Cristo es el Señor.
Él, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los
dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es a ti a quien debe
su alegría, concédele también disfrutar de la felicidad
eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 24, 46-47
Era necesario que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y que, en su nombre, se exhortara a todos los pueblos el arrepentimiento para el perdón de los pecados. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu
mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios
de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible
de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 595.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Ofertar arrepentimiento y conversión parece desusado en esta sociedad satisfecha de sí misma. Tanto se ha insistido en liberarse de sentimientos de culpa que las generaciones jóvenes encuentran una enorme dificultad en solicitar una disculpa o en expresar una petición de perdón sincera a sus padres. En esta sociedad marcada por el individualismo narcisista no resulta muy viable reconocer que se ha caminado por una senda equivocada. Cuando se vive con cierta pretensión de autosuficiencia y orgullo no parece posible desandar el propio camino. Sin embargo, cuando se tiene la mínima honestidad es posible realizar una autocrítica seria de la propia conducta. El cristiano sabe por experiencia propia que su Padre Dios le acoge con desenfadada compasión y sin recriminación alguna. A las personas nos resulta muy complicado dar una segunda oportunidad cuando vemos que los demás persisten en sus actitudes negativas. La anchura de la compasión divina nos acogerá sin reservas, cada que nos dispongamos a vivir la reconciliación.
Blanco Feria de Pascua MR p. 357 / Lecc. I, p. 886.
Santos: Inés de Montepulciano, abadesa; Marcelino de Embrun, obispo. Beata Alfonso de Oria, religioso.
EL ALIMENTO QUE DURA
Hch 6,8-15; Jn 6,22-29
Con mucha frecuencia las personas confundimos los medios con los fines, terminamos afanándonos demasiado por el salario y el reconocimiento social y vamos arruinando nuestra salud y acortando nuestra libertad. El Evangelio nos comparte la observación crítica que el Señor Jesús hace a la gente de Galilea: no tiene sentido vivir obsesionado por el alimento, porque Dios que nos ha dado la vida, nos regala también las aptitudes para conseguirlo con suficiencia. Vale más preocuparnos por el sentido final que vamos imprimiendo a nuestra vida. El término de la existencia no es un simple final, sino un fin, es decir, el tránsito que nos conducirá a la plenitud de la vida y ésta se consigue cuando se acoge con fe el mensaje de Jesucristo. Esa fue la intuición que logró advertir con claridad el primero de los mártires cristianos, Esteban.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, que, despojándonos del modo de proceder del hombre viejo, nuestra forma de vida corresponda a la naturaleza que restauraste en nosotros gracias a los sacramentos pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
No podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba Esteban.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 8-15
En aquellos días,
Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales
entre la gente.
Algunos judíos de la sinagoga llamada "de los Libertos", procedentes
de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban;
pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba.
Entonces sobornaron a algunos hombres para que dijeran: "Nosotros hemos
oído a este hombre blasfemar contra Moisés y contra Dios".
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; cayeron sobre Esteban,
se apoderaron de él por sorpresa y lo llevaron ante el sanedrín.
Allí presentaron testigos falsos, que dijeron: "Este hombre no deja
de hablar contra el lugar santo del templo y contra la ley. Lo hemos oído
decir que ese Jesús de Nazaret va a destruir el lugar santo y a cambiar
las tradiciones que recibimos de Moisés".
Los miembros del sanedrín miraron a Esteban y su rostro les pareció
tan imponente como el de un ángel. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
Del salmo 118,
23-24. 26-27. 29-30 R. Dichoso el que cumple la voluntad del Señor. Aleluya.
Aunque los poderosos se burlen de mí, yo seguiré observando fielmente
tu ley. Tus mandamientos, Señor, son mi alegría; ellos son también
mis consejeros. R.
Te conté mis necesidades y me escuchaste; enséñame, Señor,
tu voluntad. Dame nueva luz para conocer tu ley y para meditar las maravillas
de tu amor. R.
Apártame de los caminos falsos y dame la gracia de cumplir tu voluntad.
He escogido el camino de la lealtad a tu voluntad y a tus mandamientos. R.
ACLAMACIÓN
Mt 4, 4 R. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que
sale de la boca de Dios. R. Aleluya. No trabajen por el alimento que se acaba,
sino por el que dura para la vida eterna.
Del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29
Después de la multiplicación
de los panes, cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sus discípulos
lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la multitud, que
estaba en la otra orilla del lago, se dio cuenta de que allí no había
más que una sola barca y de que Jesús no se había embarcado
con sus discípulos, sino que éstos habían partido solos.
En eso llegaron otras barcas desde Tiberíades al lugar donde la multitud
había comido el pan. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos
estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a
Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo
llegaste acá?" Jesús les contestó: "Yo les aseguro
que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas,
sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese
alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que
les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha
marcado con su sello".
Ellos le dijeron: "¿Qué necesitamos para llevar a cabo las
obras de Dios?" Respondió Jesús: "La obra de
Dios consiste en que crean en aquel a quien él ha enviado". Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 14, 27
La paz les dejo, mi paz les doy; pero yo no se la doy como la da el mundo, dice el Señor. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Rojo / Blanco Feria de Pascua o memoria de San Román Adame Rosales, mártir mexicano * o San Anselmo, obispo y doctor de la iglesia MR p. 358. 888. 698.896 / Lecc. I, p.888.
Santos: Anastasio "el Sinaíta", abad. Beato Juan Saziari, laico.
Anselmo nació en el norte de Italia, Fue monje en Bec de Normandía y después arzobispo de Canterbury. Durante toda su vida buscó ardientemente a Dios, el ser perfecto, investigando a la luz de la inteligencia y de la fe. Y aun siendo un alma contemplativa, supo combatir para defender la libertad de la Iglesia. (1033-1109).
QUE NO PIERDA A NINGUNO
Hch 7,51-8,1; Jn 6,35-40
Los señalamientos proféticos que Esteban dirige a los miembros del Consejo judío no son nada diplomáticos. Los acusa de haberse rebelado siempre contra Dios al punto que asesinaron a profetas y predecesores del Justo, a quien finalmente también asesinaron. Esteban cierra su discurso afirmando que contempla al Hijo del Hombre, sentado a la diestra del Padre y por esa confesión también proceden a lapidarlo. Con esta escena resulta evidente el enunciado principal que leemos en el cuarto Evangelio. La fe en Jesús es el resultado de la llamada generosa que nos hace el Padre y de la respuesta libre de cada persona. Cuando ésta no se da, sobran pretextos para rechazarlo, como se documenta en el martirio de Esteban.
ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 19, 5; 12, 10
Alaben a nuestro Dios todos cuantos lo temen, pequeños y grandes, porque ha llegado ya la salvación, el poder y el reinado de su Cristo. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA, mártir
Dios y Padre nuestro, que para gloria de tu Iglesia te dignaste coronar con la victoria del martirio a San Román Adame, concede, bondadoso, que así como él imitó la pasión de tu Hijo, así nosotros, siguiendo sus huellas, merezcamos llegar a los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
ORACIÓN COLECTA, Obispo
Dios nuestro, que concediste al obispo san Anselmo investigar y enseñar los secretos de tu sabiduría, ilumina nuestra inteligencia con la luz de la fe, de manera que nuestro corazón se deleite en lo que debemos creer. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Señor Jesús, recibe mi espíritu.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 7, 51-8,
En aquellos días,
habló Esteban ante el sanedrín, diciendo: "Hombres de cabeza
dura, cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre
al Espíritu Santo; ustedes son iguales a sus padres. ¿A qué
profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida
del justo, al que ahora ustedes han traicionado y dado muerte. Recibieron la
ley por medio de los ángeles y no la han observado".
Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron
y rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del
Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús,
que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: "Estoy viendo los cielos
abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios".
Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los
oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera
de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos
a los pies de un joven, llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban repetía
esta oración: "Señor Jesús, recibe mi espíritu".
Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: "Señor,
no les tomes en cuenta este pecado". Diciendo esto, se durmió en
el Señor. Y Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 30, Sed-4.
hab.7b.8a. 17.21ab R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Aleluya.
Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que
me salve. Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme
y guíame. R.
En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás.
En ti, Señor, deposito mi confianza y tu misericordia me llenará
de alegría. R.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia;
cuídame, Señor, y escóndeme junto a ti, lejos de las intrigas
de los hombres. R.
ACLAMACIÓN ANTES
DEL EVANGELIO Jn 6, 35 R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan de la vida, dice el Señor; el que viene a mí ya
no tendrá hambre. R. Aleluya.
No fue Moisés, sino mi Padre, quien les da el verdadero pan del cielo.
Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
En aquel tiempo, la gente
le preguntó a Jesús: "¿Qué señal vas
a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles
son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como
está escrito: Les dio a comer pan del cielo".
Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés
quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo.
Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo".
Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Jesús
les contesta: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá
hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed".Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta,
y puesto que es a ti a quien debe su alegría, concédele también
disfrutar de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Rm 6, 8
Si hemos muerto con
Cristo, creemos que también viviremos con Él. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco Feria de Pascua MR p. 351 / Lecc. I, p. 890.
Santos: Agapito I, Papa; Cayo y Sotero, pontífices mártires. Beato Francisco de Fabriano, presbítero.
QUE NO PIERDA A NINGUNO
Hch 8,1-8; Jn 6,35-40
En el solemne discurso del Pan de vida, el Señor Jesús se manifiesta como un verdadero pastor, es decir, como un dirigente responsable y solícito que cuida amorosamente de cada uno de sus discípulos. Jesús es un mediador, es el Padre quien suscita el proceso de fe en cada una de las personas. Como portavoz de ese mensaje de fe, Jesús tiene que realizar señales tan generosas como la de los panes, para testimoniar que es el enviado del Dios de la vida. En el relato de los Hechos de los Apóstoles la comunidad cristiana de lengua griega, sufrió una violenta embestida persecutoria, liderada por Saulo. Como afirmara posteriormente el proverbio: "la sangre de los mártires es semilla de cristianos"; luego de la muerte de Esteban, creció el número de los creyentes en la región de Samaria y en la zona costera.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 70, 8. 23
Mi boca, Señor, se llene de alabanzas, para que pueda cantarte; y así mis labios se llenarán de júbilo. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Muéstrate propicio, Señor, con tu familia santa y protégela benignamente, de manera que a quienes concediste la gracia de la fe, les otorgues también la participación eterna en la resurrección de tu Unigénito. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 8, 1-8
El mismo día de la
muerte de Esteban, se desató una violenta persecución contra la
Iglesia de Jerusalén, y todos, menos los apóstoles, se dispersaron
por Judea y por Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron
gran duelo por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia:
entraba en las casas para llevarse a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel.
Los que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo
el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba ahí
a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe,
porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los
estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus
inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados.
Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del Salmo 65, 1-3a.
4-5. 6-7a R/. Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder,
cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: "Tu obra es admirable".
R/.
Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre.
Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres.
R/.
Él transformó el Mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar el
Jordán a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el
Señor es eterno y poderoso. R/.
ACLAMACIÓN
Cfr. Jn 6, 40 R/. Aleluya, aleluya.
El que cree en mí tiene vida eterna, dice el Señor, y yo lo resucitaré
en el último día. R/.
La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 35-40
En aquel tiempo, Jesús
dijo a la multitud: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí
no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.
Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el
Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré
fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad
del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que Él
me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad
de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga
vida eterna y yo lo resucite en el último día".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción, se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Resucitó el Señor y nos iluminó a nosotros, los redimidos con su Sangre. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que la participación en los sacramentos de nuestra redención nos ayude en la vida presente y nos alcance las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco / Rojo Feria de Pascua o memoria San Jorge, mártir o San Adalberto, obispo y mártir MR p. 352. 698.888.699 / Lecc. 1, p. 892.
Santos: Beata Teresa María de la Cruz Manetti, fundadora.
Hay testimonio del culto a san Jorge desde finales del siglo IV, en Lod (cerca de Ti Aviv). Las leyendas lo han convertido en soldado que nos defiende contra "el Dragón" rival de san Miguel. Su culto está muy difundido, especialmente en Grecia, Rusia e Inglaterra.
QUIEN TIENE FE POSEE VIDA ETERNA
Hch 8,26-40; Jn 6,44-51
Jesús suscitaba adhesión y rechazo en torno suyo; quienes se decidían por el proyecto de vida que les ofrecía, disponían de un nuevo esquema y unos valores para ver la vida. El cambio trascendental que operaba el encuentro con Jesús no podía simularse, era tan contundente que revolucionaba por completo la mentalidad, y por tanto el ser y el quehacer de las personas. Quien acogía con buena disposición su oferta de salvación, comenzaba un nuevo modo de vida, que era el anticipo de la vida plena, que jamás termina. Vivir es ocasión de participar en la vida divina. El relato del bautizo del funcionario etíope es ilustrativo. Siendo eunuco había sido privado de su plena dignidad humana. Al escuchar la palabra profética y recibir el bautismo, adquirió una nueva forma de ver su vida: ya no viviría como un siervo de la reina de Etiopía, sino como una persona libre que ordenaría su vida conforme al Evangelio del Reino de Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ex 15, 1-2
Cantemos al Señor, pues su victoria es grande. Mi fortaleza y mi alabanza es el Señor, Él es mi salvación. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA, mártir
Al proclamar con entusiasmo
tu poder, te suplicamos humildemente, Señor, que, así como san
Jorge imitó a tu Hijo en su pasión, nos ayude generosamente en
nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
O bien:
ORACIÓN COLECTA, obispo y mártir
Dios nuestro, que coronaste con el martirio al santo obispo Adalberto, inflamado en celo por las almas, concédenos, por su intercesión, que no falte a los pastores la obediencia de su grey ni a las ovejas el cuidado de sus pastores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 26-40
En aquellos días,
un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Levántate y
toma el camino del sur, que va de Jerusalén a Gaza y que es poco transitado".
Felipe se puso en camino. Y sucedió que un etíope, alto funcionario
de Candaces, reina de Etiopía, y administrador de sus tesoros, que había
venido a Jerusalén para adorar a Dios, regresaba en su carro, leyendo
al profeta Isaías.
Entonces el Espíritu le dijo a Felipe: "Acércate y camina
junto a ese carro". Corrió Felipe, y oyendo que el hombre leía
al profeta Isaías, le preguntó: "¿Entiendes lo que
estás leyendo?" Él le contestó: "¿Cómo
voy a entenderlo, si nadie me lo explica?" Entonces invitó a Felipe
a subir y a sentarse junto a él.
El pasaje de la Escritura que estaba leyendo, era éste: Como oveja fue
llevado a la muerte; como cordero que no se queja frente al que lo trasquila,
así él no abrió la boca. En su humillación no se
le hizo justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia,
puesto que su vida ha sido arrancada de la tierra'?
El etíope le preguntó a Felipe: "Dime, por favor: ¿De
quién dice esto el profeta, de sí mismo o de otro?" Felipe
comenzó a hablarle y partiendo de aquel pasaje, le anunció el
Evangelio de Jesús. Siguieron adelante, llegaron a un sitio donde había
agua y dijo el etíope: "Aquí hay agua. ¿Hay alguna
dificultad para que me bautices?" Felipe le contestó: "Ninguna,
si crees de todo corazón". Respondió el etíope: "Creo
que Jesús es el Hijo de Dios". Mandó parar el carro, bajaron
los dos al agua y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu
del Señor arrebató a Felipe. El etíope ya no lo vio más
y prosiguió su viaje, lleno de alegría. En cuanto a Felipe, se
encontró en la ciudad de Azoto y evangelizaba los poblados que encontraba
a su paso, hasta que llegó a Cesárea. Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 65, 8-9.
16-17. 20 R. Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Naciones, bendigan a nuestro Dios, hagan resonar sus alabanzas, porque él
nos ha devuelto la vida y no dejó que tropezaran nuestros pies. R.
Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por
mí; a él dirigí mis oraciones y mi lengua le cantó
alabanzas. R.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró
su gracia. R.
ACLAMACIÓN
Jn 6, 51 R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma
de este pan vivirá para siempre. R. Aleluya.
Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo.
Del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51
En aquel tiempo, Jesús
dijo a los judíos: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae
el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último
día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos
de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a
mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede
de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de
la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron.
Este es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo
soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá
para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga
vida".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, de igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 2 Co 5, 15
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para El, que murió y resucitó por ellos. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco / Rojo Feria de Pascua o memoria de San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir. MR p. 353. 699. 888 / Lecc. I, p. 895.
Santos: Fidel de Sigmaringa, mártir; Guillermo Firmato, eremita; María Eufrasia Pelletier, fundadora.
Fue abogado y entró en la orden de los capuchinos, en Friburgo de Brisgovia. Era un religioso lleno de amor al prójimo y un notable predicador popular, por lo cual fue designado por la Congregación de la Propagación de la Fe para predicar una misión entre los protestantes de Suiza. Al poco tiempo fue asesinado.
ESE HOMBRE ES UN INSTRUMENTO ELEGIDO
Hch 9,1-20; Jn 6,52-59
San Pablo era un misionero polifacético, lleno de carismas y habilidades de liderazgo y de palabra. Como diríamos hoy, disponía de múltiples inteligencias. Antes de encontrarse con el Señor Jesús en el camino de Damasco, había servido de manera intransigente a la causa del judaísmo fariseo. Esta escena lo presenta un tanto intolerante hacia los judíos mesiánicos que confesaban a Jesús como el enviado de Dios. No había recibido el pan y el vino de la comunión eucarística, es decir, no había experimentado la presencia viva de la entrega amorosa de Jesucristo. El desgarrón personal que experimentó en el camino de Damasco, fue una especie de muerte simbólica que lo conduciría a la vida plena. Posteriormente recibiría la tradición eucarística en plenitud y aprendería alimentar su vida y su esperanza comulgando de la copa de la nueva alianza.
ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 5, 12
Digno es el Cordero que fue sacrificado, de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA, feria de Pascua
Dios todopoderoso, concede a quienes hemos conocido la gracia de la resurrección del Señor, resucitar, por el amor del Espíritu Santo, a una vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
O bien:
ORACIÓN COLECTA, memoria del mártir
Dios nuestro, que te dignaste coronar con la palma del martirio a san Fidel de Sigmaringa, inflamado en tu amor para propagar la fe, concédenos por su intercesión, que, arraigados en la caridad y unidos a él, merezcamos experimentar el poder de la resurrección de Cristo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Es el instrumento escogido por mí, para que me dé a conocer a las naciones.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 9, 1-20
En aquellos días,
Saulo, amenazando todavía de muerte a los discípulos del Señor,
fue a ver al sumo sacerdote y le pidió, para las sinagogas de Damasco,
cartas que lo autorizaran para traer presos a Jerusalén a todos aquellos
hombres y mujeres que seguían la nueva doctrina.
Pero sucedió que, cuando se aproximaba a Damasco, una luz del cielo lo
envolvió de repente con su resplandor. Cayó por tierra y oyó
una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"
Preguntó él: "¿Quién eres, Señor?"
La respuesta fue: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate.
Entra en la ciudad y ahí se te dirá lo que tienes que hacer".
Los hombres que lo acompañaban en el viaje se habían detenido,
mudos de asombro, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Saulo se levantó
del suelo, y aunque tenía abiertos los ojos, no podía ver. Lo
llevaron de la mano hasta Damasco y ahí estuvo tres días ciego,
sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo que se llamaba Ananías, a
quien se le apareció el Señor y le dijo: "Ananías".
El respondió: "Aquí estoy, Señor". El Señor
le dijo: "Ve a la calle principal y busca en casa de Judas a un hombre
de Tarso, llamado Saulo, que está orando". Saulo tuvo también
la visión de un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía
las manos para que recobrara la vista.
Ananías contestó: "Señor, he oído a muchos
hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus fieles en Jerusalén.
Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para poner presos
a todos los que invocan tu nombre". Pero el Señor le dijo: "No
importa. Tú ve allá, porque yo lo he escogido como instrumento,
para que me dé a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de
Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi
causa".
Ananías fue allá, entró en la casa, le impuso las manos
a Saulo y le dijo: "Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se
te apareció en el camino, me envía para que recobres la vista
y quedes lleno del Espíritu Santo". Al instante, algo como escamas
se le desprendió de los ojos y recobró la vista. Se levantó
y lo bautizaron. Luego comió y recuperó las fuerzas. Se quedó
unos días con los discípulos en Damasco y se puso a predicar en
las sinagogas, afirmando que Jesús era el Hijo de Dios.Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 116,
1.2 R. Que aclamen al Señor todos los pueblos. Aleluya.
Que alaben al Señor, todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos.
R.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre. R.
ACLAMACIÓN
Jn 6, 56 R. Aleluya, aleluya.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él,
dice el Señor. R. Aleluya.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
Del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59
En aquel tiempo, los judíos
se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste
darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del
hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que
come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré
el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi
carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre,
que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también
el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron
sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre".
Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Santifica, Señor, por tu piedad, estos dones y al recibir en oblación este sacrificio espiritual, conviértenos para ti en una perenne ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos ha redimido. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al recibir, Señor, el don de estos sagrados misterios, te suplicamos humildemente que lo que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya, nos aproveche para crecer en nuestra caridad fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Rojo Fiesta San Marcos, evangelista. MR p. 700 / Lecc. I, p. 1009. LH I vísperas del domingo, 4' semana del Salterio. T. II: pp. 1412, 516 y 747; Fieles: pp. 722 y 274; Popular: pp. 289 y 447.
Santos: Esteban de Antioquía, mártir; Pedro de San José de Betancur, fundador.
Por sus lazos familiares Marcos pertenecía a la comunidad cristiana de Jerusalén. Inicialmente acompañó a san Pablo en sus misiones y después a san Pedro, quien lo llamaba "su hijo". La tradición enseña que Marcos recogió en su Evangelio la predicación de Pedro a los cristianos romanos y que fundó la Iglesia de Alejandría.
A LA MISIÓN Y SUS CONTRATIEMPOS
1 P 5,5-14; Mc 16,15-20
La narración que pone fin al Evangelio de san Marcos afirma que la misión es el ser mismo de la comunidad eclesial. Los discípulos del resucitado viven al servicio de un Evangelio que tendrá que ofrecerse a toda la humanidad. No por eso se tendrá que imaginar que el cristianismo es una fuerza expansiva que pretenda imponerse como único camino de salvación, aunque algunas frases así lo insinúen: "el que se niegue a creer, se condenará". La primera Carta de Pedro muestra que la vida cristiana nunca está exenta de sufrimientos y hostilidades. Los cristianos no recurren a la coacción ni a la violencia para imponer su fe a los demás, al contrario, por defender su derecho a profesar su fe con libertad, padecen hostigamiento en muchas regiones del Imperio romano. El sistema imperial divinizaba al emperador y los cristianos eran perseguidos porque no reconocían otro Señor que a Jesús resucitado.
ANTÍFONA DE ENTRADA Mc 16, 15
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que enalteciste
a tu evangelista san Marcos con la gracia de la predicación evangélica,
concédenos aprovechar de tal manera sus enseñanzas, que podamos
seguir fielmente las huellas de Jesucristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Los saluda mi hijo Marcos.
De la primera carta del apóstol san Pedro 5, 5-14
Queridos hermanos: Que en
su trato mutuo la humildad esté siempre presente, pues Dios es enemigo
de los soberbios, y en cambio, a los humildes les concede su gracia. Humíllense,
pues, ante la mano poderosa de Dios, para que él los levante y encumbre
en el momento oportuno. Dejen en sus manos todas sus preocupaciones, pues él
cuida de ustedes.
Estén alerta y no se dejen sorprender, porque su enemigo, el diablo,
como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle
con la firmeza de la fe, sabiendo que sus hermanos, dispersos por el mundo,
soportan los mismos sufrimientos que ustedes.
Dios, que es la fuente de todos los bienes, nos ha llamado a participar de su
gloria eterna en unión con Cristo, y después de estos sufrimientos
tan breves, los restaurará a ustedes, los afianzará, fortalecerá
y hará inconmovibles. Suyos son la gloria y el poder para siempre. Amén.
Por medio de Silvano, a quien considero hermano digno de toda confianza, les
he escrito esta breve carta para que sepan cuál es la verdadera gracia
de Dios y animarlos a permanecer firmes en ella.
Los saluda la comunidad de Babilonia, a la que Dios ha elegido, lo mismo que
a ustedes. También los saluda mi hijo Marcos. Salúdense los unos
a los otros con el beso fraterno. Les deseo la paz a todos ustedes, los que
son de Cristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 88, 2-3.
6-7. 16-17 R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a
conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi
amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos". R.
El cielo, Señor, proclama tus maravillas, y tu lealtad, la asamblea de
los santos ¿Quién se compara a Dios sobre las nubes? ¿Quién
es como el Señor entre los dioses? R.
Señor, feliz el pueblo que te alaba y que a tu luz camina, que en tu
nombre se alegra a todas horas y al que llena de orgullo tu justicia. R.
ACLAMACIÓN
1 Co 1, 23. 24 R. Aleluya, aleluya.
Nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es la fuerza y la sabiduría
de Dios. R. Aleluya.
Prediquen el Evangelio a todas las creaturas.
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció
Jesús a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen
el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el
que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán
a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán
lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno
mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos
y éstos quedarán sanos".
El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo
y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio
por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación
con los milagros que hacían.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al celebrar la glorificación de san Marcos, te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza, y te suplicamos humildemente que la predicación evangélica se mantenga siempre firme en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II de los Apóstoles, p. 532.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Concédenos, Dios todopoderoso, que los dones recibidos de tu santo altar nos santifiquen y nos fortalezcan en la fe del Evangelio, que san Marcos predicó. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco IV Domingo de Pascua Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones MR p.363 / Lecc. I, p. 218.
Santos: Cleto y Marcelino, pontífices y mártires; Rafael Arnaíz Barón, laico; Esteban Permiense, obispo.
EL PASTOR MODELO
Hch 4,8-12; 1 Jn 3,1-2; Jn 10,11-18
La serie de imágenes que utiliza el Señor Jesús en este famoso discurso del buen pastor no quedaron en una proclama retórica, antes bien, se convirtieron en los referentes y los símbolos para reconocer a los auténticos servidores de la comunidad. El Señor Jesús no esconde su enorme certidumbre: él es el único pastor modelo. Lo es por dos razones en particular, por la cercana intimidad que existe entre él y sus discípulos y por la disposición eficazmente manifiesta de entregar su vida por los suyos. Cuando enfrentó el dilema de preservar su vida o entregarla, se decidió a morir para colaborar en el advenimiento misterioso del Reino de Dios. Los apóstoles Pedro y Juan siguieron sus pasos, y afrontaron palizas, prisiones y amenazas, convencidos que esa era la manera genuina de configurarse con el pastor modelo.
ANTÍFONA ENTRADA Cfr. Sal 32,5-6
La tierra está llena del amor del Señor y su palabra hizo los cielos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos que nos lleves a gozar de la alegrías celestiales para que tu rebaño, a pesar de su fragilidad, llegue también a donde lo precedió su glorioso Pastor. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Sólo Jesús puede salvarnos.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 8-12
En aquellos días,
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: "Jefes del pueblo y ancianos:
Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo,
para saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo
el pueblo de Israel: este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús
de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre
los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que ustedes, los constructores,
han desechado y que ahora es la piedra angular. Ningún otro puede salvarnos,
pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido
como salvador nuestro".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 117,
1 y 8-9. 21-23. 26 y 28cd y 29 R. La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia
es eterna. Más vale refugiarse en el Señor, que poner en los hombres
la confianza; más vale refugiarse en el Señor, que buscar con
los fuertes una alianza. R.
Te doy gracias, Señor, pues me escuchaste y fuiste para mí la
salvación. La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra
angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos
bendiga. Tú eres mi Dios, y te doy gracias. Tú eres mi Dios, y
yo te alabo. Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia
es eterna. R.
Veremos a Dios tal cual es.
De la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-2
Queridos hijos: Miren cuánto
amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios,
sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido
a él.
Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado
cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste,
vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
Jn 10, 14 R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas
me conocen a mí. R. Aleluya.
El buen pastor da la vida por sus ovejas.
Del santo Evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, Jesús
dijo a los fariseos: "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida
por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño
de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo
se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan
las ovejas.
Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí,
así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy
la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este
redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán
mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita;
yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para
volverla a tomar. Este es el mandato que he recibido de mi Padre". Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Levantemos, hermanos, nuestros ojos a Cristo, obispo y pastor de nuestras almas, y pongamos en sus manos, con toda confianza, las necesidades de los hombres diciendo: Jesús, Buen Pastor, sálvanos. (R/. Jesús, Buen Pastor, sálvanos.)
1. Para que los obispos,
los presbíteros y diáconos apacienten santamente a los pueblos
que tienen encomendados, roguemos al Señor.
2. Para que la paz que Jesucristo concedió a los discípulos arraigue
con fuerza en nuestro mundo, y se alejen de las naciones el odio y las guerras,
roguemos al Señor.
3. Para que los enfermos, los pobres y todos los que sufren encuentren en Cristo
resucitado luz y esperanza, roguemos al Señor.
4. Para que Dios derrame en las familias cristianas el espíritu de piedad
y de renuncia a lo mundano, de manera que germinen abundantes vocaciones al
ministerio eclesial, roguemos al Señor.
Dios nuestro, fuente de gozo y paz, que has concedido a tu Hijo el poder
y la realeza sobre los hombres y los pueblos, escucha nuestra oración
y sosténnos con la fuerza de tu Espíritu, para que nunca nos separemos
de nuestro pastor, que nos conducirá hacia fuente de aguas vivas, y que
vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN.
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Buen Pastor, vela con solicitud por tu rebaño y dígnate conducir a las ovejas que redimiste con la preciosa sangre de tu Hijo, a las praderas eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- No podemos dormimos en los laureles, ni conformarnos con "saludar con sombrero ajeno", afirmando que el papa Francisco es una persona humilde, que acoge con calidez y apertura a cuantos buscan respuestas a sus problemas y situaciones personales. Sin duda alguna, que el papa Francisco es un sorprendente regalo de Dios para su Iglesia. Bajo el modelaje del Señor Jesús, el obispo de Roma está viviendo como pastor modelo. Cualquier cristiano consagrado o laico que desempeñe algún ministerio pastoral, sea en la parroquia o en su familia, está siendo desafiado por este testimonio creíble: Dios sigue acompañando a su Iglesia y sin que sepamos exactamente cómo lo hace, sigue suscitando pastores creíbles, que se desprenden de su tiempo, sus privilegios y prejuicios para servir y dar la vida por sus ovejas.
Blanco Feria de Pascua o memoria Santa María Guadalupe García Zavala, virgen.MR p. 364. 701 / Lecc. I, p. 900.
Santos: Zita de Lucca, laica. Beato Nicolás Roland, fundador.
EL PASTOR Y EL LADRÓN
Hch 11,1-18; Jn 10,1-10
La decena de versículos que nos ofrece el Evangelio de san Juan constituyen un verdadero cuadro comparativo que contrasta el perfil del pastor genuino con el del mercenario que sirve por un sueldo, convirtiendo así su excelsa misión en un modus vivendi. Este discurso tiene una fuerte carga profética, conviene que lo recibamos como un texto espejo, en que convendría mirarnos para reconocer nuestro verdadero perfil. Los mercenarios y los extraños se sirven de su ministerio y se llenan de privilegios. Los pastores se desgastan y sirven a la comunidad de los discípulos. En el relato de la visita de Pedro a la casa de Cornelio, el apóstol comienza conduciéndose como si fuese dueño del rebaño y no su servidor. Cuando acoge la voz del Espíritu, comprende que es un simple mortal, que ha sido enviado por Dios a servir a judíos y paganos sin hacer distinción alguna.
ANTÍFONA DE ENTRADA Rm 6, 9
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre Él. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Señor y Dios nuestro, que en el amor a ti y al prójimo has querido resumir tus mandamientos, concédenos que, a ejemplo de santa María Guadalupe García Zavala, no neguemos a nadie nuestra ayuda y merezcamos ser llamados con ella a compartir el Reino de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
También a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 11, 1-18
En aquellos días,
los apóstoles y los hermanos que vivían en Judea se enteraron
de que también los paganos habían recibido la palabra de Dios.
Cuando Pedro regresó a Jerusalén, los circuncidados le hicieron
reproches, diciendo: "Has entrado en la casa de unos incircuncisos y has
comido con ellos"
Entonces Pedro les contó desde el principio lo que le había pasado:
"Estaba yo en la ciudad de Jafa, en oración, cuando tuve una visión
y vi algo semejante a un gran mantel, que sostenido por las cuatro puntas, bajaba
del cielo hasta donde yo me encontraba. Miré con atención aquella
cosa y descubrí que había en ella toda clase de cuadrúpedos,
fieras, reptiles y aves. Oí luego una voz que me decía: 'Levántate,
Pedro. Mata el animal que quieras y come'. Pero yo le respondí: 'Ni pensarlo,
Señor. Jamás he comido nada profano o impuro'. La voz del cielo
me habló de nuevo: 'No tengas tú por impuro lo que Dios ha hecho
puro'. Esto se repitió tres veces y luego todo fue recogido hacia el
cielo.
En aquel instante, se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres, que
venían de Cesárea, con un recado para mí. El Espíritu
me dijo entonces que me fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo
estos seis hermanos y todos entramos en casa de aquel hombre. Él nos
contó cómo había visto de pie, ante él, a un ángel
que le dijo: 'Manda a buscar en Jafa a Simón, llamado Pedro. Lo que él
te diga, te traerá la salvación a ti y a toda tu familia'. En
cuanto empecé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre
ellos, como había descendido al principio sobre nosotros. Entonces me
acordé de lo que había dicho el Señor: 'Juan bautizó
con agua; pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo'.
Por lo tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber
creído en el Señor Jesús, ¿quién soy yo para
oponerme a Dios?"
Con esto se apaciguaron y alabaron a Dios, diciendo: "Por lo visto, también
a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
De los salmos 41,
2-3; y 42, 3.4 R. Estoy sediento del Dios que da la vida. Aleluya.
Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma
te busca a ti, Dios mío. R.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será
posible ver de nuevo su templo? R.
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en
mi guía y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú
habitas. R.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría,
y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la
cítara. R.
ACLAMACIÓN
Jn 10, 14 R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas
me conocen a mí. R. Aleluya.
El buen pastor da la vida por sus ovejas.
Del santo Evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, Jesús
dijo a los fariseos: "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida
por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño
de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo
se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan
las ovejas.
Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí,
así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy
la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este
redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán
mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita;
yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para
volverla a tomar. Este es el mandato que he recibido de mi Padre". Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es a ti a quien debe su alegría, concédele también disfrutar de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 20, 19
Jesús se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco / Rojo Feria de Pascua o memoria San Pedro Chanel, presbítero y mártir o San Luis María Grignion de Montfort, presbítero. MR p. 365. 701.904 / Lecc. I, p.
Santos: Juana Beretta Molla, laica.
Pedro Chanel, Religioso Marista francés; fue enviado a Oceanía para predicar el Evangelio. Enfrentó muchas dificultades, provenientes tanto de los autóctonos paganos, como de los misioneros metodistas. Logro convertir a la fe al hijo del rey Futuna, por lo cual el soberano lo mandó matar inmediatamente.
LOS LLAMARON CRISTIANOS
Hch 11,19-26; Jn 10,22-30
En estas dos lecturas, recogidas por la pluma de Lucas y Juan encontramos una íntima conexión. El camino de la fe inicia cuando el Padre, por medio del Espíritu atrae a las personas para que se conviertan. Los misioneros chipriotas que llegaron a Antioquía implementaron estrategias innovadoras, rebasaron las fronteras étnicas y comenzaron a predicar a hombres y mujeres que no tenían ningún nexo con el pueblo de Abrahán y David. Su atrevida decisión no fue una ocurrencia, sino que obedeció a una decisión del Padre, que ungiría a toda persona bien dispuesta con su Espíritu. Cristianos, es decir, ungidos, lo somos cada vez que escuchamos la voz del Señor y actuamos conforme a su designio.
ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 19, 7. 6
Alegrémonos, regocijémonos y demos gracias, porque el Señor, nuestro Dios omnipotente, ha empezado a reinar. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que para crecimiento de tu Iglesia coronaste a san Pedro Chanel con el martirio, concédenos, en estos días de gozo pascual, celebrar de tal modo los misterios de la muerte y resurrección de Cristo, que merezcamos ser testigos de la vida nueva .Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
O bien: San Luis María Grignion de Montfort, presbítero.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste dirigir los pasos de san Luis María Grignion de Montfort, presbítero, por el camino de la salvación y del amor a Cristo, acompañado por la santísima Virgen, concédenos que, siguiendo su ejemplo y meditando los misterios de tu amor, trabajemos incansablemente en la edificación de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Comenzaron a predicar a los griegos el Evangelio del Señor Jesús.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 11, 19-26
En aquellos días,
algunos de los que se habían dispersado, huyendo de la persecución
desatada después de la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre
y Antioquía; pero predicaban el Evangelio solamente a los judíos.
Sin embargo, hubo entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, que al llegar
a Antioquía, comenzaron a dirigirse también a los griegos y a
predicarles el Evangelio del Señor Jesús. Y como la mano del Señor
estaba con ellos, muchos se convirtieron y abrazaron la fe.
Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén,
Bernabé fue enviado a Antioquía. Llegó Bernabé,
y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como
era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a
todos a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor.
Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre.
Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando
lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Ambos vivieron
durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha gente.
Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos
recibieron el nombre de "cristianos". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
Del salmo 86, 1-3.4-5.6-7
R/. Alaben al Señor todos los pueblos. Aleluya.
Jerusalén gloriosa, el Señor ha puesto en ti su templo. Tú
eres más querida para Dios que todos los santuarios de Israel. R/.
De ti, Jerusalén, ciudad del Señor, se dirán maravillas.
Egipto y Babilonia adorarán al Señor; los filisteos, con Tiro
y Etiopía, serán como tus hijos. R/.
Y de ti, Jerusalén, afirmarán: "Todos los pueblos han nacido
en ti y el Altísimo es tu fortaleza". R/.
El Señor registrará en el libro de la vida a cada pueblo, convertido
en ciudadano tuyo; y todos los pueblos te cantarán, bailando: "Tú
eres la fuente de nuestra salvación". R/.
ACLAMACIÓN
Jn 10, 27 Ft/. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me
siguen. R/.
El Padre y yo somos uno.
Del santo Evangelio según san Juan: 10, 22-30
Por aquellos días,
se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo.
Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico
de Salomón.
Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: "¿Hasta
cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías,
dínoslo claramente".
Jesús les respondió: "Ya se lo he dicho y no me creen. Las
obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes
no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco
y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás;
nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él
es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre
y yo somos uno".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción, se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 24, 46. 26
Era necesario que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y así entrara luego en su gloria. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que la participación en los sacramentos de nuestra redención nos ayude en la vida presente y nos alcance las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco Feria de Pascua o memoria Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia. MR p. 366. 703 / Lecc. I, p. 906.
Santos: Severo de Nápoles, obispo. Beato Benito de Urbino, presbítero.
EN CALIDAD DE ENVIADOS
Hch 12,24-13,5; Jn 12,44-50
Jesús no padeció ningún afán protagónico. No hablaba a nombre propio ni pretendía ser el fundador de un nuevo camino religioso. Con toda sencillez se presentaba como un enviado. La misión y el proyecto se los había confiado el Padre. Esa aparente declaración de subordinación y humildad, era por otro lado, muy pretenciosa y comprometedora: Jesús aseguraba ser el oyente y el portavoz del Padre. Para poderse acreditar, además de recitar sermones, tenía que realizar obras que revelaran la grandeza del amor del Padre. En ese mismo sentido aparece la misión cristiana en el libro de los Hechos. Bernabé y Saulo no toman la iniciativa al momento de iniciar el primero de sus viajes misioneros. El Espíritu Santo los eligió y los ungió con su fuerza para que realizaran la misión evangelizadora.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Esta virgen sabia y prudente salió al encuentro de Cristo con la lámpara encendida. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que hiciste
arder en amor divino a santa Catalina de Siena, al contemplar la pasión
de tu Hijo y al servir a tu Iglesia, concede, por su intercesión, que
tu pueblo, asociado al misterio de Cristo, se alegre siempre en la manifestación
de su gloria.
El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Resérvenme a Saulo y a Bernabé.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 12, 24-13, 5a
En aquel tiempo, la palabra
del Señor cundía y se propagaba. Cumplida su misión en
Jerusalén, Saulo y Bernabé regresaron a Antioquía, llevando
consigo a Juan Marcos.
Había en la comunidad cristiana de Antioquía algunos profetas
y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el "Negro"),
Lucio el de Cirene, Manahén (que se crió junto con el tetrarca
Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y dando culto al Señor,
y el Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé
para la misión que les tengo destinada". Todos volvieron a ayunar
y a orar; después les impusieron las manos y los despidieron.
Así, enviados por el Espíritu Santo, Saulo y Bernabé fueron
a Seleucia y zarparon para Chipre. Al llegar a Salamina, anunciaron la palabra
de Dios en las sinagogas de los judíos.Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
Del salmo 66, 2-3.
5. 6 y 8 R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a
nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. R.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones.
R.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos
juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R.
ACLAMACIÓN
Jn 8, 12 R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá
la luz de la vida. R. Aleluya.
Yo he venido al mundo como luz.
Del santo Evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo, exclamó
Jesús con fuerte voz: "El que cree en mí, no cree en mí,
sino en aquel que me ha enviado; el que me ve a mí, ve a aquel que me
ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí
no siga en tinieblas.
Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no lo voy a
condenar; porque no he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.
El que me rechaza y no acepta mis palabras, tiene ya quien lo condene: las palabras
que yo he hablado lo condenarán en el último día. Porque
yo no he hablado por mi cuenta, sino que mi Padre, que me envió, me ha
mandado lo que tengo que decir y hablar. Y yo sé que su mandamiento es
vida eterna. Así, pues, lo que hablo, lo digo como el Padre me lo ha
dicho".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de salvación que te ofrecemos en la conmemoración de santa Catalina, para que, instruidos por sus enseñanzas, podamos darte gracias con mayor fervor a ti, único Dios verdadero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 Jn 1, 7
Si caminamos en la luz, como Dios es luz, estamos unidos unos con otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos purifica de todo pecado. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concede, Señor, la vida eterna a quienes has alimentado en esta mesa celestial, la cual sostuvo la vida temporal de santa Catalina. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Blanco Feria de Pascua o memoria San Pío V, papa. MR p. 367. 704. 894 / Lecc. I, p. 908.
Durante los seis años de su pontificado (1566-1572), se dedicó a llevar a la práctica la reforma decretada por el Concilio de Trento. Promulgó el Catecismo del Concilio, el Breviario y el Misal Romanos. Reglamentó el rezo del rosario y se esmeró en propagar esta devoción.
Santos: María de la Encarnación (Guyart Martín), religiosa. Beata Paulina Mallinckrodt, fundadora.
NO MEREZCO DESATARLE LAS SANDALIAS
Hch 13,13-25; Jn 13,16-20
La primera de las lecturas presenta a San Pablo proclamando el primero de sus discursos misioneros en Antioquía. Después de revisar sucintamente la Historia de Salvación, partiendo del Éxodo, pasando por los profetas, nos presenta al último de éstos, al Bautista, que fue el precursor y mentor del Salvador de Israel. Juan Bautista conocía el alcance y los límites de su misión y por eso reconoció su pequeñez, valiéndose de la imagen de las sandalias. Fue un verdadero servidor del Señor. En contraparte, el Evangelio nos presenta la escena donde Jesús predice la traición de Judas. Éste no quiso vivir al servicio de su Señor, sino que pretendió imponer sus propios planes y por eso orilló a Jesús a la muerte, queriéndolo incitar a que se manifestara como un mesías poderoso y violento.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 67, 8-9. 20
Cuando saliste, Señor, al frente de tu pueblo, y le abriste camino a través del desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos dejaron caer su lluvia. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que en tu providencia elegiste al Papa san Pío quinto para defender en tu Iglesia la fe y para darte culto dignamente, concédenos, por su intercesión, que podamos participar en tus santos misterios con fe viva y una caridad operante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Del linaje de David Dios hizo nacer un Salvador.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 13, 13-25
En aquellos días,
Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos; llegaron a Perge
de Panfilia, y allí Juan Marcos los dejó y volvió a Jerusalén.
Desde Perge siguieron hasta Antioquía de Pisidia, y el sábado
entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Acabada la lectura de la ley y los
profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron decir: "Hermanos, si tienen
alguna exhortación que hacer al pueblo, hablen".
Entonces se levantó Pablo, y haciendo señal de silencio con la
mano, les dijo: "Israelitas y cuantos temen a Dios, escuchen: El Dios del
pueblo de Israel eligió a nuestros padres, engrandeció al pueblo
cuando éste vivía como forastero en Egipto y lo sacó de
allí con todo su poder, lo alimentó en el desierto durante cuarenta
años, aniquiló siete tribus del país de Canaán y
dio el territorio de ellas en posesión a Israel por cuatrocientos cincuenta
años. Posteriormente les dio jueces, hasta el tiempo del profeta Samuel.
Pidieron luego un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu
de Benjamín, que reinó cuarenta años. Después destituyó
a Saúl y les dio por rey a David, de quien hizo esta alabanza: He hallado
a David, hijo de Jesé, hombre según mi corazón, quien realizará
todos mis designios.
Del linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un Salvador,
Jesús. Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de
Israel un bautismo de penitencia, y hacia el final de su vida, Juan decía:
'Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene uno a quien
no merezco desatarle las sandalias' ". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
Del salmo 88,2-3.
21-22. 25.27 R/. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Aleluya.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a
conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi
amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. R/.
He encontrado a David, mi servidor, y con mi aceite santo lo he ungido. Lo sostendrá
mi mano y le dará mi brazo fortaleza. R/.
Contará con mi amor y mi lealtad y su poder aumentará en mi nombre.
Él me podrá decir: 'Tú eres mi padre, el Dios que me protege
y que me salva' ". R/.
ACLAMACIÓN
Cfr. Ap 1, 5 R/. Aleluya, aleluya.
Señor Jesús, testigo fiel, primogénito de entre los muertos,
tu amor por nosotros es tan grande, que has lavado nuestras culpas con tu sangre.
El que recibe al que yo envío, me recibe a mí.
Del santo Evangelio según san Juan: 13, 16-20
En aquel tiempo, después
de lavarles los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: "Yo
les aseguro: el sirviente no es más importante que su amo, ni el enviado
es mayor que quien lo envía. Si entienden esto y lo ponen en práctica,
serán dichosos.
No lo digo por todos ustedes, porque yo sé a quiénes he escogido.
Pero esto es para que se cumpla el pasaje de la Escritura, que dice: El que
comparte mi pan me ha traicionado. Les digo esto ahora, antes de que suceda,
para que, cuando suceda, crean que Yo Soy.
Yo les aseguro: el que recibe al que yo envío, me recibe a mí;
y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado". Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua, p. 499-503
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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