"LIBERTAD I"
Meletix
Varias personas me han pedido que escriba algo a propósito de la LIBERTAD pues es un tema que siempre será de interés general y parece que en estos tiempos existe algo de confusión. Lo hago con mucho gusto y espero que le sirva a quien lo lea.
Como el acto de la libertad es una decisión que sale del centro de nuestra alma, es por eso mismo un poco difícil de entender y de imaginar. Para facilitar un poco el que se pueda entender mejor el tema que quiero tratar, voy a dar principio con ejemplos sencillos que nos vayan llevando a lo más espiritual que es donde realmente reside la libertad.
Imaginemos dos niños encerrados en un pozo seco y no peligroso, simplemente quieren salir de ahí aunque les cueste un poco de trabajo. Uno de ellos lo logra y le dice al otro que se apure, que salga y el otro le dice: no puedo.- ¿Por qué? Le pregunta el compañero y escucha: "porque estoy AMARRADO". Esto es, no tiene libertad física para moverse. Tiene deseos de salir del hoyo, lo quiere, pero no puede porque tiene unas ATADURAS QUE SE LO IMPIDEN.
La libertad en cuanto a nuestra actividad física necesita la ausencia de ATADURAS.
Existan otras ataduras que no se ven pero no por eso son menos opresoras para algunas personas. La señora "z", no se puede subir a un avión y volar en él. Sus padres, siendo ella chica, se mataron en un avionzazo, esto que digo es rigurosamente cierto. Esa persona, literalmente está atada PSICOLÓGICAMENTE, por un miedo invencible, que le impide subirse a un avión. No es libre por más que, por fuera, no se le vea ninguna ATADURA, la tiene internamente y eso la tiene paralizada PSICOLÓGICAMENTE.
En uno de los diálogos de Platón, "La defensa de Sócrates", éste cuenta que desde muy chico se dio cuenta que llevaba dentro de sí, una especie de "geniecillo" que le hablaba ANTES de hacer algo que no debía hacer, (pongamos el caso de robar algo que no le pertenecía), y él, Sócrates siempre le había obedecido. ¿Qué era eso que le decía, en algunas ocasiones, lo que NO debía hacer?. Por otro lado nunca le decía lo que sí debía hacer, ni le echaba porras si obedecía a esa vocecilla que le hablaba. Simplemente Sócrates había descubierto, dentro de sí mismo la voz de la conciencia MORAL. Esa voz que todos escuchamos, (aun cuando no siempre le hagamos caso), y que sólo nos previene, antes, de que vayamos a hacer algo no bueno, y, de no obedecer a esa voz, experimentamos un sentimiento penoso que solemos llamar "remordimiento"
Tristemente esta "voz de la conciencia", no nos ata como las cuerdas o los invisibles lazos psicológicos mencionados arriba. Simplemente nos indica el camino, el recorrerlo o no es nuestra humana libertad, que se realiza eligiendo lo que el hombre quiere.
Resumiendo, podemos decir que la libertad es la ausencia de ataduras, de amarras, "físicas, y psicológicas" o las "invitaciones morales", que nos permiten o no, elegir el bien deseado.
En otras partes de los escritos de Platón, dice, con mucho sentido común que, sin duda alguna, todos buscamos el bien, pero que el bien "justicia", lo buscan los justos, y el bien "honradez", lo buscan los honrados. Lo cual es verdad. Y eso nos obliga a pensar que, en ALGUNOS CASOS, la ética, o moral natural, puede ser por razones de cultura o tradiciones diferente a la de otras culturas igualmente respetables. Pero en nuestro caso, de creyentes católicos, tenemos una gran ayuda al haber recibido de Dios la revelación de lo que llamamos la ética cristiana o simplemente la LEY DE DIOS. Sin entrar en mayores detalles, que pudiéramos dejar para después, los católicos tenemos un código que nos enseñaron desde niños en donde a través de esa voz de la conciencia, ahora enriquecida por la Palabra de Dios, comunicada a los hombres, nos dice con claridad lo que NO DEBEMOS hacer antes de que actuemos. De esta manera los que creemos haber sido incorporados a Cristo por el bautismo, sabemos que, con la gracia de Dios, debemos esforzarnos seriamente por VIVIR conforme a nuestra fe. De manera que nos rindamos a su mandato amoroso, o como él lo dijo: "mi yugo es suave y mi carga ligera", y sobre eso seremos juzgados al final del día. Porque el que cree en su corazón y actúa conforme a la voluntad de su Señor será SALVO, esto es entrará al Reino de su Señor y gozará de Él eternamente, el que no, no.
Me gustaría mucho ahondar en por qué tenemos esa LIBERTAD, que tiene su lado de aterradora verdad, pues así como es el camino para llegar al cielo, lo puede ser para no llegar. También me gustaría comentar con los que lean esto, si esta libertad también la conservaremos en el cielo o no. Y otras muchas cosas, pero no es todavía el momento, a no ser que sea de interés para algunos y trataré de hacerlo encantado.
Espero su opinión y sugerencias. Intercambiar con ustedes lo que nos legaron los que fundaron la fe en Cristo, al nacer la Iglesia, para llegar con paz y alegría a nuestro destino final. Tratar de hacerlo es, para mí, sinceramente grato. Meletix.
"LIBERTAD II"
Trataré de seguir en esta segunda parte con el tema de la Libertad, con ánimos de que se vea un poco más claro el por qué de las molestias que se tomó Dios a través de Moisés para dejarnos un código de Ética universal.
Imaginen que el jefe de familia, (ubíquenlo en donde más les parezca), tiene por toda familia una sola hija a la que ama tiernamente, no nada más porque es su hija y es la única, sino porque está rodeada de dones que gratuitamente le dio Dios. Es hermosa, recta, suele vivir con amistad para todos aquellos que la rodean en la pequeña isla en donde vive acompañando a su padre quien está al cuidado del penal. Porque esa isla es una prisión de máxima seguridad, como dicen ahora. Ella, la hija amada del jefe del penal solo trata con un grupo de personas que no tienen nada que ver con los convictos, de entre los cuales hay mentirosos y asesinos.
Un día recibe el jefe de la isla la orden de presentarse en el continente por unos cuantos días. Teme por la seguridad de su hija. Por lo menos la engañarán y tal vez quieran matarla. Todo puede pasar. Él, que es jefe de la prisión y tiene poder de vida y muerte sobre los reos (al menos en esta isla que, a muchos, pudiera parecerles un cuento), piensa que la ÚNICA manera de proteger, en su ausencia a la hija de su amor, es dejando BIEN CLARO ciertas reglas, pocas, pero bien claras, que no tienen más sentido que la completa salvaguarda de su hija.
Así nacieron los mandamientos de la ley de Dios en su segunda parte, la que se refiere "al servicio del prójimo". ¿Por qué en vez de vivir cuestionando a Dios, molestos por la imposición de sus mandatos, no pensamos en lo que es LA REALIDAD, los mandamientos de Dios son dictados por Dios movido por el amor que tiene por MÍ que soy su HIJO, que buen trabajo le costó, crearme primero y redimirme después. Dios quiere que viva no una adopción legal que me iguale en derechos a su Eterno Hijo, Dios verdadero de Dios verdadero, no, Él quiere que viva la misma vida divina que Él vive, por naturaleza, El Hijo Eterno. No creo que sea buena idea ponerle también "peros" a estas normas de Dios que solo por amor fueron decretadas.
La próxima entrega sobre libertad, será el pensar un poco en la primera parte. Esto es en los tres primeros mandamientos que, se refieren a Dios y que como los otros siete, LIBREMENTE podemos cumplir o LIBREMENTE, podemos ignorar y despreciar.
"No nos pertenecemos nosotros a nosotros mismos, tenemos un Creador, le pertenecemos a Él".
"LIBERTAD III"
En las entregas (así podíamos llamarlas), libertad y libertad II, traté meramente de introducir el tema que nos ocupa. Ahora, poco a poco, se tratará de ahondar en las profundidades, maravillas, y riesgos enormes que conlleva el ser libres.
La presencia de ataduras nos impide vivir la libertad, lo que, por un lado nos exima de responsabilidad, pero por el otro, nos impide realizar lo que queremos. El existir, y de la manera en la que se me dio esa existencia, jamás tuvo parte alguna mi facultad de elegir. Se me impuso y nunca medió, ni siquiera mi opinión. (Cómo lleve yo, con aceptación, o disgusto mi propia realidad, es un tema, que se podría tratar cuando sea para alguno interesante), de momento es mejor seguir entendiendo qué es esta libertad y para qué, dado que es el tema de nuestro estudio.
Las facultades con las que normalmente nace un hombre tienen todas su objeto propio, o dicho de otro modo, no todos nuestros sentidos perciben indistintamente lo que conocemos del mundo material. Así los olores de las flores sólo le percibe el olfato y los sabores el gusto, a la vista, la podríamos llamar la facultad de la luz y los colores, etc. ¿Cuál sería el objeto propio de la libertad?. Primero tenemos que aceptar que la libertad es una facultad que no está capacitada para aumentar o perfeccionar el conocimiento sensorial del mundo que nos rodea, sino para descubrir el bien, oculto, en cada cosa que existe. Todo lo que es, en alguna forma, es bueno. Eso lo capta o puede captarlo nuestro entendimiento y así, presentarlo a la libertad para que ésta, y sólo ésta ELIJA. Es pues, "el bien", el objeto propio de la libertad.
Todos, como lo había mencionado Platón, buscamos "el bien", lo que nos lleva de la mano a una reflexión obvia, dado que somos y vivimos como realidades formadas de cuerpo y alma, de espíritu y materia, y por supuesto que en ambas podemos encontrar "lo bueno". Si tenemos una escala objetiva de valores sabremos que el espíritu aventaja con mucho a la materia, y como lo espiritual no se ve, resulta que lo "mejor" de lo que existe a nuestro alrededor NO SE VE, únicamente se conoce, o, al menos, se puede conocer.
Por otro lado y para bajarle tantito al tono tan austero de este asunto se debe añadir un elemento que, en forma muy clara quedó en el recuerdo de muchos pues era un anuncio de la tele que repetían sin misericordia. "Una güera salía diciendo que su belleza la había recibido de sus padres, sin mérito propio alguno, pero el que usara TAL SHAMPOO, eso era de su "libre" elección y ésta elección la había tomado (y decía – no sé que tan convencida – "porque creo que lo valgo"), y ahí está el punto que nos interesa. Lo que recibimos por creación, por transmisión o como sea, no es en sí, NINGÚN MERITO. El "mérito" está únicamente en el hecho de nuestra ELECCIÓN. Pero, también está, y hay que decirlo con pena, el "demérito" si fue mala nuestra elección.
Resumiendo: el objeto de la libertad es el "bien". Y, únicamente el buen ejercicio de la libertad, encuentra el merecimiento, o, en el triste caso, de haber elegido desordenadamente, desmerece. La capacidad de entender correctamente del que es inteligente no es ningún mérito. La belleza, en la que Dios puso ese esplendor tan ordenadamente, no es ningún mérito. Sólo el "libre" uso de los dones recibidos, dentro del orden que Dios dispuso en su obra, puede ser causa de "mérito", de lo contrario nos acarrea el "demérito".
El tercer elemento que desde la perspectiva "católica" tenemos que añadir, es, tan obvio, que hasta los que no fueron, ni pudieron ser cristianos observaban con pasmo y respeto, que lo de aquí, pasa, se acaba, no dura. Aprendieron que "somos mortales" y no se ve como escapar de la muerte que a todos llega.
La facultad del oído es la música, los ruidos, las palabras, y entre ellas está la "palabra revelada", que nos invita a "la fe", que hablando del bien y lo bueno nos alerta frecuentemente a buscar los bienes que no se acaban, aquellos que no hay quien nos lo pueda robar, aquellos que no se pueden deteriorar. Lo de arriba, es mucho mejor que lo de abajo. San Pablo decía: buscad las cosas de arriba, saboread lo de lo alto, no lo que está sobre la tierra.
Si Dios no quiso crearnos en el cielo como pajaritos, cantando la gloria de Él, sin conocer ni lo que hacemos, ni mucho menos haberlo elegido, es que quiso, que MERECIÉRAMOS, el regalo del cielo, que es "regalo y mérito". Nos falta mucho que pensar, descubrir, y decir de la libertad que posee el hombre, para, si quiere, trate de alcanzar su fin. Y entender que al alcanzar ese fin será también el fin para ese "tipo" de libertad, porque después tendremos una libertad más del tipo divino, que del creado que ahora es nuestra única arma de merecimiento.
Espero su opinión y sugerencias. Intercambiar con ustedes lo que nos legaron para llegar con paz y alegría a nuestro destino final, es para mí sinceramente grato. Meletix.
"LIBERTAD IV".
Puesto que el ser humano es una realidad compuesta de dos substancias distintas: el alma y el cuerpo, espíritu y materia, la libertad se ve solicitada continuamente de muy diversas maneras. Esta rodeada de "bienes", que aun cuando sean diversos entre sí, todos tienen sus argumentos para ser escogidos y muchos lo exigen de inmediato. Pero en el proceso natural de crecimiento del hombre es normal que se adelanten los bienes materiales, de todo tipo, para ser los preferidos, y sólo, después de ellos, y lo que es peor después también de cierto tiempo empiezan a parecer los bienes espirituales.
Todo lo que es material es percibido por los sentidos, pero para entender la bondad de las cosas del espíritu se requiere tiempo y esfuerzo.
Son pocos los individuos que a lo largo de la historia, con la sola luz natural de la razón, han entendido que lo bueno que guarda en si lo que es espiritual es mayor, sin ser sensible, a la bondad que se descubre en la materia.
Uno de los más grandes dones del Cristianismo fue descubrirnos que no le sirve de nada al hombre "ganar todo el mundo si, por eso, pierde su alma". La otra aportación, no menos grande, fue recordarnos que, en el camino hacia Dios, nuestro origen y destino final, no estamos solos, estamos rodeados por quienes NO QUIEREN que lo logremos. (Tristemente en la actualidad son muchos los que ya no quieren creer en la existencia del maligno, sea cual fuere el nombre que se le quiera dar. Pero ese ser creado, casi perfecto, libre, escogió rechazar a Dios. Su determinación, contra el fin mismo de su la Creador fue respetada. Y a partir de la presencia del hombre en la tierra, todo el cuidado del demonio y sus seguidores está en tratar de perder al hombre.)
Militia est vita hominis super terram, traducía al latín San Jerónimo en su vulgata. La idea es exacta. "La vida del hombre en la tierra es una guerra". Puede haber traducciones más perfectas o diferentes de esa frase hebrea, la idea, difícilmente puede superarse.
Vivir sin temer a las fieras, ni recoger las flores, sólo puede lograrse si caminamos acompañados de Aquel que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. La libertad es escoger, elegir, entre lo que es bueno para mí, APARENTEMENTE, y lo que es bueno, a secas, y me lleva al BIEN Verdadero para siempre. De esa manera al bien aparente le podemos llamar, con fundamento, algo malo para nuestra alma, a su contrario, el camino de la fe es lo que ES BUENO para el alma. Claro la fe es oscura, es verdad, pero con esperanza y amor, si se le trata de practicar, no se le encuentra tan desagradable. Busca y verás qué Bueno es el Señor.
Podemos ahora definir la humana libertad, como "la capacidad de escoger entre el bien y el mal". Esta jamás la podremos aplicar a Dios. Esta actitud es contraria Él.
La libertad propia de Dios que, nosotros tendremos cuando finalmente lo veamos cara a cara, se puede definir como la "adhesión consciente al Bien"
Ver a Dios y perder la capacidad de elegir, es todo uno. En el cielo nadie que contemple Su rostro tendrá esa libertad de elección la que arriba hemos hablado. Allá en el cielo aun cuando nunca paremos en ese adentrarnos cada vez mas adentro en su espesura, ya no tendremos merecimiento alguno. El penetrar más en su Misterio, allí, en su regazo será vivir en necesaria actitud mucho mayor que la que tienen las piedras de reposar sobre la tierra. El merecer, está aquí, peregrinando hacia Él, recorriendo las alegrías y las tristezas, las luces y las tinieblas, que con sus diferencias, todos tenemos.
¿No será descortés preguntarnos si Dios, en su decisión de Crear, se adhirió al BIEN, ejerciendo su libertad, como dijimos arriba?. Yo no creo que sea descortés. Al contrario, me parece que lo dice claramente la Biblia en varios lugares. ¿Cómo podrá nadie pensar que Dios al elegir, decidir, considerar, o lo que sea, hubiera podido haberlo hecho SIN PENSAR EN SU HIJO ETERNO, EL VERBO, SU IMAGEN.? En Él, en su Hijo Eterno tiene puestas TODAS sus Complacencias. Y por eso, en su Hijo, gozaremos también nosotros del Eterno Amor de Dios. "Y sin Él no hizo nada de cuanto fue hecho", Él su Hijo Eterno, es el Máximo Bien de Dios y de lo que exista y pueda entender. Eso, nos confirma San Juan en el prólogo de su Evangelio.
Deseo desde lo más profundo de mí que el creyente en Cristo descubra cada vez más claramente que el ir a Dios, el tratar de ir a Dios, libera y descubre la Verdad en nuestros corazones.
Meletix
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