COMUNION ESPIRITUAL E.V.C.

(Postrados al menos en espíritu, ante Jesús Sacramentado, digámosle profundamente arrepentidos de nuestros pecados).

¡Divino Redentor de mi alma, Señor mío y Dios mío! Yo creo firmemente por que Tú lo dijiste, que estás realmente presente en la Forma Consagrada. Mira a sus plantas a un pobre pecador que arrepentido de sus pecados te pide perdón de haberte ofendido. Te amo y te adoro con toda el alma y ardientemente deseo recibirte Sacramentado en mi corazón; pero ya que no me es posible recibirte así en estos momentos, Tú que eres el Pan Vivo que bajó del ciclo para darnos vida Eterna, ven al menos espiritualmente a mi alma que por Ti suspira.

Señor yo no soy digno de que vuestra divina Majestad entre en mi pobre morada; más decid solamente una palabra y mi alma será sana.

El Cuerpo de N. S. Jesucristo guarde mi alma para la Vida Eterna.

¡Gracias Jesús mío! por haber venido a mi Tú, la luz del mundo; Tú, la fuente de agua viva que apaga el ardor de las pasiones: Tú, el Médico divino que puede sanar todas mis llagas. Tú, mi única esperanza, mi Consuelo, mi solar Bien, ilumíname, atráeme, protégeme, para que nada ni nadie pueda separarme de Ti que tanto me amas y que anhelas tanto hacerme eternamente feliz, Así sea.

(200 días de Indulgencia)

 

EJERCICIO DIARIO DEL TERCIARIO FRANCISCANO

ORACIONES DE LA MAÑANA.

Al despertar.

 

Se santiguará diciendo: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Después dirá como San Francisco: Dios mío y todas mis cosas.

Besará en seguida el Escapulario diciendo:

Este Santo Escapulario, que es signo de penitencia,

me ayude a conservar siempre la pureza de conciencia.

 

Besará después el Cordón diciendo:

Gozoso ciño a mi cuerpo este bendito Cordón,

para tener mis pasiones en saludable prisión.

 

Dirigiendo la, vista al crucifijo, que debe presidir el dormitorio de todo buen cristiano, dirá:

Tú que eres el Camino, la Verdad y la Vida, dirige mis acciones en el presente día.

 

Mientras se viste y lava dirá:

Dígnate aceptar, Dios mío, las palpitaciones todas de mi corazón en este día, en unión con los méritos de mi Padre S. Francisco. Con él y como él quiero unir mi voz a la de todas las criaturas y con ellas bendecirte. Te bendigo especialmente con la hermana luz que alumbrará mis pasos y con el hermano aire que habré de respirar en este día. Virgen Inmaculada, muéstrame hoy que eres mi Madre, no negándome los cariños de tu maternal protección. Reina de los Angeles, ordena al de mi Guarda que custodie mis caminos y me amoneste con santas inspiraciones. Angel mío, ¡en ti confío! Y tú ¡oh Padre San Francisco! Por las llagas preciosas de tus manos, concéde a mis manos obras de caridad; por la llaga de tu costado, inflama mi corazón en llamas de purísimo amor; por las llagas de tus pies endereza los míos por los caminos de la Justicia, de la Paz y de la Misericordia. Amén.

 

Bendición.

El Señor nos dé su bendición y nos defienda. Nos manifieste su rostro y tenga misericordia de nosotros. Vuelva a nosotros sus oídos y nos dé la paz, El Señor Dios Omnipotente nos bendiga. Amén.

 

Oración para antes de las comidas.

Derrama Dios mío tu bendición sobre nosotros y sobre el alimento que vamos a tomar, para conservarnos en tu santo servicio.

El Pan de la Vida Eterna nos haga participantes de la Mesa Celestial. Así sea.

Oración para después de las comidas.

Te damos gracias, Señor, por este alimento y por los demás beneficios que nos has dispensado.

V. Tu divina Providencia nos asista en todo momento.

R. Para que nunca nos falte casa, vestido y sustento.

 

ORACIONES Y EJERCICIO POR LA NOCHE.

Antes de acostarse, de preferencia arrodillado ante un Crucifijo y hecha la señal de la Cruz, dirá:

Dios y Señor mío en quien creo y espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón; te doy gracias por haberme creado, redimido y hecho cristiano, Terciario Franciscano y conservado en este día, ilumíname el entendimiento para que conozca mis faltas y dame tu Gracia para que me arrepienta y me corrija de ellas.

Examen de Conciencia (1)

Sobre el mismo examen:

-¿Hago todas las noches mi examen de conciencia?

Sobre el uso del Santo Hábito.

¿He llevado como obliga, el Santo Hábito y la Cuerda?

¿He tenido presente que el Sto. Hábito nos recuerda la vida de Penitencia, amor a la Pobreza y Humildad que debe llevar el Terciario?

¿He hecho honor a la Cuerda que llevo como símbolo de la pureza del Terciario y de que está atado al servicio de Dios?

-¿He hecho todos los actos de este día en servicio de Dios?

-¿He ofrecido a Dios las penas y contrariedades de hoy en la satisfacción de mis pecados y de los pecados del prójimo?

Sobre los pecados cometidos.

¿Estoy cumpliendo con lo que me he propuesto hacer para instruirme en mi Religión y en la Regia?

¿En cuáles pecados caigo con más facilidad?

-¿En cuáles de ellos he caído hoy?

¿En alguna otra forma he faltado a algún Mandamiento de Dios o de la Iglesia?

Sobre las Buenas Obras que tienen por objeto:

A Dios:

-¿He rezado el oficio Franciscano y antes y después de las comidas?

¿Por qué no asisto diario a Misa y comulgo en ella?

¿Qué día voy a hacer mi próxima Confesión?

¿Cuándo voy a comulgar la próxima vez?

A uno mismo.

¿Evito el sitio y la elegancia que dada mi posición social resultarían exagerados?

¿Me he sobrepasado en la comida o la bebida?

¿He asistido a algún baile o diversión peligrosas?

¿He jurado inútilmente, tenido alguna chanza pesada, dicho alguna chocarrería o indecencia?

Al prójimo.

-¿Qué buena obra he hecho hoy en provecho del prójimo?

¿He dado buen ejemplo en mi familia y al prójimo en general?

¿He procurado apaciguar las discordias habiéndoseme presentado la ocasión?

¿Tolero en casa algún libro o periódico malo?

Cada quien puede suprimir aquellas preguntas que le parezcan innecesarias, pero nunca las que van precedidas de un guión.

 

Hay que tener presente que los Terciarios deben además:

-Asistir a la reunión mensual de la Hermandad.

-Contribuir a la formación del fondo común.

-Ayunar el día 4 de octubre y el 7 de diciembre.

-Hacer testamento si tienen algo que testar.

-Asistir a los funerales de algún Hermano que fallezca.

-Rezar por él un Rosario y no olvidarlo al comulgar.

 

Oración para después del Examen.

Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido, especialmente (aquí se recordarán las faltas en que se ha incurrido); te prometo con tu divina ayuda no volver a hacerlo; dígnate recibir en satisfacción de mis pecados y de los del prójimo, las penas y contrariedades de este día, especialmente (aquí se recuerdan las molestias del día) y ayúdame a ofrecértelas con este fin, como quisiera, en el mismo momento en que Tú te dignas enviármelas.

Acepto desde ahora cualquier género de muerte que quieras enviarme, con todos sus horrores y amarguras, como justo castigo de mis pecados.

 

OFICIO FRANCISCANO

Maitines. (Se rezaban antes en la noche)

V. Abre mis labios Señor.

R. Y mi lengua pronunciará tus alabanzas.

V. Dios mío ven en mi ayuda.

R. Apresúrate Señor a socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Como en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

 

I.- Señor mío Jesucristo, que en vísperas de tu Pasión instituiste el Santísimo Sacramento. - Ten piedad de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

II.- Señor mío Jesucristo que sudando sangre y triste el alma hasta la muerte oraste al Eterno Padre en el Huerto de los Olivos. - Ten piedad de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

III.- Señor mío Jesucristo que sobrecogido de mortal agonía pediste al Padre que a ser posible te librase del cáliz de la amargura: - Ten piedad de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

IV.- Señor mío Jesucristo, que fuiste entregado por el que te hacía compañía en la Mesa. - Ten piedad de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

V.- Señor mío Jesucristo, que fuiste preso, maniatado y llevado a la presencia de Anás y Caifás. - Ten piedad de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Laudes. (Al alba).

V. Dios mío ven en mi ayuda.

R. Apresúrate Señor a socorrerme.

VI.- Señor mío Jesucristo, que por boca de tu pueblo a quien benignamente extendiste tus manos, fuiste declarado reo de muerte. - Ten misericordia de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

HORAS MENORES.

Prima. (A las 6 de la mañana).

V. Dios mío ven en mí ayuda.

R. Apresúrate Señor a socorrerme.

VII.- Señor mío Jesucristo, que sufriste azotes, espinas, escupos y bofetadas siendo el ludibrio de la plebe. - Ten misericordia de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Tercia. (A las 9 de la mañana).

V. Dios mío ven en mi ayuda.

R. Apresúrate Señor a Socorrerme.

VIII.- Señor mío Jesucristo, que sufriste la sentencia de muerte para darnos la vida. - Ten misericordia de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Sexta. (A las 12 del día).

V. Dios mío ven en mi ayuda.

R. Apresúrate Señor a socorrerme.

IX.- Señor mío Jesucristo, que fuiste clavado en la Cruz para darnos libertad. - Ten misericordia de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Nona. (A las 3 de la tarde).

V. Dios mío ven en mi ayuda.

R. Apresúrate Señor a socorrerme.

X.- Señor mío Jesucristo, que encomendaste tu espíritu en manos del Eterno Padre y permitiste que abriesen tu corazón. - Ten misericordia de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Vísperas. (Al obscurecer).

V. Dios mío ven en mi ayuda.

R. Apresúrate Señor a socorrerme.

IX - Señor mío Jesucristo, que fuiste depuesto de la Cruz y puesto en los brazos de tu Madre María a quien hiciste Madre nuestra. - Ten misericordia de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Completas. (Al final del día).

V. Dios y Salvador Nuestro conviértenos.

R. Y aparta tu enojo de nosotros.

V. Dios mío ven en mi ayuda.

R. Apresúrate Señor a socorrerme.

XII.- Señor mío Jesucristo, que fuiste colocado en el sepulcro dejando en amarga soledad a la Virgen María tu Madre y en desconsuelo a todos los que creían en tu Nombre. - Ten misericordia de nosotros.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Oración a San Francisco.

¡Seráfico Padre San Francisco, bajo cuya protección me he puesto al ingresar a la Venerable Orden Tercera de Penitencia, que instituiste para facilitar la salvación de las almas y en la que prometí el día de mi Profesión servir a Dios hasta la muerte. Yo te suplico me ayudes a ser un buen Terciario y, que seas mi medianero para con Dios Nuestro Señor y le presentes, valoradas por tus grandes merecimientos, mis pobres, tibias, imperfectas y humildes buenas obras y oraciones. Amén.

Consérvame Señor esta noche sin pecado y líbrame de todo mal.

Que Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo me bendiga y que el Santísimo Sacramento del Altar siempre permanezca en mí. Así sea.

¡Bendita sea la hora en que N. S. Jesucristo instituyó la Sagrada Eucaristía! - Bendita sea.

PAZ Y BIEN

 

RECORDEMOS NUESTRA PROFESION

Yo..... en presencia de Dios Omnipotente y a honra de la Inmaculada Virgen María, del Bienaventurado Padre San Francisco y de todos los santos, prometo observar, durante todo el tiempo de mi vida, los Mandamientos de Dios y la Regla de la Tercera Orden instituida por el mismo Bienaventurado Padre San Francisco y confirmada por los Sumos Pontífices Nicolás IV y León XIII, prometo además, satisfacer, según la voluntad del visitador por las transgresiones cometidas contra la misma Regia.

 

¿EN QUE CONSISTE LA GRANDEZA DEL HABITO DEL TERCIARIO FRANCISCANO?

La grandeza de nuestro Hábito consiste, entre otras muchas cosas desde luego, en que mucho nos ayuda a conservarnos en ESTADO DE GRACIA, y estando en este estado y llevando puesto el Hábito interior, las Buenas Obras que hacemos con la intención de servir a Dios, lo agradan más y recibirán mayor recompensa en esta vida y en la otra, que si las hiciéramos sin llevar nuestro Hábito.

Después, y esto es de la mayor importancia, que si lo llevamos dignamente nos ayudará a ser mejores cristianos, a vivir más perfectamente la Vida Cristiana, pues nos recuerda constantemente que somos Terciarios Franciscanos, que debemos manejarnos como cristianos perfectos, pues fue para ello que ingresamos a nuestra bendita Orden, y nos recuerda que para esto debemos SERVIR A DIOS, como lo declaramos el día de nuestra Profesión al contestar al Sacerdote que nos pregunta: ¿Hermano, qué pides? - Padre, pido ser admitido a la Santa Profesión de la Tercera Orden de S. Francisco, para SERVIR A DIOS en esta Orden hasta la muerte, después de lo cual, al hacer nuestra profesión decimos: "En la presencia de Dios Omnipotente... prometo observar todo el tiempo de mi vida, los Mandamientos de Dios y la REGLA DE LA TERCERA ORDEN..."

El Hábito así, nos recuerda, que debemos ante todo guardar los Mandamientos de Dios y de la Iglesia, para conservarnos en ESTADO DE GRACIA, requisito indispensable para ser grato a los ojos de Dios.

Y además de esto nos recuerda constantemente que las principales virtudes que el Terciario debe procurar tener además del SERVICIO DE DIOS, son - la Penitencia, el Amor a la pobreza, a Humildad, y la Pureza, pues la burda lana de que está hecho nuestro Hábito y su color, nos recuerdan que debemos hacer Penitencia, su falta de bordados y adornos, que debemos amar la pobreza; el color blanco de la cuerda que debemos ser castos, y los tres nudos que lleva y que representan las tres Personas de la Sma. Trinidad, nos recuerdan que estamos atados al SERVICIO DE DIOS, como nos lo indican estas palabras, que el Sacerdote pronuncia al bendecir el cordón en día de nuestra Toma de Hábito: "Bendecid, Señor, este cíngulo, y haced que vuestro siervo... reconozca la obligación de vivir dedicado a vuestro santo servicio"

 

Entendamos en qué consisten estas virtudes:

La PENITENCIA: Penitencia es lo mismo que arrepentimiento. Llevar una vida de penitencia, es vivir continuamente arrepentido de nuestros pecados. Quien está verdaderamente arrepentido de ellos procura desagraviar a Dios de sus culpas pasadas haciendo ciertos sacrificios que se llaman penitencia.

Hay que entender, que para hacer penitencia, no es necesario flagelar nuestro cuerpo, ni llevar silicios, ni las maceraciones.Hasta al Terciario Franciscano, puede hacerla, con cargar su cruz, y decir: bendecir las penas y contrariedades de la vida diaria, y ofrecerlas a Dios en satisfacción de nuestros pecados.

Nada como la vida de penitencia y la frecuencia en la Sagrada Comunión, nos ayuda tanto a vivir en ESTADO DE GRACIA.

EL SERVICIO DE DIOS: Servir a Dios, es hacer nuestras Obras Buenas y aún las indiferentes, con la intención de agradarlo, en otras palabras: por amor suyo, en su honor, en su nombre, en su Santo Servicio. El Terciario sirve a Dios guardando su Regla, y haciendo todos los actos del día con intención de agradarlo.

EL AMOR A LA POBREZA: Amar la pobreza no quiere decir que debamos ser materialmente pobres, sino que seamos pobres de espíritu, es decir, que estemos contentos con lo que tenemos, no tener afecto desordenado a las riquezas, de tal manera que si no las tenemos no las deseamos desordenadamente (fuera del orden), y si las tenemos no nos apeguemos a ellas con un afecto desordenado que nos aparte de Dios.

LA HUMILDAD: Consiste la humildad en no creerse mejor que el prójimo, en no ser pretencioso, en no ver menos a nadie, considerando que Dios nos lo ha dado y que es a Él a quien toca el honor de ellos, y que mientras más dones nos haya dado, mayor será la cuenta que tengamos que rendirle.

El soberbio, vuelve veneno contra sí mismo los bienes que de Dios ha recibido; el humilde, por el contrario, hace a Dios justicia de sus dones.

LA CASTIDAD: La castidad es la virtud que nos lleva a abstenernos de los placeres ilícitos de la carne, y de todo cuanto a ellos pueda llevarnos.

Estos placeres, que son perfectamente lícitos dentro del matrimonio, cuando van ordenados a la generación de los hijos, son por completo ilícitos entre personas que no están casadas.

Todo lo que tiene que hacer el Terciario Franciscano, para ser casto, es guardar el 6o. Mandamiento, evitar, como la Regla le ordena, las diversiones peligrosas, etc. y sobre todo esas familiaridades entre personas de sexo diferente que están actualmente tan en moda.

 

RESUMIENDO:

La grandeza de nuestro Hábito consiste, en que nos ayuda a conservarnos en ESTADO DE GRACIA, en que aumenta el mérito de nuestras Buenas Obras, en que nos ayuda a guardar la Regla y a practicar las virtudes que debe tener el Terciario de las cuales las principales son:

LA PENITENCIA, que repetimos, con la Sagrada Comunión, conserva al Terciario en ESTADO DE GRACIA y que debe practicar ofreciendo a Dios las penas y contrariedades del día en satisfacción de sus pecados.

EL SERVICIO DE DIOS, que repetimos, consiste en hacer todo los actos del día con la intención de agradar a Dios y guardar la Regla, para lo que nada nos ayudará tanto, como hacer todas las noches el Examen de Conciencia del Terciario Franciscano, que va en las páginas 6 a 8 de este folleto.

PAZ Y BIEN